A. Ferrero
El riesgo de contagio de la crisis en Grecia es más elevado de lo que creen numerosos analistas, debido a la interrelación de las economías que componen el mercado único de la Unión Europea, en opinión a Sputnik Nóvosti del economista y miembro del Comité de auditoría de la deuda griega Daniel Albarracín.
"El riesgo de contagio no es una hipótesis, es un hecho", afirma.
Según explica a esta agencia "cuando la bolsa cae, cuando el euro se devalúa, cuando los especuladores, si la moneda única muestra flaqueza, pueden ir contra el siguiente país con dificultades, o cuando un potencial impago puede impactar en el 2% del PIB europeo, eso es una consecuencia directa de la interrelación de economías de una misma región-mercado como es la europea".
Este experto cree que el referendo se celebra en un contexto de acentuada incertidumbre.
Agrega que "el acoso mediático va a ser atroz".
"Lo que está sucediendo es que el Gobierno está tomando decisiones y actuando con claridad", explica el economista.
En este intervalo de tiempo, "que es lo que presumiblemente querría Tsipras", es posible que se alcance "un nuevo acuerdo menos duro, que pueda incluir una reestructuración, tal y como pide EEUU", estima.
"Pero antes de eso incluso habrá de avisar a su población, porque el reto es muy grande, y la población griega muy diversa", puntualiza.
El
experto recuerda a esta agencia que han "apoyado el referendum Syriza,
ANEL (socio de coalición) y Amanecer Dorado (extrema derecha); mientras
que el KKE (comunistas) se ha abstenido y se oponen To Potami (centro),
PASOK (socialdemócratas) y Nueva Democracia (conservadores)".
"Hay que ser creíbles con los que no son los tuyos y convencer a los
tuyos ante lo que serán meses muy difíciles para levantar algo sólido",
destaca.
Albarracín considera que la situación hace difícil un pronóstico claro.
"Podemos ver un escenario de convivencia de diferentes formas de dinero, en un momento donde su base fiduciaria estará en entredicho", asegura.
Con todo, "habrá que valorar en los próximos meses si merece la pena configurar un Banco central y una nueva moneda, si es que finalmente el euro deja de fluir por el territorio heleno".
Según explica a esta agencia "cuando la bolsa cae, cuando el euro se devalúa, cuando los especuladores, si la moneda única muestra flaqueza, pueden ir contra el siguiente país con dificultades, o cuando un potencial impago puede impactar en el 2% del PIB europeo, eso es una consecuencia directa de la interrelación de economías de una misma región-mercado como es la europea".
Este experto cree que el referendo se celebra en un contexto de acentuada incertidumbre.
"Realmente estamos aguardando al tipo de
pregunta concreta bajo la que se seguirá el referendum", dice, "con la
retirada de la última propuesta del Eurogrupo, la pregunta queda en el
aire: no es lo mismo consultar sobre la última propuesta, que sobre la
penúltima, que si sobre el alcance de una moratoria, una
reestructuración, una suspensión de pagos o un impago".
Para
Albarracín, "el Eurogrupo quiere trasladar el debate acerca a la
pertenencia a Europa, en términos simbólicos, para polarizar a la
población griega".
"En estos días vamos a ver mucha desestabilizacón social y política y
el control de movimiento de capitales, necesario desde hace tiempo, va a
dar un nuevo escenario en esta semana", señala.Agrega que "el acoso mediático va a ser atroz".
"Lo que está sucediendo es que el Gobierno está tomando decisiones y actuando con claridad", explica el economista.
En este intervalo de tiempo, "que es lo que presumiblemente querría Tsipras", es posible que se alcance "un nuevo acuerdo menos duro, que pueda incluir una reestructuración, tal y como pide EEUU", estima.
"Pero muchas cosas se han roto, y cuando se
rompen estos hilos frágiles de la confianza a veces es irreversible",
matiza Albarracín, para quien la "actitud del Eurogrupo ha sido
escandalosamente mafiosa y a el Gobierno griego, tras las dudas y una
actitud razonable, se le ha agotado la paciencia".
El economista describe el referendum como "una prueba de soberanía".
Dependiendo del resultado, "Tsipras habrá de intervenir el sistema
bancario, decidir qué modalidad escoge para ver quién asume la
insolvencia del sistema financiero griego (depositantes, acreedores o
accionariado, o rescate a costa del sector publico), si querrá contar
con una banca pública o rescatar una privada; si va a emitir pagarés
para pagar al funcionariado, pensionistas y proveedores del Estado; si
va a poner en circulación dinero electrónico para transacciones básicas;
si va a abrir acuerdos financieros con los BRICS, con qué alcance y a
cambio de qué; si va a iniciar una reforma fiscal y un plan de
inversiones que tardarán en dar sus frutos; qué tipo de relaciones
mantendran con la UE y/o con algunos de sus países, etcétera"."Pero antes de eso incluso habrá de avisar a su población, porque el reto es muy grande, y la población griega muy diversa", puntualiza.
Albarracín considera que la situación hace difícil un pronóstico claro.
"Podemos ver un escenario de convivencia de diferentes formas de dinero, en un momento donde su base fiduciaria estará en entredicho", asegura.
Con todo, "habrá que valorar en los próximos meses si merece la pena configurar un Banco central y una nueva moneda, si es que finalmente el euro deja de fluir por el territorio heleno".
Mientras tanto, "el Gobierno debe acaparar el
euro para las transacciones internacionales y facilitar mecanismos de
transacción para que la economía interna funcione".
"Es viable, pero será muy difícil", concluye.
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