20/10/13

Entrevista incómoda sobre la energía: sindicatos y ecología (3)


 





 Daniel Albarracín. Sept.2013
 
Energía
¿Que posibilidades y previsiones hay de que las renovables cubran la producción de electricidad para 2030? ¿Y para el conjunto del consumo energético, no sólo el eléctrico?

Esto depende de decisiones políticas y de un cambio del medio socioeconómico. En las actuales perspectivas, las propuestas de la UE no son sólo muy limitadas (20%) sino que finalmente el modelo de estímulos ecoliberal establecido reducirán su alcance mucho más. Únicamente cambios sociopolíticos profundos podrán conducir a una cobertura de esa naturaleza y envergadura.

¿Cual es el potencial de empleo de renovables frente a convencionales?

El potencial de empleo puede ser muy amplio. Las estimaciones hasta ahora desarrolladas se limitan a empleos verdes integrados en el sistema industrial capitalista, y aunque son importantes, no contemplan otro escenario. Pero en la perspectiva y la urgencia de transición energética inmediata, la creación de empleo en este ámbito debería ser fortísima, porque supone no sólo empleos de mantenimiento y perfeccionamiento, sino de generación de infraestructuras básicas masivas. Si bien, este escenario exigiría, como decimos, un cambio revolucionario hoy por hoy por construir.

En las previsiones de expansión de las renovables ¿tenéis en cuenta la escasez física de muchos materiales que se utilizan en los sistemas de captación?

Las medidas que se plantean, en clave de capitalismo verde, incluyen medidas de captura de carbono (y acumulación subterránea cerca de la litosfera del CO2 generado), desarrollo de agrocombustibles, expansión de centrales térmicas de ciclo combinado (gas) o desarrollo del coche eléctrico. También hay fuerzas que quisieran incluir entre ellas a las centrales nucleares, algo que sería inaceptable por los peligros que acarrean. Estas medidas desacelerarían la destrucción de un cambio climático acelerado, pero no lo impedirían. Además, su introducción, al igual que otras fórmulas renovables más sostenibles, estará pautada al ritmo de los negocios y la rentabilidad, un proceso harto lento y contradictorio. En el caso de la energía nuclear, además, las reservas de uranio son de apenas 80 años. El gas, más o menos también. Son fuentes que alargarían la vida ante la escasez venidera de fuentes fósiles como el petróleo (aunque el Peak oil pueda retrasarse, merced a la obtención de nuevas fuentes degradadas de yacimientos fósiles, nuevos yacimientos ante el deshielo, etc…). Las renovables del “capitalismo verde” ocasionan nuevos problemas, y sólo permiten ganar tiempo para el problema de escasez energético. No reducirían la emisión de gases de efecto invernadero, mientras no se acabe con el sistema tradicional. La captura de carbono puede generar trastornos tectónicos a largo plazo. Los agrocombustibles, si son un monocultivo local, generaría problemas de hibridación con transgénicos, de biodiversidad y de problemas alimentarios. Los coches eléctricos también exigen consumo de materiales a gran escala y seguramente el vehículo privado sería difícil de generalizar si se plantean unos límites ecológicos razonables.
Las energías renovables sostenibles suponen también impactos de infraestructura (un molino o un panel consume materiales, también), y para ser eficientes supone una reorganización social y urbana de grandes proporciones. Además, su producción energética media es menor que la de base fósil, lo que conduciría a unos niveles de vida que no pueden suministrar los mismos consumos materiales. Sin embargo, la emergencia del cambio climático, las hacen las únicas candidatas para disponer un planeta habitable en las próximas décadas.

¿No es peligroso desde el punto de vista democrático un modelo eléctrico muy centralizado y dependiente de la tecnología?

La tecnología no puede ser una varita mágica. Los cambios han de ser tanto políticos, culturales, económicos, laborales como de organización de la vida social. Las economías sostenibles han de ser proximidad, para reducir los gastos energéticos del transporte. Pero eso no equivale a volver al mundo rural, aunque en muchos casos sea interesante hacerlo. Para poder suministrar una vida digna a la población actual (que en un futuro deberá contener su crecimiento) son precisas las ciudades, para que las economías de escala de instalaciones de, por ejemplo, paneles solares en los techos de los edificios, sean suficientemente eficientes y den prestaciones de cierta masividad. Es muy probable que algunas ciudades sean inviables, y que deben desarrollarse nuevas, de tamaño medio, bien interconectadas por tren o barco, en nuevas localizaciones donde haya acceso a condiciones naturales que proporcionen suficiente energía y base material para una vida. Eso supone volver a nuevas realidades urbanas medianas en la cercanía de los ríos, de los bosques, de las montañas, del mar, o lugares soleados o con grandes vientos. Espacios que no estén alejados de ecosistemas vivos a los que se respete, para apostar por la cercanía a la naturaleza minimizando el impacto de los transportes, y que tengan acceso a fuentes de energía suficiente y renovable.

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