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¿Economía feminista?, ¿y eso qué es?

13 de Abril de 2011
Daniel Albarracín

El próximo 12 de Mayo se celebran unas Jornadas de Economía Feminista en la UCM, en Somosaguas. Las compañeras han solicitado que se responda a un cuestionario. Comparto algunas respuestas sobre algunas de las preguntas que se han formulado. Espero que sean de utilidad.

CUESTIONARIO (a modo de entrevista)

  1. Sobre el término “economía feminista

- ¿Por qué lo llamas (o no) economía feminista?.

Primero hablo de perspectiva feminista. El fin es el trato equivalente de las personas, atendiendo a sus necesidades específicas en su contexto. La economía es un medio.

La economía es un asunto humano y social, que concierne a la reproducción, extracción, elaboración, reparto de los recursos y cuidado de las personas y el medioambiente, lo que conlleva adecuar los recursos disponibles a las necesidades de todas las personas, hombres y mujeres, con un trato equivalente (en materia de libertades, toma de decisiones, y disfrute de recursos y relaciones). Es un asunto humano conflictivo y político porque entraña dirimir y, muchas veces, disputar qué, cómo y para quién se produce.

En el qué deben reconocerse los ciclos materiales y ecosistémicos del entorno y las necesidades humanas (de todas las personas). En el cómo se diseñan mecanismos sociales e institucionales para organizar la extracción y elaboración de los recursos materiales, asignando los medios para conseguirlo (materias primas, tiempo, trabajo y personas –hombres y mujeres en condiciones para esa dedicación-). En el para quién se aborda la cuestión de la distribución de los frutos del trabajo y la naturaleza, y concierne, una vez más, a personas, mujeres y hombres en sociedad.

  1. Sobre las bases de la economía feminista

- ¿Cuáles crees que son las bases de la economía feminista?

Para mí hay diferentes vertientes feministas, y algunas abordan planos más o menos completos e interrelacionados, y otros sólo se fijan en algunos aspectos de lo social. Todas tienen en común el trato y relación igualitaria de hombres y mujeres. La cuestión es el contexto, la aproximación y los planos a los que concierne esa relación.

En mi opinión, es preciso situar la cuestión de género (y feminista, en tanto que persigue una igualdad no conseguida entre hombres y mujeres, porque si estuviésemos en una sociedad hembrista y matriarcal, a lo mejor sería masculinista –pero nunca machista o patriarcal-) en la sociedad capitalista. Las desigualdades de género son muy viejas y anteriores al capitalismo, pero todas esas desigualdades de género han adoptado formas diferentes en función de la época, sociedad y formación sociohistórico concreta. Por eso debe contextualizarse el análisis e interrelacionarlo de manera amplia con el sistema político, económico y social de un periodo determinado.

De tal modo que, no podemos olvidar la relación que mantiene el género con la formación de clases sociales. De tal modo que el acceso al poder en la gerencia en una empresa para las mujeres no implica las mismas posibilidades para mujeres asalariadas o de procedentes de la burguesía o de las clases medias. Tampoco es suficiente ni completa una emancipación de las mujeres reclamando meros cambios formales o legales, aún siendo necesarios. En modo alguno, puede reducirse la subordinación de la mujer ni únicamente al plano económico, pero tampoco exclusivamente al plano cultural.

En mi opinión, el feminismo liberal y oficial comporta reclamaciones limitadas a la aspiración de las mujeres burguesas para acceder a espacios de tomas de decisión, pero únicamente pueden extenderse si se remueven las relaciones socioproductivas dominantes.

El feminismo radical o de la diferencia, ignora o desprecia la cuestión social de las diferencias de clase, y cae en un culturalismo postmoderno, aún cuando haya hecho aportaciones valiosas (la reflexión sobre el cuerpo, sobre la dimensión afectivo-personal y sexual, sobre la cultura y la moral, sobre la anterioridad del patriarcado al capitalismo, etc…) que conlleva un enquistamiento de ciertos problemas al enfrentar a hombres y mujeres de manera imperecedera.

El feminismo de la igualdad y socialista es, desde mi óptica, es más completo y emancipador de todos los feminismos. Incluye la cuestión de clase. También proporciona una ventana al pleno y emancipado desarrollo personal de los varones, haciéndoles cómplices del movimiento y sus aspiraciones. Esta versión tiene, a su vez, una gran veta para seguir superándose y para revitalizarse con algunas convergencias con el ecologismo feminista. La reproducción de la vida humana y sus condiciones sociales así como de los ciclos ecosistémicos y materiales en condiciones saludables, de habitabilidad, de bienestar, etc… comporta el gran desafío de nuestra existencia como especie.

- ¿Qué diferencias existen con otros pensamientos críticos en economía? Es decir, ¿por qué “feminista”?

Feminista porque contempla las necesidades de toda la sociedad, incluyendo la libertad y la igualdad para las mujeres, pero también necesidades de los varones. Éstas necesidades están ahora veladas o sustituidas por conductas de rivalidad, insensibilidad, protagonismo y agresividad. Los varones pueden ahora reclamar la oportunidad de desarrollar su faceta como padre, de asumir la corresponsabilidad de la vida cotidiana, doméstica y de crianza, de emancipar sus afectos, de mostrar sus sentimientos, de desprenderse del paternalismo sobre las mujeres, de cultivar el compañerismo con sus parejas, etc…

- ¿Qué diferencias hay con otros pensamientos feministas en la sociología, antropología, políticas…? Es decir, ¿por qué “economía”?

Para mí la divisoria entre ciencias sociales es ficticia. El objeto es común: la sociedad. Y el método no debería distinguirse, si seguimos criterios científicos abiertos. El mayor uso de unas técnicas por unas disciplinas que por otras, no debe servir más que para reconocer la insuficiencia de cada una de manera aislada, y la necesaria complementariedad de todas ellas. Si acaso, la economía aporta una aproximación a problemáticas concernidas a los recursos que ya he expuesto anteriormente. Es necesario reclamar la necesaria multidisciplinariedad.

¿Qué hace entonces en el mundo un “economista social cualitativista” como yo?. Vaya, siempre que me preguntan prefiero referirme como investigador social, y no como economista (que es algo que me llaman otros por la casualidad de ser licenciado, y por referencias de apellido), ni sociólogo (que lo fui para poder investigar fuera de una facultad de economía muy conservadora).

- ¿Te parece una opción fértil para pensar el mundo?

No es que sea fértil, es que es la tierra sobre la que cultivar.

- ¿Te ha ayudado a elaborar propuestas políticas?

Naturalmente.

  1. Sobre debates y propuestas pendientes

- ¿Qué debates te parece que están pendientes en economía feminista?

Creo que hay que desarrollar teórica y aplicadamente la relación del trabajo reproductivo y la teoría del valor trabajo.

- ¿Qué propuestas harías en el campo de profundizar el conocimiento?

La interrelación entre feminismo y ecologismo. Relaciones en común entre necesidades humanas (de hombres y mujeres) y necesidades ecosistémicas.

- ¿Qué propuestas harías en el terreno más político?

El ingreso universal garantizado

La reducción radical del tiempo de trabajo y el reparto de todo el trabajo.

El desarrollo de la corresponsabilidad entre hombres y mujeres, y la apertura del varón al mundo del cuidado, del cuidar y de dejarse cuidar.

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