Daniel Albarracín. Sep. 2013
• ¿Ves posible/necesario un control
ciudadano de los sectores públicos, que no esté sólo en manos de funcionarios
y/o el estado?¿cómo hacerlo?
Sí, eso supone establecer un control popular de
ciudadanía usuaria con comisiones elegidas por asambleas que se sienten en las
mesas de dirección del sector público, junto a representantes políticos y de
los y las trabajadoras.
• La educación pública no está garantizando
una adecuada formación para la sostenibilidad. ¿Cómo habría que tratar desde lo
público-estatal a proyectos que sí van en esa línea?
Parece imprescindible incluir en los temarios
esta preocupación tanto en las materias de ciencias naturales (innovación para la sostenibilidad,
conocimiento de los ecosistemas y de la biosfera) como de ciencias sociales
(reorganización de la vida social, productiva y de consumo para la
sustentabilidad).
Es razonable, pero para eso es preciso una
reforma tributaria intensa, y un modelo de gasto no constreñido por políticas
de austeridad, así como cuestionar la losa de la deuda.
• El modelo sanitario actual es paliativo y
altamente intensivo en recursos materiales ¿habría otro modelo sanitario que
cambie estos parámetros? ¿cuáles serían sus características?¿cómo repercutiría
en el empleo en ese sector?
Un modelo sanitario sostenible debe basarse en la
atención primaria, la medicina preventiva y un cambio de los hábitos de vida
diarios que reduzcan el riesgo de enfermedad o morbilidad. Se trata de
focalizar la salud como bienestar integral (social, corporal, mental, etc…) en
el modo de vida diario, y no como mero evitamiento de la muerte o la
insensibilización del dolor.
Sin embargo, parece aconsejable que ante ciertas
enfermedades o problemáticas hubiese hospitales que pudieran hacerle frente.
Ahora bien, se trata de desarrollar una modelo sanitario de proximidad, personalizado
y preventivo, y no hospitalcentrista como el que hay ahora, que es precisamente
un modelo “industrializado” altamente dependiente de instrumental médico
insostenible a gran escala.
Cuidados
• ¿Cuánto tiempo de vida se dedica a las
tareas de cuidados?
Se destina cada vez un tiempo menor. Además de
manera muy desigual. Mientras que las clases altas pueden pagar estos servicios
disfrutando de ellos en mayor medida, las clases populares no pueden más
recurrir a su autoprovisión, en gran medida proporcionada por mujeres. Entre
los perjudicados de este modelo están las personas ancianas, enfermas, y el
colectivo infantil, entre otros. Habría que dedicar más tiempo a esta dimensión
y repartir mejor los trabajos destinados a este efecto, con una expansión de
servicios públicos (escuelas infantiles, modelo sanitario de atención primaria
y preventivo, atención a la dependencia, residencias de ancianos, etc…) y un
reparto mejor entre hombres y mujeres de estas tareas imprescindibles.
• ¿Es viable como estructura
económica-laboral que los trabajos de cuidados estén mejor o igual pagados que
los de otros sectores?¿bajo que condiciones?
Hay que distinguir. Los trabajos desarrollados en
el ámbito familiar deben ser mejor repartidos, pero no necesariamente remunerados,
salvo que se provean por profesionales de la ayuda a domicilio, la limpieza o
la atención personal. En el ámbito de los servicios públicos (o, en su defecto
privados) deberían ser remunerados como cualquier otro trabajo de valor
equivalente. Esto supone reordenar el valor que asignamos a los diferentes
trabajos, en función de su dificultad, cualificación, necesidad y demanda
social.
• Cuando hablamos de cuidados ¿es posible
en nuestra cultura incorporar la necesidad de cuidar de manera efectiva e
igualitaria a la naturaleza y resto de seres vivos?
Debiera ser. El ecofeminismo así lo defiende. Sin
la base de la vida no hay posibilidades para la vida humana. Sin dignidad para
la naturaleza la vida humana será indigna.
• ¿Qué propuestas normativas se pueden
hacer para que sea una realidad el reparto entre sexos del trabajo de cuidados?
Quizá el cambio no sea meramente normativo. Pero
también debemos contar con él. En primer lugar, se trata de actuar en el ámbito
laboral. Las mujeres deben acceder, promocionar y disfrutar de condiciones
laborales iguales que los hombres. Si hubiese una mayor inserción, en
condiciones dignas, de la mujer al ámbito laboral, sería más fácil que hombres
y mujeres no se encuentren ante dilemas del reparto del trabajo doméstico en
términos desiguales. Pero no basta, es necesario impulsar modelos de
convivencia antipatriarcales, culturalmente igualitarios (sin impedir el
reconocimiento de las diferencias). Para comenzar, una buena idea es la de
promover un permiso igual personal y no transferible de cara al periodo de
crianza, un permiso p/marental igualitario (PPINA), por un periodo de 6-12
meses, consecutivo para los dos progenitores o tutores.
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