19/6/16

Consideraciones sobre el Brexit: una agenda escogida por la derecha británica.

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Daniel Albarracín. 15/06/2016

El Brexit comporta un síntoma del agotamiento del modelo de la UE, esta vez, cuestionado desde posiciones del centro, por una superpotencia financiera, con argumentos conservadores.

El Brexit demuestra que un país, siendo de cierta entidad, puede modificar los Tratados Europeos, en este caso, de permanecer para peor.

El Reino Unido es uno de los 13 países con acuerdos particulares, que le hace de los menos solidarios con la UE. Su cheque británico le comporta un ahorro en su contribución de grandes proporciones.
El Reino Unido tiene moneda propia, está al margen de la PAC, y cuenta con una industria financiera de grandes dimensiones, cuyo centro está en la City londinense. Es posiblemente, la figura más emblemática de país rentista financiero, que apostó tan fuertemente por esta línea, que abandonó la mayor parte de su industria desde los años de Thatcher. Es uno de los países que más microEstados ha creado artificialmente, de cara a contar con multiplicidad de paraísos fiscales con los que operar haciendo un dumping fiscal incomparable, y que sirve a los intereses de todos los capitales internacionales.

Al Reino Unido se le ha denominado el “caballo de Troya” de EEUU en la UE. Su posición de juego a dos bandas le ha permitido un trato favorable de EEUU y el acceso a los mercados europeos.
El Reino Unido podría tener un balance indiferente en el capítulo económico si sale de la UE, porque no es esperable que quiera desprenderse de un mercado como el europeo. Hay países, como Noruega, o, de otra manera, Suiza, que mantienen relaciones normales con la UE, manteniéndose al margen de los Tratados Europeos. Además, reforzaría su opción de aliarse con los EEUU. Eso sí, la forma de competitividad a la que conduciría podría consistir en una devaluación interna en materia fiscal y laboral que perjudicaría al mundo del trabajo en las islas.

Cabrían posibles consecuencias políticas internas en las Islas. Podría reactivarse un referendum por la independencia en Escocia, por ejemplo, que podría dar pie a la incorporación de Escocia a la zona euro. El impacto a escala de la UE está por dirimir, pero uno de los destinos laborales habituales para muchos migrantes europeos se vería restringido, y se formaría parte de un ejército de reserva con derechos disminuidos. Sin embargo, aunque eso depende del futuro de los tratados comerciales internacionales, la interpenetración comercial y financiera no tiene por qué cesar en absoluto, algo que beneficia a las grandes corporaciones de uno y otro lado. Eso sí, esta experiencia generaría un precedente, que podría empujar a nuevas desmembraciones o, más factiblemente, un modelo de integración europea a la carta, con diferentes clubes de países con diferentes acuerdos variables. Algo que ya está más o menos asentado con los acuerdos e instrumentos intergubernamentales puestos en pie, generando una Europa a múltiples velocidades.

No es la misma posición de permanencia la que defiende Cameron que la que plantea Corbyn. Corbyn plantea permanecer para construir una Europa más solidaria, Cameron lo hace para aprovecharse de la misma, rebajar derechos sociales y laborales a trabajadores comunitarios y, de paso, abaratar los costes laborales de los trabajadores británicos. UKIP, apostaría por una salida, en la que el Reino Unido, de la mano de EEUU procurase liderar otros mercados, sin dejar de estar en Europa.

Naturalmente, nosotros queremos otra Europa, y las propuestas de Corbyn, y su fuerza política, contribuiría a reforzar posiciones de reforma en la UE. Pero también debemos ser conscientes que los Tratados Europeos exigen que todos los Estados miembros estén de acuerdo con un cambio, lo que es, en la práctica un blindaje del modelo de Europa mercadista y a favor de la libertad del movimiento de capitales y todo el arsenal de políticas neoliberales concertadas a escala europea. Para cambiar la UE se necesita un grupo de países con fuerza económica y política suficiente, y las formas de irrumpir con un esquema alternativo son varias: un cambio en la correlación en el Consejo, desobedecer los tratados (Pacto de Estabilidad y Crecimiento), para negociar cambios(revisión diseño del BCE, otro modelo de presupuesto y fiscal más solidario, una democracia real a escala europea, etc...), romper para construir un modelo supranacional solidario en extensión, etc... Son temas abiertamente en discusión.

En suma, un referéndum plantea alternativas entre el sí, el no o la abstención. A todas esas alternativas hay que ponerle apellidos y un para qué. Al Brexit de UKIP hay que decir un no, porque es una salida hegemonista e insolidaria. A la permanencia que pide Cameron hay que decir no, al mismo tiempo que hay que decir no a los vergonzosos acuerdos con la UE para rebajar derechos en caso de continuar en la UE. A la permanencia de Corbyn hay que decirle sí, pero no es suficiente. Queda pendiente definir qué estrategia de cambio, los mecanismos, y no quedarse meramente en los deseos y objetivos, sin establecer una hoja de ruta y serie de medidas para enfrentarse a esta Europa del capital.

Sea como fuere hay que advertir que aquí la trampa está en la pregunta, el momento y la forma escogida, fruto de disputas internas en la derecha británica. Francisco Louça lo describe muy bien. La izquierda radical británica adopta diferentes posturas, entre la salida y la permanencia crítica. Pero, salga lo que salga parece que no augura nada positivo. La permanencia será con el acuerdo entre Cameron y la UE, deteriorando derechos sociales. La salida dará alas a los movimientos de refugio o hegemonismo nacional reaccionario.


En mi modesta opinión, en esta ocasión titubeante, el modo en que la izquierda ha de irrumpir es explicando bien los retos y las propuestas, las rutas y políticas a seguir, y no dejarse atrapar por una agenda de otros. Lo que permanecerá será el discurso y el compromiso, los llamamientos e iniciativas a la construcción de un sujeto antagonista internacional que aspire y lucha por otra Europa para un mundo muy diferente al actual.

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