El ascenso y
caída encarnados en la figura de Rodrigo de Rato nos muestra una secuencia que
acompaña el contexto político y económico reciente. Rato representa la
quintaesencia del singular proyecto neoliberal que realmente ha existido. Como
una de sus figuras más insignes, con su defenestración se marca el final de un
ciclo para los viejos partidos del régimen.
Un agente introduce a Rodrigo Rato en un coche policial. - AFP
Rodrigo Rato representa ese Neoliberalismo de Estado que emplea al sector público para provecho privado. Sin dudarlo, manejó las instituciones del Estado para arrancar derechos sociales y convertirlos en espacios y oportunidad de negocio para los grupos sociales privilegiados, librando al capital de un pago razonable de impuestos y estableciendo medidas financieras que continuaron emborrachando el consumo sin contemplar la necesaria resaca posterior. Una época de orgías económicas y personales -en la que los ricos ya ni sabían en qué gastar sus excedentes extraordinarios, seguramente dando a pie a los consumos ostentosos y privados más extravagantes y morbosos-.
Rodrigo Rato representa ese Neoliberalismo de Estado que emplea al sector público para provecho privado. Sin dudarlo, manejó las instituciones del Estado para arrancar derechos sociales y convertirlos en espacios y oportunidad de negocio para los grupos sociales privilegiados, librando al capital de un pago razonable de impuestos y estableciendo medidas financieras que continuaron emborrachando el consumo sin contemplar la necesaria resaca posterior. Una época de orgías económicas y personales -en la que los ricos ya ni sabían en qué gastar sus excedentes extraordinarios, seguramente dando a pie a los consumos ostentosos y privados más extravagantes y morbosos-.