Daniel Albarracín y Carlos P ereda. 2015.
Un diagnóstico de la evolución de la economía en la sociedad española no se puede hacer aisladamente sino teniendo en cuenta los estrechos vínculos entre economía, ecología y sociología política, y ubicando el caso español en el contexto europeo y de las relaciones internacionales. Todas estas dimensiones están articuladas en lo concreto y tanto el diagnóstico como las propuestas políticas que se esbozan a continuación parten de una visión crítica con el modelo social establecido.
La acumulación productiva y el objetivo de lucro como lógicas sistémicas abocan a una depredación del medio, a la explotación de unas clases (mayoritarias) por otras (minoritarias) y a la rivalidad y jerarquización entre los pueblos. Las instituciones estatales, supranacionales y las grandes corporaciones transnacionales aplican estas lógicas hasta donde les es posible, mediante la regulación del campo mercantil, fiscal, penal, etc., la defensa de la propiedad privada de los medios productivos y la libertad de movimiento de los capitales, y el despliegue de modelos de competitividad mercantil y explotación laboral cuyos límites solo se encuentran en las resistencias populares, sindicales y políticas de los y las de abajo.
El reto ecológico
El curso ecológico de nuestro planeta está sometido a una alteración que pone en tela de juicio la sostenibilidad de la vida, no sólo para las próximas generaciones sino también para la nuestra. Y la razón principal de esta gravísima alteración del medio ambiente, que da pie a la mayor ola de extinción de especies en la historia del planeta y a una degradación profundísima de las condiciones y territorios habitados por la especie humana, no tiene que ver con causas naturales sino, más bien, con el modelo de producción y consumo que orienta las bases de nuestra economía. Un modelo acostumbrado a consumir compulsivamente materias primas y energías no renovables, altamente emisor de gases de efecto invernadero que contaminan la tierra y el agua, generando una huella ecológica cada vez más grande, con residuos tóxicos en expansión que hacen del planeta algo parecido a un vertedero. Las consecuencias de este modelo de crecimiento son devastadoras y plantean grandes retos ecohumanos:
- El caos climático, producido por la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera, cuyas consecuencias en el calentamiento global nos enfrentan a plazos exiguos (a lo más cinco años) para emprender medidas planetarias de transición energética hacia un esquema de energías renovables, electrificación del sistema productivo y de transporte, extracción productiva de baja emisión en carbono, y reducido recurso a materias primas y energía.
- Un proceso de finalización del acceso razonable y barato a energías fósiles, por otro lado las principales causantes de la emisión de gases de efecto invernadero. El Peak oil ya se ha producido, y aunque nuevas formas agresivas de extracción (fractura hidráulica, nuevos yacimientos en el ártico, etc.) pueden retrasarlo, o realizar sustituciones internas entre diferentes fuentes (gas natural) con mayores reservas, sin duda alguna es una de las razones de los grandes conflictos militares y fronterizos de nuestra época, por lo que es de urgencia vital sustituir estas fuentes, sin caer en el abismo civilizatorio del peligro de las nucleares.
- El agotamiento de tierras fértiles, materias primas de uso industrial y zonas irrigadas con agua potable de calidad. El calentamiento, la erosión y la desertificación están reduciendo las aguas dulces en la tierra y explican en gran medida los conflictos políticos y bélicos en numerosas zonas del planeta. Las corporaciones privadas globales se apropian de las materias primas esenciales, entre las que destacan las bases de la industria alimentaria mundial. Las grandes potencias están emprendiendo una adquisición a gran escala de zonas ricas en materias primas, tierras fértiles y zonas abastecidas de agua (para riegos y uso humano) cuya escasez está agudizándose, más aún con las prácticas de privatización en la propiedad y gestión de estos bienes comunes, socavando principios clave como el de soberanía alimentaria.
Cuadro 1
Productivismo vs sostenibilidad ecológica
PROBLEMAS | ALTERNATIVAS |
Caos climático: calentamiento global | Cambio del modelo energético y productivo para minimizar la emisión de gases de efecto invernadero: infraestructuras sostenibles, transporte colectivo y electrificado, etc. |
Fin de las energías fósiles y nuevas extracciones agresivas. Transición hacia las renovables, no a las nuevas formas de extracción (fractura hidráulica). |
Monopolio privado de las renovables y dosificación de su implantación Paneles solares, carriles bici, parques eólicos, maremotriz, biomasa, etc. |
Agotamiento materias primas y conflictos bélicos | Respetar biosfera y ecosistemas. Economía ecológica. Antes alimentos que agrocombustibles… |
Amenaza, privatización y agotamiento de bienes comunes elementales (Agua, Tierra, Alimentos) | Derecho universal a los bienes comunes. Soberanía Alimentaria. Gestión pública participativa… Ciudades y mundo rural sostenibles |
Residuos y contaminación: huella ecológica creciente. | Biomímesis. Economía sostenida y autocontenida, ciclos cerrados. Economía de proximidad. Minoración y reciclaje de residuos. |
El reto económico: oligarquía política, finanzas y transnacionales
En las modernas sociedades capitalistas el aparato del Estado se ha convertido en una herramienta de regulación flexible al servicio del capital transnacional. En este sentido, los responsables de la política económica son una casta alejada de los intereses de la mayoría cuando sus principales fines se dirigen a facilitar las inversiones rentables a bajo coste fiscal y laboral, y a garantizar que el sistema financiero y la gran industria puedan encontrar apoyos y rescates ante eventuales crisis de envergadura. Las decisiones de inversión se toman en función de las expectativas de rentabilidad efectiva para los agentes capitalistas: accionariado y acreedores de deuda, con frecuencia de origen extranjero (según el Fondo Monetario Internacional, un tercio del accionariado español en diciembre de 2013 pertenecía a inversores extranjeros, la mayoría de cinco países: Francia, Alemania, Estados Unidos, Luxemburgo y Reino Unido).
En la actual etapa neoliberal, tras la crisis de rentabilidad de los años 70, hay contradicciones añadidas, fruto de las políticas de reestructuración y ajuste, así como de desregulación financiera y desarrollo de políticas expansivas –especialmente favorables al sistema bancario– que han facilitado hasta 2007 el abaratamiento del crédito. Pero a partir de ese año la combinación de un deterioro de la tasa de rentabilidad y un ascenso de las cargas financieras constriñó los factores fundamentales de la acumulación capitalista (inversión, crecimiento del empleo y de la masa salarial, etc.) y, con ellos, se abrió una etapa de oscilación entre la recesión y el estancamiento, con efectos sociales especialmente negativos para la mayoría de la población trabajadora.
En toda esta situación, los actores más aventajados han sido las grandes corporaciones transnacionales privadas, con alto poder de mercado e influencia política. Las estrategias de oligopolización, en forma de empresa-red transnacional, de rescate estatal y de ajuste de empleo y salarial han compensado en parte la reducción media de la tasa de ganancia efectiva, en detrimento de una fortísima destrucción del pequeño empresariado y de un desempleo brutal. En términos de algunos economistas críticos, podríamos estar atravesando una fase de decadencia, cuanto menos en Europa –extensible en diversos grados a la tríada que suma a Japón y EEUU–, de la onda larga de acumulación en vigor, en un capitalismo global donde emergen nuevos actores. Las grandes corporaciones exploran su transnacionalización, relocalizando las industrias manufactureras y reservándose los procesos tecnológicos y comerciales estratégicos.
En el marco de la Unión Europea nos encontramos con un marco institucional, económico y monetario propicio para el capital transnacional europeo, y pronto, si se llega aplicar el Tratado de Libre Comercio con EEUU, para el estadounidense. El Sistema Euro es la arquitectura que determina la marcha de Europa, y que la constituye como un área favorable al capital transnacional. El Sistema Euro equivale a un entramado institucional construido de manera asimétrica por acuerdos intergubernamentales, en el que se articula una política económica basada en el ajuste permanente (desde el Tratado de Maastricht, pasando por el Tratado de Lisboa, llegando al Pacto Fiscal), un presupuesto público irrisorio (centrado sobre todo en política agrícola) y la instauración de una moneda única, sin armonización fiscal ni laboral, y gestionada por el Banco Central Europeo que se ha pautado para controlar la inflación y adoptar una política monetaria basada en la flexibilidad cuantitativa al servicio de la confianza en los mercados interbancarios.
En resumen, el sistema Euro es el esquema institucional con el que ha cobrado cuerpo la financiarización y la austeridad en la política económica del continente. Un modelo que implica exigencias permanentes de devaluación fiscal y salarial, garantías y rescates para el sistema bancario privado, en detrimento de las condiciones y servicios públicos para las poblaciones europeas. Se trata de un sistema que propicia que aquellos países con peor inserción en la división europea del trabajo y con unos niveles de productividad más bajos, acumulen permanentemente déficits en la balanza de pagos, base que empuja a un mayor endeudamiento con las economías y sistemas financieros que presentan una mejor situación en estos capítulos. Esto implica una concentración de capitales en los países centroeuropeos, sobre todo en este periodo de gran recesión.
La ausencia de mecanismos de corrección y compensación de los flujos financieros especulativos aboca a un crecimiento desmesurado del endeudamiento privado que, en el caso de España, ha superado el 350% del PIB, provocando entre otros efectos la conversión de deuda privada en deuda pública a través de rescates bancarios, fiscalidad regresiva, subvenciones a las grandes empresas, etc. Esta deuda no sólo comporta un lastre monumental para nuestra economía sino un peso cada vez mayor para el gasto público (más de 30.000 millones de euros en los últimos años en pago de intereses) lo que provoca recortes en la política social y afectan especialmente a los sectores sociales más frágiles. El cuadro 2 sintetiza estos problemas y propone algunas líneas alternativas.
Cuadro 2
Tiranía financiera vs democracia económica
PROBLEMAS | ALTERNATIVAS |
Tiranía de las grandes corporaciones transnacionales y oligopolización | Democracia económica: trabajo autogestionario de las empresas. No al Tratado de Libre Comercio UE-USA |
Democracia secuestrada por la gran banca y lobbies privados en connivencia con la casta política | Gobierno público bajo control social. Procesos constituyentes. Regulación de la función social de las empresas. Nacionalización de los sectores estratégicos |
Economía al servicio del lucro | Primero satisfacer las necesidades y derechos básicos de toda la población. Política fiscal progresiva sobre los beneficios, la gran propiedad y las rentas altas |
Crisis bancaria: cortocircuito del crédito, rescates bancarios, etc. | Auditoría de la deuda pública e impago de la deuda ilegítima. Banca Pública bajo control social |
Sistema Euro: corsé de Tratados de Austeridad, BCE y Moneda Única al servicio de las empresas europeas transnacionales | Poner la economía y la moneda al servicio de la gente. Presupuesto Público Europeo fuerte y redistributivo. Reforma del BCE o, en su defecto, desobediencia y construir área supranacional solidaria |
La cuestión social
En el marco del actual modelo socioeconómico se restringen los derechos laborales y sociales, y se produce un retroceso importante de los servicios públicos, lo que ocasiona mayor vulnerabilidad, peores condiciones materiales de vida y, en definitiva, menos autogobierno de la propia existencia. En especial, el paro de larga duración unido a la precariedad del empleo temporal y a tiempo parcial (no voluntario) se han convertido en una trampa de la que es cada vez más difícil salir, en especial para muchas mujeres que suelen padecer menores oportunidades laborales, escasas posibilidades de promoción, ocupaciones restringidas y una fuerte brecha salarial, mientras se siguen ocupando mayoritariamente del trabajo doméstico y reproductivo.
Para propiciar una restauración de las tasas de beneficio se ha aplicado medicina de caballo en materia de empleo, aplicando dos reformas laborales, la de 2010 y, sobre todo, la de 2012, que alteran la naturaleza de las relaciones laborales en el caso español: se pulveriza la cobertura de la negociación colectiva, la primacía de los acuerdos se da en las empresas y no en los sectores, los convenios decaen al cabo de un año si no se renuevan, rompiéndose el principio de ultraactividad, y se facilita y abarata el despido de manera drástica, generalizando la inestabilidad en el empleo, ampliando el empleo a tiempo parcial con bajos ingresos, y manteniendo tasas de desempleo por encima del 20%. Tal como recoge el Barómetro Social de España a partir de la Estadística de Salarios de la Agencia Tributaria, 2013 ha sido el año con un salario medio más bajo de toda la serie histórica, iniciada en 1992, y con una mayor distancia o desigualdad entre salarios altos y bajos.
Los corsés constitucionales al pago de la deuda pública (art. 135) y los compromisos hipócritas de control del déficit (que se centran en recortes en servicios públicos y derechos sociales, pero son sumamente generosos con los rescates y la desfiscalización al capital privado) han propiciado que la deuda soberana haya pasado del 37% del PIB en 2007 al 100% en 2015. Se han aplicado sin piedad políticas públicas de austeridad y recortes, que profundizan la recesión en la que está inmerso el capital privado, dominado por una desinversión rentable de carácter selectivo, o por la relocalización directa de capitales y unidades productivas.
En el plano social el panorama es desolador: recortes drásticos en el ámbito de la educación, de la sanidad, de la atención a la dependencia y de las pensiones; privatización de las últimas empresas públicas; y recortes salariales y de las prestaciones a las personas en paro y en situación de extrema necesidad que engordan los niveles de pobreza, exclusión social, desahucios y polarización de la renta y la riqueza.
Ante este diagnóstico, resulta evidente que es preciso emprender unas políticas alternativas a las vigentes, bajo parámetros democráticos que, a día de hoy, brillan por su ausencia. El Cuadro 3 apunta algunas propuestas en esa dirección.
Cuadro 3
Sistema excluyente-patriarcal vs condiciones dignas de vida y convivencia
PROBLEMAS | ALTERNATIVAS |
División sexual del trabajo | Reparto del trabajo doméstico y extra-doméstico. Políticas de igualdad. Escuelas infantiles, atención a la dependencia |
Desigualdad social. Polarización creciente de la renta y la riqueza | Política fiscal progresiva y desarrollo de políticas sociales. Impuesto sobre grandes fortunas y sobre transacciones financieras. Reinversión de beneficios bajo control social. Salario máximo y aumento del SMI |
Paro y empleo precario | Trabajo decente generalizado, con estabilidad y
movilidad del puesto. Reducción del tiempo de trabajo y anticipación de
la edad de jubilación. Potenciar servicio público de empleo |
Pobreza y Exclusión Social. Recorte de servicios públicos básicos |
Derechos de ciudadanía y renta básica. Construir el bien común y los servicios públicos no burocratizados, bajo control social |
Gente sin techo, casas sin gente |
Alta fiscalidad sobre las viviendas en desuso o vacías. Parque público de alquiler asequible. Regulación deuda hipotecaria vivienda principal (rescate ciudadano y quita del principal) |
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