La economía es un asunto social
de primer orden, porque trata sobre los recursos, cómo se producen y cómo se
distribuyen. La sociedad tiene derecho a decidir sobré a qué destinan los
recursos, y a quién llegan. Financiar las inversiones no es un asunto menor.
Desde hace tiempo, las finanzas, los bancos, y su función, ha sido acaparada
por una minoría que se arroga privilegios que no están al alcance de los demás.
o Los
bancos privados deciden a quién o qué se financia, imponen condiciones de
contratación, seguros y comisiones.
o Los
bancos privados reciben préstamos del Banco Central Europeo que, literalmente,
regalan el dinero, por el entorno de tipos de interés negativos. Con eso, hacen
de intermediadores sacando un importante porcentaje cuando prestan al sector
público, al prestar ese dinero a un tipo superior. El BCE les compra sus deudas
corporativas sin mirar su grado de toxicidad, cargando la deuda privada a una
entidad pública.
o Los
bancos privados crean dinero, al conceder préstamos, y lo hacen de la nada, con
un mero apunte informático, y pueden someter de por vida a aquellos que deberán
devolver la deuda.
o Son
los responsables de los desahucios, pasando el riesgo a las personas que no
pueden pagar, quedándose con el piso. Sin embargo, las regulaciones de la banca
privada son muy flexibles, en materia de solvencia, en materia de tipos,
servicios asociados a sus productos bancarios, o de comisiones.
o Hemos
pasado en tiempo record a tener un mercado dual con cajas de ahorros y banca
privada, a un sector plenamente bancarizado. La mitad del sector hace pocos
años estaba en manos de las cajas de ahorro, ahora hay apenas 12 bancos y cinco
de ellos concentran casi el 70% del mercado. Jamás hubo más riesgo para que los
bancos chantajeen al sector público con aquello de que “son demasiado grandes
para caer”.
o Ahora,
con la crisis del Covid19, la banca disfruta de un volumen gigantesco de avales
del sector público para prestar, pero sólo le dará financiación a aquellos que
ellos consideren. Si hay ganancias ellos se quedarán con parte, si hay impagos,
hará frente el Estado. Mientras tanto, recibieron en los años de dificultad
hasta 60.000 millones de euros para tapar los agujeros en sus balances, que no
ha devuelto.
Por eso necesitamos una banca
pública. Con el respaldo económico y confianza del Estado. Hay que paralizar la
privatización de la banca pública, como Bankia. Debemos fusionarla con el ICO y
el FROB, con líneas de especialización propias. Necesitamos una nueva
regulación más exigente con la banca privada, para reducir su tamaño, ganar
especialización y garantizar la función social de las finanzas, funcionando con
solvencia y con una regulación de sus productos que acabe con los abusos. Si no
es así, habrá que aplicar expropiaciones que fortalezcan una banca pública.
Una banca pública es necesaria
para:
- Democratizar la función social de las finanzas.
- Para tener soberanía financiera y no estar sometidos ni a la fuga de capitales ni a la evasión fiscal de la que los bancos son actores necesarios.
- Para financiar al sector público y sus actividades.
- Financiar a precios regulados las líneas de actividad prioritarias de nuestra sociedad: empresas socialmente útiles y productivas, hipotecas, etcétera.
- Para que los colectivos más vulnerables puedan contar con financiación para operar.
- Para acabar con la especulación, las comisiones injustificadas, los productos asociados que nos obligan a contratar, y para contar con una banca especializada y regional que conozca mejor las actividades que financia.
- Para acabar con el oligopolio bancario privado.
- Para impedir una concentración de poder económico capaz de chantajear las políticas públicas.
- Para financiar líneas de actividad solventes y sostenibles, y no sujetas al riesgo moral que ejercen los bancos al desentenderse de su propio riesgo a la hora de conceder crédito.
- Para acabar con la titularización irresponsable de las políticas de financiarización.
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