6/12/18

Tras las elecciones andaluzas: ¿Qué cordón sanitario?.


Hay algunas lecturas que se están propugnando tras las últimas elecciones andaluzas, que introduce por primera vez en mucho tiempo el miedo a la extrema derecha como eje de actuación, y plantear un cordón sanitario a estas formaciones en los parlamentos en el Estado español. 

En mi opinión, me parece error postular estrategias que se basan en el miedo a la extrema derecha. Sin banalizar ni normalizarla, dando respuesta en los hechos ante sus abusos cuando se produzcan, hay que focalizar en las políticas de los grandes partidos que han dado alas a discursos reaccionarios, levantando una guerra de banderas, que, junto al hartazgo de una parte de la población, han generado un paquete explosivo en términos políticos. Hay que hacer responsable a quien hizo políticas que propiciaron el hartazgo o la decepción de la población, o que alineo su política con la reacción, abriéndole la puerta a aquellos que se oponen al progreso y la democracia. En este sentido, cualquier tentación de hacer cordones sanitarios que conduzcan a pactar males menores nos llevará al mal mayor a medio plazo. El cordón sanitario debe establecerse con determinadas políticas, discursos y prácticas, vengan de donde vengan, porque, en realidad VOX no es más que su expresión más extrema, y sus postulados ya estaban presenten en otras formaciones y grupos sociales a los que representan, ahora fuera del paraguas del PP.



Llega un periodo marcado por la resignación y cinismo, un proceso de polarización social en su forma más degradada, sujeta a la despolitización y la antipolítica (la protesta individual, o de agregación de individuos en torno a banderas abstractas). La forma de convertir esa polarización en algo transformador es volver a sostener esa relación orgánica y material con la sociedad civil, la discusión de las ideas, haciendo frente al discurso neoliberal y autoritario de los partidos del régimen, así como a la reacción en la práctica diaria para que el ejercicio de discriminación de colectivos, minorías, mujeres, grupos vulnerables y grupos con opciones alternativas, no se extienda. Una polarización que radique en otras ideas, otras formas de relación, en la solidaridad material sostenida, atendiendo a las necesidades sociales, que, con su fuerza, minoricen a las élites que ya han perdido el pudor y agitan las ideas más reaccionarias, para remover la nostalgia, el miedo a lo extraño, o por la ilusión a que la llegada de un nuevo grupo de poder cambiará su situación.

En suma, la clave no está en formar frentes populares que nos obligan a renunciar a nuestras aspiraciones políticas y a aceptar medidas contenidas para incluir a los llamados "demócratas". Se trata, por el contrario, de formar dinámicas de frente único frente a las medidas autoritarias y en aras de promover aquellas a favor de la democracia y la justicia social, medida a medida, sin comprometernos a aceptar alianzas con aquellas formaciones que, en última instancia, son responsables de las causas que originan estos movimientos extremistas y que, en suma, no tienen ninguna voluntad de pararles los pies, porque al fin y al cabo su extensión favorece a las élites a las que ellos obedecen.

2/12/18

Una alternativa al Marco Financiero Plurianual de la Unión Europea para 2021-2017.



Daniel Albarracín. 29/11/2018
Publicado en la Revista Sin Permiso 

La política y los discursos se quedan en nada si no se materializan en prácticas y recursos con un sentido concreto.

El Marco Financiero Plurianual de la UE nos recuerda, con frialdad, el lado material de la política. En él, se retrata la vocación práctica de la UE en su política concreta, al encuadrar, delimitar en volumen y transferencias internas los capítulos presupuestarios a medio plazo. No se trata, como suele presentarse, de un ejercicio de planificación presupuestaria para siete años, sino precisamente lo contrario: un corsé para limitar la acción política de la Unión, cuanto menos en lo que concierne a las políticas prácticas.

La Unión Europea es, en resumidas cuentas y, sobre todo, un espacio de concertación y de legitimación de las políticas de las clases dirigentes europeas. Unas políticas que sobre todo se aplican a nivel nacional, y la Unión establece el paraguas para facilitar la implantación de políticas neoliberales.

Como decimos, el Marco Financiero Plurianual impone al menos dos techos a la expansión de los presupuestos europeos, y lo hace para un plazo de 7 años, nada menos.