Tere Rodriguez. Impulsora de Podemos.
http://www.eldiario.es/zonacritica/degradacion-modelo-relaciones-laborales_6_244685536.html
Poner fin a este proceso de pérdida de derechos, empleo y salarios es la prioridad máxima en este momento y en ella debemos volcar nuestros esfuerzos
Camino del trabajo escuché unas declaraciones de
Juan Rosell, presidente de la CEOE, en las que afirmaba que los salarios
subieron en exceso en 2008 y 2009, que los aumentos salariales deben
seguir siendo muy moderados hasta que se consolide el crecimiento, que
siguen sobrando empleados públicos y que una de las maneras de favorecer
el empleo juvenil sería un salario mínimo inferior al general para la
juventud. No daba crédito a lo que oía.
En los años
60, los salarios se acercaban a un crecimiento próximo a la evolución de
la productividad; desde los 90, sólo garantizaban el poder adquisitivo.
El peso de los salarios en la renta nacional no ha dejado de disminuir,
y a favor del excedente empresarial. El porcentaje que representan los
salarios no ha parado de bajar y el de los beneficios no ha cesado de
subir. A la vez, se "normalizó" una tasa de paro muy elevada. Ello
lastraba el crecimiento económico.
La desregulación
bancaria y crediticia intentó relanzar la economía haciendo fluir el
dinero fácil en forma de préstamos. La sociedad en su conjunto, y en
especial las empresas y los bancos, inició una carrera de endeudamiento
sin garantías ni contrapartidas reales. Desde el poder político y
financiero se provocó también el endeudamiento de las clases
trabajadoras, sobre todo con la política de propiedad de la vivienda.
A partir de 2007, se inauguró una etapa de decadencia, a medio camino
entre la recesión y el estancamiento. Este "parón" de la fiesta
económica es una manifestación del fin de las burbujas, especialmente la
inmobiliaria, y supuso el estallido en la cara del sistema de
endeudamiento masivo que había provocado. A partir de ese momento
conocimos los efectos más nocivos de la locura de ese endeudamiento.
El capital lanzó una nueva ofensiva para restaurar las tasas de
beneficio y su atención se focalizó de nuevo en las condiciones de
empleo y trabajo. Ha echado sobre las espaldas de las clases
trabajadoras, y a su costa, la recuperación de su nivel de ganancias en
plena crisis económica mundial, de la UE y, particularmente, de los
países europeos del Mediterráneo.
En cuanto a los
salarios, se ha producido la caída de su poder adquisitivo (¡un -8,4%
desde 2010!), por lo que las rentas del trabajo reales bajaron. Y, a la
vez, la caída de los salarios nominales es enorme, pues la media de
crecimiento de los pactados en 2013 fue del 0,59%. Este es sólo un
ejemplo de un profundo y negativo cambio para las clases trabajadoras:
la reforma desde arriba, desde el Gobierno, pieza fundamental de la
ofensiva emprendida por las clases dirigentes contra el mundo del
trabajo.
Las bases de este nuevo cambio en
profundidad del esquema de la relación salarial venían de atrás, pero
ahora han adquirido una dimensión y agresividad enormes. La realidad
sociolaboral de 2014 podemos describirla con seis características:
1.
Arrinconamiento del mundo sindical y pérdida de peso efectivo de las
organizaciones sindicales y de la representación legal de trabajadoras y
trabajadores.
2. Un
marco laboral nuevo, con la reforma de 2012, sumamente reaccionario y
favorable al empresariado, que despoja de derechos en las empresas a
trabajadores y sindicatos y facilita el despido masivo.
3. Cambio de arquitectura de la negociación colectiva y disminución de su cobertura.
4.
Pulverización del derecho a la indemnización por despido, la ampliación
de causas para facilitar el despido barato y el descuelgue de los
convenios, y condiciones desfavorables a la influencia sindical en la
negociación de expedientes de regulación de empleo sin el control de las
autoridades laborales.
5.
Fuerte erosión de salarios mínimos, indirectos y diferidos: congelación
de ellos en unos casos; en otros, disminución notable de cuantías y
creación de nuevos impedimentos a la posibilidad de acceso a
prestaciones por desempleo y pensiones.
6.
Deterioro en materia de educación pública y de otros servicios
esenciales, como la sanidad, así como una desprotección por acogerse a
bajas laborales médicamente reconocidas.
Todo ello ha
contribuido a un aumento drástico de las tasas de desempleo, a una
devaluación salarial sin precedentes. El coste salarial total por
trabajador cae a fin de 2012 en un -3,6%, según los propios organismos
oficiales (ETCL-INE).
Y eso que no se tiene en cuenta el efecto de la masiva destrucción de
empleo con bajos salarios. Al mismo tiempo, se está dando un cambio de
pautas en las formas de empleo y de trabajo.
Poner
fin a este proceso de pérdida de derechos, empleo y salarios es la
prioridad máxima en este momento y en ella debemos volcar nuestros
esfuerzos. Movilizaciones masivas y cívicas como la de las Marchas de la
Dignidad del 22M marcan el camino.
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