10/11/11

El déficit público y ese tabú llamado impuestos

Comisión de Economía de IA

25-10-11

El déficit público español creció vertiginosamente hasta alcanzar altos niveles por la combinación de tres cuestiones.

En primer lugar operó el largo proceso de contrarreforma fiscal que comenzó en 1996 cuya única lógica fue desfiscalizar las ganancias del capital mediante la bajada de impuestos. Lo cual se complementó con el aumento de subvenciones, desgravaciones y exenciones a las empresas. En el periodo 2003-2008 las reformas en los impuestos directos implicaron una pérdida potencial de recaudación de 17.400 millones de euros anuales (1,5% del PIB de 2010). Se ha deteriorado el control de las desgravaciones fiscales en el Impuesto de Sociedades, y se han ampliado. El resultado es que el tipo efectivo del impuesto de sociedades es del 10%, debajo del tipo nominal de Irlanda –que se presentó por parte de la CEOE en el pasado como ejemplo a seguir- que alcanza el 12,5%. La riqueza se está repartiendo al revés de toda lógica social. Quienes menos tienen pagan más impuestos y merman su participación en la renta a favor de quienes más tienen que son quienes menos impuestos pagan. En 1985 los ingresos de los 40.000 españoles más ricos suponían el 2% del PIB, diez años después representaban el 4% del PIB.

Por otro lado hay que señalar la importancia de un factor global e internacional que en el estado español se multiplica siguiendo la tradición de picaresca española: el crecimiento, hasta la metástasis, del fraude fiscal protagonizado fundamentalmente por la burguesía encabezada por los grandes patronos y especuladores que ha sido consentida por los diferentes gobiernos. Las 28.000 empresas que facturan más de 6 millones de euros, son las que protagonizan las cuotas mayores de defraudación. Por su parte, las grandes empresas evaden anualmente 42.710 millones de € y las grandes fortunas representan un 60% del fraude fiscal. El Impuesto de Rendimientos de Actividades Económicas, en “estimación objetiva” recaudó 16.209 millones de euros, en 2009, año en el que se estima que las bases imponibles evadidas por PYMES y autónomos, supusieron un monto de 16.261 millones de euros de impuestos no pagados. Gran parte de las rentas del capital, unos 250.000 millones de euros se están evacuando hacia los Paraísos Fiscales, mediante artilugios evasorios que la ley acepta como las ETVE y SICAV. El fraude, supone el 6% del PIB de 2010, unos 70.000 millones anuales, importe equivalente al déficit social estimado. La pervivencia del fraude boicotea la implantación de las medidas fiscales necesarias y el monto más sustantivo del fraude lo realizan los más ricos. Por ello luchar contra el fraude y cambiar la fiscalidad deben abordarse conjuntamente.

Finalmente, cabe añadir un elemento “made in Spain”: la fuerte reducción de ingresos fiscales como consecuencia de la contracción de la actividad inmobiliaria, hija de un modelo económico especulativo no productivo, depredador, inviable e insostenible.

Por tanto, el problema del déficit no tiene su origen en la vertiente del gasto público, y aún menos en las partidas de gasto social, sino en la insuficiencia de los ingresos fiscales.

Durante estos años de “alegre” crecimiento se han consolidado dos tendencias fiscales de fondo de graves consecuencias presentes y futuras:

  1. No se ha introducido el criterio ecológico en la fiscalidad con el objetivo de penalizar –no de recaudar- las actividades nocivas para obstaculizarlas y, a su vez, favorecer las sostenibles. La dependencia energética del Estado español es insostenible. El 90% del consumo de energía primaria proviene del exterior y en su mayor parte se basa en importaciones de gas, petróleo y carbón inductores del cambio climático.
  2. Paralelamente se ha consolidado un sistema tributario presidido por la pérdida de la progresividad fiscal, lo que supone una penalización de las clases trabajadoras y un premio para los rentistas del capital. El IRPF ha perdido gran parte de su progresividad al convertirse en un impuesto con tratamientos diferentes para las rentas del capital por un lado, en las que no la progresividad es inexistente, y las rentas del trabajo, que conservan cierta progresividad. En las declaraciones presentadas en 2009 en el IRPF, el monto total de rentas, o sea, la base imponible general fue de 403.015,8 millones de euros, de los que el 80,46% (324.276,0 millones de euros), eran rentas del trabajo. Las rentas del capital mobiliario, de actividades económicas y de las rentas inmobiliarias fueron 19% del total de las rentas generadas y… declaradas. Las rentas del capital soportan tipos de máximo de un 21% y las rentas del trabajo pueden llegar a pagar tipos de hasta el 45%. La recaudación fiscal por Impuesto de Sociedades se ha desplomado a niveles inferiores a los de 2006. Hay en España 622 empresas que ellas mismas se declaran sin controles previos de la Hacienda Pública “exentas” y obtienen deducciones por supuestas dobles imposiciones. Lo que merma los ingresos fiscales en 8.522 millones de €, un 0,75% del PIB.

Los impuestos son, o deberían ser, la fuente principal para financiar los servicios y actividad públicas necesarias para el funcionamiento de la sociedad. Se nos insiste una y otra vez falsas ideas acerca de que si son muchos, de que si lastran la iniciativa privada, etc… Estas y muchas otras ideas deben ser desmentidas por los hechos.

En el caso español la presión fiscal –que suma impuestos y cotizaciones sociales- es hoy inferior a la del año 2000. La presión fiscal fue ligeramente creciente hasta el inicio de la crisis. La actividad económica, basada en las locomotoras de la construcción y el turismo, hizo posible un incremento de las recaudaciones, a pesar de la caída de los tipos impositivos de diversos impuestos (sociedades, IRPF) y la eliminación de diferentes figuras impositivas (Patrimonio, Sucesiones) desde al menos 1996. También se produjeron diferentes incrementos de los impuestos indirectos (que gravan el consumo, y sobre el que hacen más esfuerzo las rentas más bajas). Asimismo, se extienden numerosas fórmulas de deducción y desgravaciones fiscales que hacen que los tipos efectivos (el porcentaje que realmente se paga) se reduzcan sensiblemente. Por otro lado, el enorme fraude fiscal, fundamentalmente achacable a las rentas del capital, desvirtúan el régimen fiscal en el Estado español. En suma, en todo aquel periodo se fragua un modelo más regresivo, donde los impuestos indirectos tienen una capacidad de gravar las rentas del capital menos fuerte.

Cuando se inaugura la crisis, empieza a funcionar la espiral que combina una menor recaudación por la recesión, al mismo tiempo que se cuenta con impuestos o que han desaparecido o que gravan en menor proporción a los declarantes.

En comparación con el entorno europeo el Estado español cuenta con una presión fiscal 7,2 puntos porcentuales inferior a la media de la UE-15 y 14,9 puntos porcentuales por debajo de Suecia, el país donde más presión fiscal hay en la UE, y sólo 4,6 puntos por encima de Eslovaquia, donde es menor. Incluso siendo muy moderados, habría un amplísimo margen de recorrido para aumentar los impuestos y cotizaciones, y aún así evitaríamos las temidas evasiones de capital por competitividad fiscal entre países.

Ingresos del gobierno general por impuestos y contribuciones sociales*, como porcentaje del PIB. UE-27 2000 - 2009


2000

2001

2002

2003

2004

2005

2006

2007

2008

2009

Alemania

43,3

41,4

41

41,1

40,2

40,2

40,5

40,6

40,8

:

Eslovaquia

34,2

33,2

33,2

33,1

31,7

31,5

29,4

29,4

29,3

:

España

34,8

34,3

34,7

34,7

35,3

36,4

37,2

37,9

33,9

:

Francia

45,9

45,6

44,9

44,7

45

45,4

45,7

44,9

44,7

43,5

Grecia

36,6

35,2

35,7

34,1p

33,3p

34p

33,9

34,7p

35,1p

:

Irlanda

32,8

31,1

29,8

30,3

31,6

32,1

33,6

32,8

30,8

:

Italia

42,1

41,8

41,2

41,7

40,9

40,7

42,3

43,3

43,2

:

Portugal

33,9

33,6

34,4

34,9

34,1

35,2

35,9

36,5

36,5

:

Reino Unido

38,1

37,9

36,5

36,2

36,7

37,6

38,3

37,9

39

:

Suecia

52,1

49,9

47,9

48,3

48,5

49,3

48,7

47,8

46,8

47

UE15

42,2

41,3

40,6

40,6p

40,4p

40,8p

41,3

41,2p

41,1p

:

UE25

41,8

41

40,3

40,3p

40,1p

40,5p

41

41p

40,7p

:

UE27

41,8

40,9

40,3

40,3

40,1

40,4

40,9

40,8

40,6

:

* Una vez deducidas las cantidades poco probables de ser recaudadas.






: Dato no disponible











Fuente: Eurostat











Proporcionado por el Observatorio Social de España


Fuente: Elaboración propia a partir del OSE

Si damos cuenta de todos los ingresos públicos posibles (a los anteriores habría que agregarles actividad empresarial pública, otras rentas de la propiedad pública, enajenación de propiedades y transferencias, entre otras) la distancia se incrementa. En el Estado español la brecha con la UE-15 sería de 8,7 puntos porcentuales, y 17,7 puntos respecto de Suecia, y esto es achacable a las pocas empresas públicas existentes entre otras razones.

Ingresos Públicos Totales, como porcentaje del PIB. UE-27 2000 - 2009


2000

2001

2002

2003

2004

2005

2006

2007

2008

2009

Alemania

46,4

44,7

44,4

44,5

43,3

43,5

43,7

43,9

43,7

44,3

Eslovaquia

39,9

38

36,9

37,4

35,3

35,2

33,5

32,5

32,5

34

España

38,1

38

38,4

38,2

38,5

39,4

40,4

41,1

37

34,7

Francia

50,2

50

49,5

49,2

49,6

50,4

50,4

49,6

49,5

48,1

Grecia

43

40,9

40,3

39

38

38,5

39,3

39,7

39,1

36,9

Irlanda

36,1

34,2

33,2

33,6

34,9

35,6

37,4

36,7

34,7

34,1

Italia

45,3

44,9

44,4

44,8

44,2

43,8

45,4

46,4

46,2

46,6

Portugal

40,2

40,1

41,4

42,5

43,1

41,6

42,3

43,2

43,2

41,6

Reino Unido

40,4

40,7

39,1

38,8

39,6

40,8

41,6

41,5

42,5

40,4

Suecia

58,7

56,1

54,1

54,4

54,6

55,8

55,8

55,6

54,7

54,8

UE 15

45,7

45,1

44,4

44,4

44,2

44,7

45,3

45,3

45,1

44,4

UE 25

45,5

44,9

44,2

44,2

44

44,5

45

45

44,7

44,1

UE 27

45,4

44,8

44,2

44,1

44

44,4

44,9

44,9

44,6

43,9

Fuente: Eurostat











Proporcionado por el Observatorio Social de España

La combinación de las características descritas, convergen en una conclusión: el sistema fiscal español es absolutamente insuficiente para hacer frente a la crisis económica actual y de los próximos años con criterios justos y sostenibles. La primera premisa de la reforma fiscal necesaria es hacer exactamente lo contrario de lo que se viene haciendo.

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