Daniel Albarracín
Septiembre 2010 En algunos años pasados la economía pública gozó de superávits que pareció dejar atrás un endémico déficit. Sin embargo, recientemente se ha invertido esa tónica y vuelve este fenómeno con fuerza, por razones que ya hemos expuesto.
Los mass media y analistas al uso, han insistido que el sector público, por el déficit, drena recursos, que a su vez gestiona con ineficiencia, de la economía y el mercado privados, y que por eso es un lastre. Por el contrario, se ha advertido mucho menos, que los déficits públicos pueden contribuir a una dinámica anticíclica, invirtiendo y estimulando el consumo, reestableciendo las condiciones del conjunto de la producción. Tampoco se ha querido admitir, que precisamente, ante la pérdida de oportunidades de negocio en numerosos sectores, en los que habitualmente se han mantenido insostenibles tasas de beneficio en circunstancias fraudulentas, el capital privado se ha orientado a adquirir, en condiciones especulativas, seguras y bien remuneradas, deuda soberana, drenando año a año de los presupuestos públicos recursos cada vez más importantes (en 2010, un 6,6% de los presupuestos generales del Estado eran devoluciones de la misma), a costa de la aportación de la mayoría y del interés general.
Pero, ¿hasta qué punto el déficit público es un problema?. Pues aunque en los próximos años seguramente podrá llegar a serlo, en modo alguno puede señalársele como causa de la crisis. Si no, más bien al contrario, como un síntoma de la misma, de un modelo de afrontarla, y de un vehículo de reparto del esfuerzo para salir de ella. ¿Y por qué podrá ser un problema?. Porque el déficit público se financia con deuda pública, que partía en España en porcentajes comparados muy bajos, pero que con su crecimiento, y con la fuerte presión de los mercados financieros, restará recursos para la devolución de los intereses. Ante el fin de los negocios inmobiliarios y empresariales, el capital está acechando la actividad pública como una doble fuente de rentabilidad: a través de la especulación con la deuda soberana y la obtención de fuertes réditos, y a través de la captación de actividad clásicamente pública que ahora se puede privatizar, o que ante su inhibición deja espacio a la iniciativa particular.
DÉFICIT/SUPERAVIT PÚBLICO EN %PIB 2006-2009. EUROPA
Fuente: Elaboración propia a partir de Eurostat
El crecimiento del déficit público ha sido más intenso en países como Italia, Grecia, España o el Reino Unido, aunque la tendencia parece común en casi toda Europa, salvo en Suiza. En el caso español se alcanzó el 11,2%. Las políticas depresivas, la renuncia al incremento impositivo, la crisis, y la presión de los intereses de la deuda empujarán a un círculo vicioso, ya observado en los años 80 y 9 en América Latina con los planes de ajuste impuestos por el FMI y BM.
En la siguiente tabla se compara el peso de la deuda pública en diferentes países europeos. España tiene aún un peso menor de su deuda en comparación con el resto de Europa, sólo mejorado por Suecia y Estonia.
DEUDA PÚBLICA BRUTA CONSOLIDADA %PIB |
| 1995 | 2000 | 2005 | 2006 | 2007 | 2008 | 2009 |
UE-27 | : | 61,9 | 62,8 | 61,4 | 58,8 | 61,6 | 73,6 |
UE-25 | 68,7 | 62,1 | 63,2 | 61,9 | 59,4 | 62,3 | 74,3 |
Área euro 15 | 72,3 | 69,3 | 70,3 | 68,5 | 66,2 | 69,7 | 79 |
Alemania | 55,6 | 59,7 | 68 | 67,6 | 65 | 66 | 73,2 |
Estonia | 9 | 5,1 | 4,6 | 4,5 | 3,8 | 4,6 | 7,2 |
Irlanda | 82,1 | 37,8 | 27,4 | 24,9 | 25 | 43,9 | 64 |
Grecia | 97 | 103,4 | 100 | 97,8 | 95,7 | 99,2 | 115,1 |
ESPAÑA | 63,3 | 59,3 | 43 | 39,6 | 36,2 | 39,7 | 53,2 |
Francia | 55,5 | 57,3 | 66,4 | 63,7 | 63,8 | 67,5 | 77,6 |
Italia | 121,5 | 109,2 | 105,8 | 106,5 | 103,5 | 106,1 | 115,8 |
Polonia | 49 | 36,8 | 47,1 | 47,7 | 45 | 47,2 | 51 |
Portugal | 61 | 50,5 | 63,6 | 64,7 | 63,6 | 66,3 | 76,8 |
Suecia | 72,2 | 53,6 | 50,8 | 45,7 | 40,8 | 38,3 | 42,3 |
Reino Unido | 51,2 | 41 | 42,5 | 43,5 | 44,7 | 52 | 68,1 |
Fuente: Eurostat |
Cabe afirmar que aún hay margen para seguir endeudándose para confrontar la crisis. Pero en modo alguno parece razonable recurrir sólo a esta vía, sin explotar un régimen fiscal progresivo, una persecución del fraude, la apuesta por el estímulo económico a través de la inversión pública planeada en áreas de utilidad social y con efectos multiplicadores sostenidos, una exigencia de responsabilidad, solvencia y fluidez del crédito al sistema financiero, y un gobierno de los mercados que permita orientar a la economía privada en otra línea diferente al ajuste rentabilista y cortoplacista.
Fuente: Banco de España
Merece la pena reseñar los datos para lo que lleva de 2010, hasta Agosto. Las medidas de ajuste drástico del gasto han conseguido reducir el déficit público de manera sorprendentemente rápida (MºEconomía y Hacienda, 2010: 17), según la cuál se habría reducido un 42,2% respecto al mismo periodo del año anterior, lo que supone el 3,3% del PIB, cuando el déficit en esas misma fechas en 2009 fue del 5,72%.