La precariedad y su dimensión internacional: unos apuntesFebrero de 2006. Daniel Albarracín
Este texto es un instrumento al servicio de la comprensión de la naturaleza internacional de la precariedad de las condiciones de vida, trabajo y empleo, de las clases subordinadas, en el marco de la reflexión que estamos realizando en el Seminario sobre precariedad. No tiene pretensión de ser un texto acabado, sino ser tan sólo un modesto soporte para introducir la discusión en el seminario.
Hasta ahora hemos revisitado la problemática de la precariedad dando cuenta de la diversidad de situaciones categorizables como precarias, sus diferentes dimensiones; hemos visto distintas experiencias de sujetos concretos que se encuadran en unas condiciones de vida precarias, todas ellas muy diversas; hemos estudiado las transformaciones normativas y de modelo de empleo en el contexto del Estado español; hemos apuntado a la relación salarial como el centro civilizatorio que determina y origina las diferentes situaciones de vulnerabilidad de las clases trabajadoras en nuestro país. Llegado a este punto, es de paso obligado mirar más allá. Si la relación salarial y la relación mercantil, dentro de un Estado burgués y una economía capitalista, son las bases de nuestro modelo socioeconómico, estos no se entienden debidamente si no es en un contexto histórico, y a una escala planetaria. El capitalismo, en suma, es mundial. Su despliegue concreto es el fundamento condicionador de las realidades regionales y concretas, un capitalismo que en nuestra época adopta rasgos propios y que debe analizarse por sí mismo.
En primer lugar, tenemos que tener presente que, el estado de la onda larga de acumulación capitalista, es uno de los principales factores objetivos del desarrollo socioeconómico. Se trata de ciclos de corto, medio y largo plazo, en los que se suceden las fases de los resultados de explotación, apropiación y reproducción socioeconómica de una sociedad capitalista. Las acumulaciones capitalistas, dependientes sobre todo de la lucha de clases, también tienen un funcionamiento contradictorio condicionado por la presencia de una potencia dominante, las dependencias económicas internacionales plasmadas en la formación de mercados internacionales, la formación estatal y el resto de instituciones de un país que concretan los modos de apropiación del producto social, el estado y expectativa de la tasa de beneficio —dependiente de la tasa de explotación y la composición orgánica del capital— de clara naturaleza sociotécnica (relación salarial, desarrollo, accesibilidad, control y aplicación tecnológica y energética, etc...), y otros factores históricos que puedan producirse.
La onda larga actual atraviesa su fase de ralentización, desde los años 70, y la tasa de rentabilidad no remonta lo suficiente para iniciar una etapa de gran prosperidad, a pesar de las agresiones a las que hemos asistido. La burguesía intenta obtener estas condiciones de rentabilidad (que necesitan una velocidad de crecimiento mucho mayor de la tasa de explotación sobre la tasa de crecimiento de la composición orgánica del capital) a través de:
una rearticulación de la división internacional del trabajo que desacelere la composición orgánica del capital (la relación entre valor del capital constante – coste de maquinaria, materias primas, edificios, etc.- y capital variable -coste de la fuerza de trabajo-) en el centro capitalista y aumente la dimensión y vigor del mercado mundial en nuevas colonias semiperiféricas. Al tiempo que se sigue expoliando a la periferia, a veces recurriendo a acciones bélicas, especialmente en torno a materias primas estratégicas (energía sobre todo).
Romper las conquistas obreras en el centro mundial, mediante políticas de incremento de las exigencias en la intensidad del trabajo, la jornada laboral; reducción de la protección social; así como la moderación salarial generalizada y la segmentación de las condiciones y estatus de asalariado en los mercados de empleo. Esto contribuiría a aumentar la tasa de explotación.
Ampliar la integración sostenida de mercados regionales amplios para hacer posible el despliegue de una acumulación capitalista constante o creciente. Para ello seguirá imponiendo y generalizando las reglas de la economía de mercado capitalista a mayor escala. Actualmente a escala de amplio bloque regional y sus periferias dependientes.
Ni que decir tiene que el factor subjetivo, la hegemonía ideológica, la influencia y articulación de los actores sociales en organizaciones, su determinación y programas, constituye una dimensión clave que ahora no nos ocupa, por falta de espacio, y que es el material que orienta el sentido de las luchas de clases. Estas notas tan sólo tratan de apuntar, someramente, las dimensiones internacionales que tienen consecuencias directas sobre la precariedad de las condiciones de vida, trabajo y empleo, de las clases dominadas.
Hagamos el análisis en dos planos a través del análisis de cada dimensión a tener en cuenta: uno que refleje el concepto apropiado para el análisis de fenómeno tan complejo; otro que trate de indicar la situación concreta de su realidad.
- La división internacional del trabajo.
Según se ha extendido el capitalismo como modo de producción a escala planetaria las diversas unidades productivas, regiones y países se han especializado en un tipo de actividad. No obstante, esta división, que podría imaginarse funcional, cooperativa y armónica, tal y como trata de argumentar la teoría de las ventajas comparativas de David Ricardo, que cree que sería mutuamente beneficiosa para los actores participantes en el mercado, es, por el contrario, desigual, desequilibrada, asimétrica y muchas veces disfuncional. De modo que se muestran diferentes situaciones que favorecen la acumulación capitalista de los actores con mayor poder de mercado, y por otro lado, los actores con una situación desventajosa en el intercambio y en su posición ante el mercado se encuentran con que el esfuerzo que aportan es sistemáticamente expropiado, y para mantener su posición han de someterse a condiciones cada vez más difíciles. Es por lo que se suele afirmar que las ventajas, y el desarrollo de unos, conducen al arrollo y empobrecimiento de los otros. ¿Cómo ejercen su poder de mercado las empresas, regiones y países aventajados?:
a) Imponiendo precios a través de acuerdos bilaterales o acuerdo multilaterales. Los países y multinacionales presionan o imponen reglas fiscales (aduanas, aranceles, etc…) que impiden competir en igualdad de condiciones.
b) Ejerciendo su condición, bien de proveedor bien de comprador o distribuidor casi exclusivo –y excluyente-, para obligar a las condiciones de entrega, requisitos del producto, tiempos, plazos de pago, etc…del productor directo.
c) Obligando al uso de tecnología propia del mercado final generando dependencia del comprador e impidiendo un desarrollo autocentrado.
d) Siendo propietario directo de la unidad productiva, en otro país, región o empresa, para realizar flujos financieros, comerciales y de precios internos que favorezcan fiscalmente a la parte aventajada, a través de trasvases contables ficticios.
e) Llegando y copando primero mercados decisivos, impidiendo la entrada de competidores con un punto de partida no estratégico.
Suele afirmarse que la ley de oro de la economía de mercado es la competitividad. Según esta, la presión en el mercado producida por la presencia de competidores exige a una mejora continua en todos los aspectos productivos (costes, innovación, precios, calidad del servicio). Pero, como hemos podido comprobar, la competitividad no garantiza ni la mejora continua de la eficacia, ni de la productividad, ni mucho menos de unas condiciones de competencia que muchos quiméricamente siguen reclamando. La regla en vigor más potente de la economía de mercado son el uso y abuso de las ventajas absolutas por actores productivos, corporativos y comerciales mono y oligopolistas. Las reglas del comercio, los tipos fiscales y los aranceles, los tipos de cambio, y las políticas monetarias y financieras están al servicio de las ventajas de las potencias internacionales –coaligadas en bloques regionales, dentro de los cuales hegemonizan Estados concretos- y las empresas multinacionales. Es lo que viene en llamarse un desarrollo desigual, que viene a ser como que las ventajas de unos potencian su desarrollo capitalista, y las desventajas de otros no hacen otra cosa que ver como se agregan obstáculos cada vez más importantes..
El esquema básico de la DIT actualmente, se puede caracterizar diferenciando las zonas de desarrollo internacionales (centro, semiperiferia y periferia).
• Las potencias del centro se especializan en la ingeniería de diseño tecnológico, en la gestión y control de procesos productivos en el país propio y en las industrias localizadas fuera de sus fronteras, así como en industria del consumo, pues supone el mercado de mayor volumen y capacidad adquisitiva.
• En la etapa reciente gran parte de la industria, especialmente aquella que funciona bajo un régimen fordista, no estratégico, y en ocasiones auxiliar, se está relocalizando en la semiperiferia (países del Este europeo, India, China, etc…).
• La producción de materias primas se sigue realizando sobre todo en la periferia (minería, energía, etc…).
- Bloques regionales
El capitalismo contemporáneo no ha consolidado un mercado mundial plenamente único, integrado y unificado. Aunque la tendencia en los últimos siglos ha sido una aproximación a esta posibilidad, los circuitos de intercambio y producción aún están troquelados y tienen canales definidos. Todas las unidades de producción intercambian pero siguen reglas institucionalmente establecidas y mantienen lazos internacionales limitados y selectivos. Puede afirmarse que los mercados nacionales resultan al día de hoy pequeños para el funcionamiento del capital a una escala que le sea apropiada. Se han formado grandes unidades de mercado regionalmente integradas, al menos parcialmente, en los que los intercambios son más intensos, por ejemplo:
- ASEAN en Asia.
- Tratado de Libre Comercio (Canadá, EEUU, México), y quizá el ALCA en un futuro para muchos países de América.
- Aunque aún en fases iniciales, el MERCOSUR.
- La Unión Europea.
Las barreras a los intercambios, a la movilidad de capitales, se han hecho menores dentro de estos bloques, si bien, las mismas siguen siendo muy significativas entre los mismos. Cada bloque trata de desarrollarse y hegemonizar el mercado mundial a costa del resto.
Las disputas de reglas comerciales, el ejercicio de políticas monetarias determinadas (tipos de cambio, monedas-divisa, tipos de interés, áreas de influencia financiera) son algunos de los instrumentos de competitividad entre dichos bloques. Para mejorar la posición de cada bloque estos también recurren a otras políticas que son de gran envergadura:
Detentar un papel diplomático y de influencia geoestratégica militar importante en áreas clave a escala mundial. Para ello se desarrollan alianzas militares, y organismos financieros internacionales que sustenten dicha influencia, propicia para la rentabilidad y acumulación capitalista, especialmente de las potencias más consolidadas.
Desarrollar políticas macroeconómicas internas estables para favorecer la acumulación capitalista regional, cuyos mejores indicadores de seguimiento son: tasas de beneficio, crecimiento económico, etcétera. Para conseguir un marco estable y favorable a la acumulación capitalista desarrollan políticas económicas caracterizadas por:
a) Una política cambiaria estable y creíble de su moneda de referencia, para posicionarla como divisa internacional de reserva, y para obtener la fidelidad y la atracción de los inversores financieros internacionales. Controlar la inflación, y mantener una línea
b) Una política fiscal favorable al capital, ejerciendo un peso fiscal cada vez mayor sobre los salarios y el consumo.
c) Una política de inversión selectiva y rentable, así como un recorte de las políticas de gasto social.
d) Integrar los mercados regionales, favoreciendo las infraestructuras que aceleren la rotación del capital y los intercambios.
e) Liberalizar los movimientos de capitales y mercancías y condicionar los de trabajadores y de personas.
f) Desmantelar las áreas del sector público desmercantilizadoras, y privatizarlas para incrementar las áreas de actividad económica rentabilizables. Evitar que el sector público interrumpa el funcionamiento del mercado con déficits excesivos, o con intervenciones en esferas que son “propias” de la economía privada.
Ni que decir tiene que, en el marco de la UE, las políticas Macroeconómicas obedecen a estos criterios, así como sus instrumentos: el papel del BCE, las vías de instauración del Euro, y el Plan de Estabilidad. A su modo, otros bloques regionales internacionales siguen una política afín, siempre y cuando se haga con el propósito de ganarle la partida al bloque adversario.
- El capitalismo y el mercado tienen sus instituciones propias: Estados y Redes de Empresas transnacionales, los instrumentos de la burguesía.
Frente a la idealización de un mercado limpio, de competencia perfecta, los mercados están fuertemente regulados para hacer posible su funcionamiento y el concurso de empresas-red transnacionales. Los Estados juegan a su servicio, sin poner demasiadas trabas –salvo en casos límite- a las prácticas oligopólicas y monopólicas. Empresas transnacionales presionan a los Estados-Nación. Las oligarquías que detentan el poder en el sector público a veces proceden del sector privado y viceversa, condicionando seriamente la vida política de democracias formales de baja intensidad. La burguesía está instalada, sobre todo, en estas corporaciones públicas y privadas. Estas instituciones se instrumentalizan para presionar a las clases subordinadas a que trabajen más por menos, y a la ciudadanía en general, prestarles condiciones de reproducción social a un coste menor, para destinar dichos fondos a subvencionar al capital o abaratar sus costes.
- Organismos mercantiles, financieros y militares internacionales
Si no fueran por sí mismas suficientes, las instituciones públicas estatales y las empresas-red, las potencias hegemónicas, y las diferentes burguesías nacionales, han impulsado organismos internacionales militares, mercantiles y financieros para garantizar que sus reglas de juego se acepten a escala mundial. Pongamos por ejemplo, instituciones que no debemos perder de vista, entre otros:
. Organismo Mundial de Comercio. Promueve el libre comercio, especialmente entre los países más vulnerables, para que los países poderosos puedan vender en aquellos mercados mientras estos mantienen muros de aranceles, restricciones a los productos extranjeros, subvenciones proteccionistas y reglas fiscales favorables a los capitales regionales. Es decir, para que las gallinas quiten las verjas y dejen entrar al lobo.
. Fondo Monetario Internacional. Promueve la estabilidad cambiaria internacional, otorgando lucrativos créditos para sostener divisas en crisis, al tiempo que impone políticas de ajuste estructural que arruinan Estados y pueblos, y hace cargar todo el peso sobre las espaldas de los trabajadores (mediante recortes salariales, ajustes en la protección social, mediante incrementos de impuestos).
. Banco Mundial. Promueve el desarrollo de la economía de mercado en países periféricos, otorgando créditos para iniciativas empresariales locales, infraestructuras etcétera, con el objeto de consolidar el mercado capitalista, la llegada del capital extranjero, y la imposición, al igual que el FMI de políticas de ajuste estructural.
- El capitalismo tiene redes y circuitos que enlazan a larga distancia, pero entre medias hay regiones desconectadas y vulnerables.
La globalización capitalista tiene efectos sobre los pueblos y territorios a modo de una Glocalización. Se entraman circuitos de intercambio, con una figura comparable al viejo capitalismo “hanseático” (la Hansa) medieval, pero ahora más tupido mercantilmente, entre regiones dadas.
Europa se levanta por sus Estados-Nación, en ausencia de fronteras al capital o las mercancías, y dibuja circuitos de intercambio en unos canales hanseáticos de conexión internacional. Los dispositivos de cohesión social de los Estados se encuentran subordinados a la dinámica competitiva. Las regiones más competitivas en los mercados europeos, generalmente amparadas por favores económicos de las regulaciones estatales se sitúan en el contexto de una división internacional del trabajo y la producción, que da mayor maniobra a unos países y regiones que a otros a la hora de un desarrollo de los niveles mínimos de integración social.
Vale decir, las grandes metrópolis financieras y regiones aventajadas están interconectadas en un progreso veloz, mientras que regiones vulnerables quedan al margen de ese circuito de desarrollo, aunque físicamente estén a poca distancia. A su vez, las reglas de juego competitivas chantajean a los poderes públicos estatales, regionales y locales para no “lastrar” la estructura de costes de la zona, y atraer a más capitales exteriores. El desarrollo se hace exógeno, nadie invierte, todos esperan que un capital externo promocione la zona. Y para ello se han de mostrar ratios de rentabilidad y de bajo coste probados. A costa de: protección social, costes laborales, protección medioambiental, devaluación fiscal, poca inspección pública, etc…
- Relocalizaciones y migraciones
Los dos procesos más contradictorios socialmente, complementarios económicamente –desde un prisma capitalista-, y con un repunte más sobresaliente en los años recientes son las relocalizaciones y migraciones.
Las relocalizaciones son factibles merced a la liberalización del movimiento de capitales, al tiempo que del rediseño de la división internacional del trabajo. Los capitales de las potencias centrales reorientan el destino de sus inversiones de sus semiperiferias en las que influyen a otras nuevas semiperiferias emergentes que garantizan:
a) una composición orgánica del capital menor.
b) Una cualificación técnica de la mano obra suficiente.
c) Unas condiciones de protección social menores.
d) Unos costes laborales y fiscales inferiores.
e) Una articulación de la fuerza estructural del movimiento obrero más débil.
f) Un país bajo la gobernabilidad estable de un orden proclive al desarrollo capitalista bajo la estricta influencia directa de una potencia de referencia.
Las relocalizaciones causan despidos en los países centrales (que cada vez detentan procesos productivos más estratégicos, de las fases iniciales –diseño industrial- y final –comercialización- del ciclo del capital) y semiperiféricos antiguos (en estos casos es más grave, porque las relocalizaciones industriales sólo permite quedarse con restos de industrias auxiliares ligadas a alguna materia prima, o peculiaridad de la cualificación de la mano de obra) que se desmantelan y reconvierten o en áreas abandonadas, o reconvertidas a actividades secundarias (turismo, economías subalternas del capital internacional, etc…).
Las migraciones son un modo de generalizar mundialmente la movilidad de la mano de obra en función de las necesidades del capital, para obtener mano de obra barata y cualificada. Ahora bien, permanecen las limitaciones a su movilidad, en forma de condicionamiento para garantizar su debilidad de negociación y organización autónoma, y tenerles en jaque en cuanto a sus condiciones laborales y de docilidad.
En suma, o el capital se destina a zonas de mano de obra barata y cualificada adecuadamente, o éste importa fuerza de trabajo para tal fin para donde está instalado.
- Unión Europea: Estrategia Europea del Empleo.
Con esta estrategia, se procura conciliar, por tanto, el proyecto de plena movilidad flexible del capital financiero, con la movilización plena de la fuerza de trabajo para la consecución de la máxima reproducción ampliada del capital y su realización.
La Unión Europea ha priorizado en su construcción la formación de un mercado único caracterizado por la liberalización del intercambio de mercancías, el movimiento de capitales y la configuración de instituciones que amarrasen los asuntos monetarios, especialmente con el Banco Central Europeo, la imposición de criterios particulares de convergencia nominal a los países participantes, con el proyecto de implantar una Moneda única que estabilice el sistema monetario europeo, siendo ya una moneda de reserva internacional que compite con el dólar.
Los gobiernos europeos, liderados por el alemán y el francés han conseguido domesticar las políticas nacionales de los distintos países mediante políticas de ajuste estructural mediados por los objetivos marcados en Maastricht en 1992 y más tarde el Pacto de Estabilidad planteado en el Tratado de Amsterdam. Mientras esto se trasladaba al nivel del bloque en la instauración de tipos de cambio irrevocables, o una política única de tipos de interés y disciplina monetarista, en el nivel nacional se ha traducido en una política de ajuste fiscal, de recorte del gasto social o desánimo de la inversión, control de la inflación, privatizaciones del sector público empresarial, y la exigencia de moderación salarial y, al final, reformas estructurales de las relaciones de empleo (denominadas reformas laborales flexibilizadoras del mercado de trabajo ). Unas reformas que se orientan a la extensión de la relación salarial a más segmentos de la clase trabajadora, mediante la consecución de la degradación de la condición salarial, sus costes directos o indirectos (Estado del Bienestar), y la ampliación de las jornadas, la intensificación del trabajo, la mayor disponibilidad, polivalencia y sustituibilidad de la fuerza de trabajo. En suma, de ajustar, como el guante a una mano, las políticas de empleo a las políticas macroeconómicas vigentes.
La Estrategia Europea del Empleo se basa en cuatro pilares:
Mejora de la capacidad de la inserción profesional o, lo que es lo mismo, el desarrollo de la empleabilidad.
Desarrollo del espíritu empresarial y la cultura de empresa.
Fomento de la adaptabilidad de los trabajadores y de las empresas.
Refuerzo de las políticas de igualdad de oportunidad de hombres y mujeres.
La EEE es una línea indicativa de orientaciones que exige, a pesar de que la política laboral es de soberanía de cada Estado miembro (pero que es la única política de ajuste que le queda a cada país al tener sujetas la política fiscal y la política monetaria a los acuerdos europeos):
La realización de un Plan Nacional de Acción para el Empleo, que visualice la adaptación y respuesta de las políticas de empleo estatales a las orientaciones de la EEE.
La actualización periódica en forma de directrices de la EEE. Primero se puso énfasis en la empleabilidad (cualificación suficiente y apropiada de toda la mano de obra); luego en la adaptabilidad (modernización de empresas –innovación técnica, mejora organización del trabajo, etc…- y adaptación de los trabajadores –mayor implicación, formación, productividad, etc…), y finalmente se atornilló pidiendo una mayor disponibilidad (de la población en edad laboral –pidiendo un incremento de la población activa, especialmente femenina-, y empleabilidad de mano de obra de “difícil inserción”).
Las ideas subyacentes a la EEE parten de las siguientes premisas implícitas:
• El origen del valor radica en la innovación y en los empresarios audaces.
• La creación de empleo depende de un mayor crecimiento económico y rentable, con lo cual la cualificación de la mano de obra es importante, así como unos costes laborales moderados para que ello sea posible.