17/6/11
El 19 J Marchas contra el Pacto del Euro
EL EURO O LA VIDA.
El Pacto por el euro que va a ratificarse el próximo 27 de junio es un gravísimo ataque directo a:
1. Las condiciones de vida de la población, en beneficio de unos pocos propietarios de grandes empresas y bancos, donde los hombres están sobrerepresentados.
2. Los derechos laborales y sociales, lo que afecta de manera especialmente negativa a las mujeres, con una posición de partida más vulnerable en el mercado laboral.
3. Los servicios y prestaciones públicos, impactando de modo aún más grave a las mujeres, porque estos servicios y prestaciones:
a. Permiten un acceso a toda la población, redistribuyendo la riqueza y disminuyendo desigualdades.
b. Son la forma de asumir los cuidados como una responsabilidad colectiva. Por eso su reducción implica que esa responsabilidad se traslada al trabajo no remunerado de las mujeres en las casas.
c. Son el ámbito que proporciona empleo para las mujeres en condiciones de menor discriminación en comparación con el sector privado.
4. La democracia política y económica: el Pacto supone una pérdida de soberanía y una concentración del poder económico. Hace aún más remota la ya de por sí escasa participación de las mujeres en la toma de decisiones.
Lo que plantea el Pacto NO es nuevo. Es una vuelta de tuerca más a nuestra ya crítica situación, PORQUE:
·Es un paso más en la consolidación de un sistema económico perverso que pone a las personas al servicio de los grandes capitales. Sistema que se sostiene sobre la división sexual del trabajo y del doble trabajo de las mujeres, dentro y fuera de las casas.
·No resolverá la crisis, sino que la agravará. Es en los hogares donde se absorbe, paga y “resuelve” la crisis, recayendo injustamente en las mujeres, quienes hacen magia para sacar la casa adelante.
·Va a implicar una dura pérdida de autonomía vital para nosotras y va a multiplicar las desigualdades sociales. Va a agravar las condiciones de precariedad en la vida, suponiendo el paso directo a situaciones de exclusión para muchas personas, especialmente madres solas, mujeres migrantes, jóvenes o ancianas.
No es nuevo. En los años 80 y 90 se impusieron y aplicaron las mismas medidas neoliberales en América Latina; los resultados ya los conocemos. Europa nunca fue, y con este Pacto, ahora es menos que nunca el referente en derechos y libertades que se pretende.
Sabemos que para enfrentar este nuevo ataque debemos dejar de mirarnos el ombligo y aprender de nuestras compañeras no europeas. Al igual que hemos aprendido de las del Magreb y así hemos convertido Sol en nuestra plaza Tahrir propia.
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