Recientemente el Foro de Economía de la Fundación 1º de Mayo abrió un nuevo debate sobre la construcción de expectativas, el papel de la irracionalidad y la influencia de los medios de comunicación en la economía.
Ignacio Muro abrió con la siguiente contribución titulada "Los
animals spirits keynesianos como construcción mediática". Puede seguirse su artículo
aquí.
La discusión prosiguió y pueden verse todos los cometarios
aquí. A continuación mostramos en este post el comentario de
Daniel Albarracín:
“Animal spirits y decisiones de inversión: ¿Hasta dónde influyen los mass media?"
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Los
medios de comunicación, en efecto, tienen ligazón con el poder
económico corporativo, si bien su influencia es de corto plazo en el
marco de luchas asimétricas de la información. Los “animal spirits” no
son tan irracionales y las tomas de decisión de las inversiones
macroeconómicas a medio y largo plazo siguen el marco de los
fundamentales y las expectativas políticas.
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Muro
esclarece adecuadamente la relación de influencia entre poder económico
y poder mediático. Al mismo tiempo, muestra cómo, el carácter doble de
la noticia (mercancía para vender, herramienta y producto para influir)
condiciona la construcción de expectativas.
El
papel de las expectativas en el esquema económico keynesiano es
sumamente importante, en la medida que el Lord consideraba que la
eficiencia marginal del capital estaba definida por “la tasa de
descuento que haría el valor actual de la serie de anualidades dadas por
los rendimientos esperados de los activos financieros durante su vida
exactamente igual a su precio de oferta”.
La
aportación de Muro nos muestra un aspecto de la construcción de las
expectativas en términos generales y su presumible influencia en la
previsión de inversores y consumidores. Se trata de un análisis que,
frente a otras tentaciones “idealistas”, determina algunas de las
condiciones materiales de la construcción de esas expectativas.
En
efecto, algunas líneas de pensamiento económico, que no atienden a cómo
se producen los procesos de construcción social de la realidad, han
incurrido en dos excesos. Por un lado, bien han caído en un objetivismo
determinista pleno que ignora las expectativas. Bien se ha inclinado
hacia un subjetivismo idealista postmoderno que todo lo deja al arbitrio
de dinámicas “gregarias o de contagio o de iniciativas de liderazgo y
manipulación” sin base material.
Se
agradece esta perspectiva social que brinda Muro, al mismo tiempo que
la ancla sobre procesos materiales de poder e interés económico que le
dan sentido inteligible (lo que no exime de críticas, porque se trata de
una racionalidad contradictoria, tal y como funciona el sistema en el
que vivimos).
Ahora
bien, como apunte alternativo, deben advertirse algunas
consideraciones. En primer lugar, los “animal spirits” no son tan
irracionales como parece. Es decir, se pueden explicar. Pero su
racionalidad no implica armonía, sino contradicción y conflicto de
intereses, naturalmente.
En
segundo lugar, la construcción social de las expectativas en términos
de materialidad social (yo propondría un esquema que comprende que todo
es material, porque las ideas tienen cuerpo en el tiempo y en el espacio
en forma de prácticas y relaciones sociales que las producen y que
toman forma en formas de influir y establecer estrategias concretas)
cuando nos referimos a la formación de esa eficiencia marginal del
capital, que en términos marxistas no es otra cosa que la formación de
la tasa de rentabilidad, debe comprenderse que se pensó en otros
términos.
Las
expectativas de rentabilidad forman el marco imaginario para la toma de
decisiones de inversión. Sin duda alguna, estas decisiones de inversión
no toman sólo en cuenta una trayectoria anterior de dicho indicador,
aunque es una base muy seria para delimitarla. También resultan
importantes otros factores tales como el marco de estabilidad
institucional, de paz social, o de los compromisos programáticos de un
gobierno, por ejemplo. De tal modo que en la formación de dichas
expectativas contamos con una experiencia del pasado y unas expectativas
sobre el futuro. Estas se materializan no sólo por el concurso
mediático, aunque desde luego sea un factor de consideración
significativo, sino también por aquellas variables, más aún cuando
hablamos en términos de medio y largo plazo. La influencia de los mass
media, en mi opinión, adoptarían un papel más en el corto plazo, y son
capaces de alterar la lógica de influencia política, hasta cierto punto,
así como de tomas de decisiones de inversión particulares (por ejemplo,
en el caso de Chipre, en el que se manejó abiertamente una gestión de
la crisis en clave de información asimétrica, permitiendo la huida de
capitales de los bancos centroeuropeos, dejando que los depositantes
rusos apenas pudieran librarse de la quita), o contribuir a especulación
que beneficie a unos pocos segmentos con información privilegiada. Ese
corto plazo puede distorsionar bastante, y estas prácticas pueden tener
una continuidad en el tiempo, con las lógicas internas que identifica
Muro en su aportación, y tener grandes repercusiones en la competencia
interempresarial o de influencia electoral, por ejemplo. Si bien, en el
medio y largo plazo, si nos referimos a la toma de decisiones de
inversión en términos macroeconómicos, sin duda alguna, estas toman en
cuenta la orientación de los fundamentales, así como la interpretación
dominante sobre las tendencias sociopolíticas. |
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