Claudio Katz[1]
RESUMEN
La teoría de la dependencia afronta otro escenario en América Latina. Los ciclos y crisis impactan sobre una industria debilitada y un consumo fragmentado. La primacía de la exportación agro-minera potencia los desequilibrios en todos los modelos.
La explotación de la fuerza de trabajo ha sido más determinante que la apertura comercial en el contraste con Corea del Sur. La relación con China recrea subordinaciones y no existe el manejo estatal de la renta que se observa en otros países.
La acción geopolítica tiene efectos contradictorios sobre el desarrollo. Clases dominantes, burocracias y gobiernos actúan bajo severos condicionamientos. Una reconsideración general indica cómo renovar y ampliar el dependentismo marxista.
PALABRAS CLAVES
América Latina, subdesarrollo, mundialización neoliberal
En los años 80
Marini estudió el ciclo dependiente de las economías latinoamericanas. Evaluó la
crisis de la industrialización y los desequilibrios comerciales, financieros y
productivos de la región (Marini, 2012: 21-23).
Cuarenta años
después las mismas contradicciones reaparecen en un nuevo escenario de
retroceso fabril, explotación regresiva de los recursos naturales y fragilidad
financiera.
En este contexto,
los contrapuntos con el Sudeste Asiático sustituyen las viejas comparaciones
con el capitalismo metropolitano. Cobran también relevancia los estudios de
países que manejan la renta de sus exportaciones primarias. El papel de China
despierta más atención que la dominación estadounidense y el devenir de Brasil
ya no suscita tanto interés.
Además, se han
disipado las expectativas desarrollistas en las burguesías latinoamericanas y
despuntan nuevas caracterizaciones del funcionariado. Estos cambios alteran
significativamente la temática tradicional de la teoría marxista de la
dependencia e inducen a discutir modificaciones o ampliaciones de esa
concepción.
TENSIONES Y CRISIS
El pensador
brasileño asoció los desequilibrios de la industrialización latinoamericana con
el intercambio desigual y la especialización en la provisión de materias
primas. Estimó que el desarrollo fabril de Brasil, México y Argentina no
erradicaba el drenaje de recursos. Al contrario, reproducía esa adversidad al
interior de la actividad manufacturera (Marini, 1973: 16-66).
Con esa mirada
postuló la existencia de un ciclo dependiente que impedía la repetición del
desarrollo protagonizado por las economías centrales. Describió esa obstrucción
en las distintas fases de la acumulación, utilizando un modelo inspirado en los
esquemas expuestos en El Capital,
para ilustrar la secuencia temporal de la acumulación (Marx, 1973: T II,
27-47).
El teórico de la
dependencia retrató cómo los recursos financieros (capital-dinero) se
transformaban en insumos para la industria (capital-mercancía), que facilitaban
la superexplotación de los trabajadores (capital-productivo). Analizó
detalladamente las tensiones suscitadas por ese proceso (Marini, 2012: 23-35).
Observó que la
preeminencia del capital extranjero incentivaba la transferencia de valor al
exterior (royalties, patentes, utilidades), limitando el alcance de la
acumulación. Señaló que las firmas multinacionales complementaban esa absorción
con la obtención de enormes lucros derivados de los subsidios, las exenciones impositivas y la
provisión de maquinaria obsoleta. Estimó que la adquisición foránea de insumos
y equipos aumentaba la pérdida de divisas.