24/11/18

Tesis para una propuesta internacionalista y de emancipación de las soberanías populares: 8) Soberanías Populares e Internacionalismo Solidario


8.   SOBERANÍAS POPULARES E INTERNACIONALISMO SOLIDARIO.

 Daniel Albarracín
https://vientosur.info/spip.php?article14344

El conflicto no se presentará en una mesa de negociación, como idealizaba Varoufakis para Grecia, ni como sigue idealizando Diem25. Las propuestas de reforma paneuropea, más allá de toda la muy interesante inteligencia racional que pueda plantear, se abortarán de seguir los cauces previstos por las instituciones europeas, que ya prevén bloquear cualquier cambio de fondo de su naturaleza basada en un modelo intergubernamental que haga posible un marco de mercado de libre comercio y libertad de movimiento de capitales. Los sueños federalistas, por más que resulten simpáticos, deberán preguntarse qué es lo que está dispuesta a federar la Unión Europea, y el signo de su orientación sociopolítica. La hermosa idea federal parece abocada a su deformación perversa bajo la arquitectura institucional, política y económica de la UE, que, en suma, es la principal enemiga de los pueblos europeos.

Como hemos venido señalando, a su vez, las estrategias de refugio nacional en ocasiones hacen equivalente la lucha por la soberanía nacional al avance de la soberanía popular. Los Estados-Nación modernos están atravesados de una naturaleza social, en gran medida, orientada por intereses de las clases dominantes. No debe confundirse los conflictos competitivos entre países con las aspiraciones de las clases populares. Y no debe caerse en la trampa de que estamos del lado del Estado y no del Mercado[1], cuando han sido históricamente aliados necesarios entre sí, y entre ambos, con su propia naturaleza socioinstitucional, y el gran capital.

Ni que decir tiene que incidir en los límites de una estrategia de refugio nacional, que no hará mucho más que aplicar los instrumentales keynesianos del Estado-nación, de influencia disminuida en el marco del capitalismo global, no implica descartar tener que gestionar una posible expulsión del marco de la UE o de la Eurozona, dado el caso de que las reformas sociales y económicas emprendidas causen represalias de ese alcance. La elección entre el sometimiento y la libertad, ambos con costes, muestra más horizonte en el segundo caso. Grecia, eligió el sometimiento, y estará durante décadas sin soberanía económica ni autonomía política, condenando a generaciones a una explotación y precariedad, para devolver sus deudas.

Pero asumir las consecuencias de un camino trazado por la libertad, no equivale a conformarse con el encierro en un solo país de las medidas de cambio y progreso. Se trata de extenderlas, abriendo la cooperación a quien lo desee, si no hoy, mañana. Este proyecto puede llegar hasta el punto también de unir fuerzas en el camino de una convergencia real, en la integración de los capítulos competenciales que así se decida, o, incluso, conformar una nueva área supranacional solidaria. Las condiciones de que cada vez más países opten por la desobediencia y la alternativa serán cada vez más propicias. Se trata, en suma, de darle una forma apropiada y un vector político que lo materialice, mirando en el largo plazo.

A este respecto, cabe afirmar que nuestra estrategia ha de conjugar al mismo tiempo la lucha por la soberanía popular y el internacionalismo solidario. Las soberanías populares de los pueblos habrán de desplegar sus tareas propias nacionales y sus tareas conjuntas internacionales en cada caso. No habrá internacionalismo solidario sin pueblos soberanos, no habrá soberanía popular duradera sin la cooperación entre las clases trabajadoras de cuantos más pueblos libres mejor.



[1]Albarracín, D. (2012) “¿De qué mercado y estado me hablas?: los fundamentos del capitalismo y las nuevas políticas de la burguesía”. Nuestra bandera: revista de debate políticoISSN 1133-567X, Nº. 231, 2012, págs. 71-75

22/11/18

Tesis para una propuesta internacionalista y de emancipación de las soberanías populares: 7) La crisis de la Unión Europea


7.   LA CRISIS DE LA UNIÓN EUROPEA


Nadie duda de que la UE atraviesa su momento más difícil. El Brexit, las sucesivas crisis de deuda en Grecia, Irlanda, Chipre o España, las desobediencias xenófobas y reaccionarias de los países del Club de Visegrado en el Este de Europa, o la rebelión desobediente, aunque reaccionaria, en Italia, son las consecuencias de una institucionalidad intergubernamental cada vez más incapaz de coordinar a las élites europeas a un gran consenso burgués, y, por supuesto, muy lejos de suscitar el más mínimo entusiasmo entre la mayoría de población, si es que no causa un significativo y creciente rechazo.

El bloqueo del modelo de tomas de decisiones de la Unión Europea, por su carácter intergubernamental, es también garantía de la consagración y blindaje de los principios neoliberales de los Tratados Europeos. Unos Tratados que ponen en el centro el proyecto de libertad de movimiento de capitales y de mercancías, las políticas de ajuste estructural contra los salarios o los servicios públicos que respaldan los derechos sociales, como condición de necesidad para la restauración de la tasa de beneficio del gran capital. Detrás de estas condiciones están los facilitadores de las llamadas crisis simétricas (financieras, de rentabilidad o de inversión y productivas).Un modelo que se afianza con una arquitectura económica sujeta a un Sistema Euro (Michel Husson) levantado por la moneda única con tres pilares que le orientan: la política de control del déficit público, un presupuesto europeo irrisorio y no redistribuidor, y una política monetaria que privilegia al sistema financiero privado, que no sólo contribuye a la gravedad de dichas crisis simétricas, sino que propicia crisis asimétricas, en tanto que entraña un mecanismo idóneo para exportar las crisis del centro a las periferias.

20/11/18

Tesis para una propuesta internacionalista y de emancipación de las soberanías populares: 6) Hipótesis política de la polarización


6.   LA HIPÓTESIS POLÍTICA DE LA POLARIZACIÓN.

 Daniel Albarracín
https://vientosur.info/spip.php?article14344

Las derrotas sociopolíticas de las clases trabajadoras de las últimas décadas, y el avance del neoliberalismo, consiguiendo gestionar y aplazar el declive de la acumulación capitalista mediante políticas de financiarización, hasta, por lo menos 2008, supuso un retroceso en las condiciones sociales de vida, empleo y trabajo, que desplazó la posibilidad de cambio durante mucho tiempo. Desde este punto de vista, la crisis objetiva de la acumulación y de las posibilidades de cumplir las aspiraciones prometidas a una parte de la población, va a coincidir con una crisis de subjetividad antagonista, cuanto menos hasta 2011. Son las primaveras árabes o el 15-M en España, las que van a multiplicar los primeros ecos de rebeldía ya iniciados por los movimientos altermundialistas (1994-2000) y antiguerra (2004), dando forma a un mayor espacio y prácticas sociales que se replantean el modo de vida general y que, tras mucho tiempo, lo hacen con una audiencia social significativa.

18/11/18

Tesis para una propuesta internacionalista y de emancipación de las soberanías populares: 5) Sobre las Migraciones


5.   SOBRE LAS MIGRACIONES

 Daniel Albarracín
https://vientosur.info/spip.php?article14344
Un capítulo específico en el debate europeo es el que ocupa el de las migraciones. Es aquí donde se reúnen con más crudeza un conjunto de fantasmas y estereotipos, promovidos por las élites de cara a infundir un miedo que sirva, al mismo tiempo, para distraer la atención de los problemas principales, como para justificar, por el ejemplo, la agenda securitaria de la Unión y de algunos Estados Miembros, que responde tanto a razones geoestratégicas, de negocio, como de control social interno autoritario.

Es preciso recordar que los flujos migratorios internacionales han sido estables desde hace mucho tiempo, y sólo en los últimos años ha crecido ligeramente, representando en torno al 3,3% a escala mundial[1].Sólo un 7,5% de la población que reside en la UE es extranjera (Eurostat 2017), contradiciendo la percepción dominante de una presencia mucho mayor. A pesar de los desequilibrios internacionales, y salvo el periodo de huida de refugiados y asilados causado en la guerra de Siria, la llegada a Europa de personas de fuera no ha dejado de disminuir de manera muy sensible en los últimos tres años. Las barreras económicas, geográficas, legales y culturales lo dificultan. Si se ha producido crisis humanitarias se debe a la política de control de fronteras de la Unión Europea y de determinados países, interesados en generar una situación de caos y escarnio, que muestren hacia fuera la necesidad de ser seleccionados como fuerza de trabajo rentablepara ser admitidos por formas legales; y hacia dentro para señalar una imagen de carestía y rivalidad por recursos escasos que amenace a los autóctonos y los discipline, señalando así un enemigo exterior.

Conviene señalar que la Unión Europea ha desplegado un ejercicio de hipocresía sin parangón. Al tiempo que critica y hace amagos de sanción a algunos países que no toman la cuota de migrantes establecida, aplica una política similar o peor en las fronteras exteriores de la UE. Toda la cooperación al desarrollo internacional de la UE, mediante el Plan Europeo de Inversión Exterior, o mediante su política de vecindario, en los países vecinos está al servicio de condicionar su recepción al cumplimiento del papel de guardianes de fronteras, para retener, acoger o repeler a las personas que llegan a Europa, en una operación internacional sólo comparable a la política que ha ejercido Australia.

Dicho esto, resulta lamentable que, incluso admirables políticos de izquierda, asuman que “no podemos aceptar sin más que toda África se presente en Europa”. Ni esto se está produciendo ni se producirá. Es más, los flujos migratorios que vienen a Europa son perfectamente absorbibles por una sociedad tan rica. Sea como fuere, resulta imprescindible constatar las razones de las migraciones para reformular una estrategia política de intervención al respecto, que recorra los diferentes momentos que suceden en los procesos migratorios.

En primer lugar, las causas en origen. Los países en crisis suelen estar atravesados por el empobrecimiento, las crisis bélicas y la persecución política o religiosa. Detrás de ellas se esconden tres factores: conflictos geoestratégicos por los recursos energéticos y de materias primas, una división internacional de la que sacan provecho empresas transnacionales de países ricos, y, cada vez más, la crisis climática. Sin embargo, las personas migrantes para poder migrar no sólo tienen que estar forzadas por esas circunstancias, siempre trágicas, también necesitan de unos medios mínimos para emprender su huida. Normalmente, los desplazamientos suelen darse entre países del Sur, y de hacerse a mayor distancia requiere de unos recursos básicos que sólo una minoría disponible, aparte de contar con facilidades legales y de contactos en destino. Para responder a estos problemas, debemos comenzar por reconocer que aquellos países sufren estas circunstancias en una medida muy importante por la depredación de los países del Norte (EEUU, Europa, China,…), y que estos países no necesitan tanto una ayuda caritativa como la finalización de los procesos de desposesión, comercio desigual, y explotación que sufren desde otros países y empresas multinacionales. Las migraciones son mayormente un fenómeno de desplazamiento forzado, y, como tal, una política solidaria exigiría comenzar por reducir los factores que empujan a muchas personas a adoptar una medida tan dura.

En segundo lugar, los obstáculos a la circulación y la movilidad. La conformación de fronteras y regulaciones de cada país, dividen a la población entre nacionalidades y ciudadanías de rangos considerados diferentes en cada territorio de paso. Las barreras policiales, jurídicas, económicas, culturales, idiomáticas y geográficas comportan murallas de agresión al derecho a buscarse un modo de vida digno. Por si no fuera poco, generan un peligro para la vida, poniendo en bandeja a mafias, en el paso del Mediterráneo, y esclavistas, como en Libia, a personas en una absoluta necesidad y vulnerabilidad. Una política mínimamente solidaria debe fundarse en la conformación de vías seguras para el desplazamiento humano, una vez que estas personas se encuentran en la tesitura obligada a abandonar sus territorios de origen. Las ideas de ordenación de los flujos migratorios esconden un mecanismo de selección de la fuerza de trabajo, y unas condiciones de subordinación para que tengan que aceptar condiciones peores, sin impedir que al final importantes bolsas de personas tengan que pasar la travesía, del riesgo en los desplazamientos, periodos largos de situación de irregularidad y ausencia de derechos, y finales condiciones de inserción social y laboral muy subordinadas. Desde este punto de vista, la política debe no sólo establecer rutas seguras de paso, sino también medios apropiados de acogida y primer asentamiento, así como operativos de rescate cuando se trata de salvar vidas, por ejemplo, en los desiertos, montañas y los mares.

La política de integración, no sólo solidaria, sino también positiva para viejos y nuevos habitantes, ha de afrontarse desde enfoques interculturales de política pública que reconozca la dificultad del proceso y la exigencia de un mutuo esfuerzo por la comunicación, frente a los modelos segregacionista, o también superando el modelo asimilacionista francés o multicultural británico, mediante mediaciones que faciliten la convivencia cooperativa, e, inclusive la formación de nuevas reglas que acomoden la diversidad, siempre y cuando se respeten los derechos humanos en toda su amplitud, sin una perspectiva supremacista de la cultura autóctona ni tampoco idealizando las prácticas culturales de los que vienen de afuera.


[1]“Se calcula que en 2015 había 244 millones de migrantes internacionales en todo el mundo (3,3% de la población mundial), lo que representa un incremento respecto de los 155 millones de migrantes estimados en el año 2000 (2,8% de la población mundial)” (ONU Migración, 2018). https://publications.iom.int/system/files/pdf/wmr_2018_sp.pdf


16/11/18

Tesis para una propuesta internacionalista y de emancipación de las soberanías populares: 4) Crisis del Establishment y Movimientos Antisistémicos


4.   CRÍSIS DEL ESTABLISHMENT Y MOVIMIENTOS ANTISISTÉMICOS.

Daniel Albarracín
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Perry Anderson, el gigante intelectual e historiador británico de la prestigiosa New Left Review,  ha venido observando en los últimos años, la formación de nuevos movimientos antisistémicos. Los regímenes neoliberales modernos, apoyados en su lado izquierda y derecho en el arco político que representa al establishment, estaría quebrando las promesas ofrecidas durante tiempo hasta límites insoportables, dando lugar a una contestación creciente antiestablishment de diferente signo, y forma polarizada. En este sentido, Anderson señala esta tendencia más como una debilidad de los regímenes neoliberales, y arrojarían a la derecha extrema a cuestionar pilares consagrados durante tiempo, hasta el punto de, con el objeto de ganar hegemonía, incluir en su agenda de medidas y movilizaciones, puntos rupturistas, ahora bien, guiados por un propósito reaccionario. Esta lectura, suscita un debate, en virtud del cual las fuerzas transformadoras no debieran recelar en coincidir en las iniciativas de ruptura, cuando fuesen progresivas, mejor aún si es por iniciativa propia, y no soslayarlas simplemente por la repulsa de quienes la levantan. Más bien al contrario, debiera valorarse como una oportunidad para empujar con un sentido emancipador dichas medidas lo más lejos posible, sin por ello conceder legitimidad a movimientos contrasistémicos de signo contrario, sin miedo a disputarles la hegemonía y el sentido de las iniciativas políticas, siempre y cuando se aborde desde la independencia política y la apertura al empoderamiento popular de las mayorías.

El establishment, o El extremo centro(2016), término acuñado por Tariq Ali, trataría de reconstituirse agrupando a las viejas fuerzas de los regímenes en grandes coaliciones o nuevos partidos refundados que reúnen los restos del naufragio de las viejas formaciones políticas. Esta tendencia se estaría consagrando con el fenómeno simbolizado por el macronismo en Francia. Otras dinámicas análogas  han dado pie a alianzas antaño impensables entre los partidos de la izquierda y derecha que sostenían un mismo régimen, revelando los consensos básicos y desnudando su ignominia.


El establishment perseguiría ahora descalificar a sus opositores, caracterizándolos como populismos, necesitado de una polarización discursiva que les devuelva a una hegemonía ya irrecuperable. Sin embargo, esas expresiones políticas, que cobra día a día más peso, no son otra cosa más que el síntoma de un tipo de régimen político, el del neoliberalismo de Estado soportado en democracias formales, que está en decadencia.

A este respecto, debe identificarse los enemigos apropiadamente. Es el establishment y su política neoliberal, el causante de las condiciones de deterioro de la vida de las mayorías, pero también sus políticas las que abonan el terreno a la derecha extrema. Por este motivo, nuestra política debe enfrentarse en primer lugar contra el extremo centro, aprovechar las divisiones internas de las élites, golpear a favor de las medidas favorables a las clases trabajadoras. También mantenerse no sólo independiente sino, cuando sea preciso, hostil a cualquier ascenso del autoritarismo, que puede venir igualmente del extremo centro o la derecha extrema. Ya que, aunque discrepen hoy, en su proyecto final tendrán mucho más en común de lo que pretenden aparentar.

Desde nuestro punto de vista, esta reflexión nos conduce a algo bien alejado a las viejísimas tesis que sostenían que el poder político se asalta meramente desde las elecciones, y para ganarlas es preciso ocupar el centro político mediante instrumentos de mercadotecnia electoral y comunicación política. Ni que decir tiene que para ocupar el centro del tablero político (algo que no puede confundirse con el centro), exige reconocer las tendencias materiales de la sociedad bajo su modelo socioeconómico concreto, y plantear los desafíos reales para la formación de una subjetividad antagonista y emancipadora que se precie digna de tal empresa. Una hegemonía y subjetividad que sólo cobrará realidad material si se ponen en pie organizaciones sociales, sindicatos y movimientos sociales críticos, medios de comunicación alternativos, y no sólo expresiones partidarias, aunque también. Aclarar que nuestra política está del lado de las mayorías, que se enfrenta a todo bloque liberal y autoritario, en sus diferentes formatos. Esto resulta clave para no dejarse arrastrar por nuevas suertes de frentepopulismo[1]. Al contrario, mientras se construye un bloque histórico para una nueva hegemonía social, hay que adoptar una política de Frente Único[2] con aquellas fuerzas que empujen determinadas medidas emancipadoras, con plena independencia de clase y sin subordinación, sin miedo a apoyar, a criticar u oponerse cuando la ocasión lo merezca.




[1] El frentepopulismo, en la historia de España, en los años 30, adopta una forma política que en el bloque antifascista, influido por la política de la URSS de aquel momento, incluía a fragmentos de la burguesía favorable a la democracia formal, y que renunciaba explícitamente a conquistas mayores al marcar etapas diferencias de la lucha política, hasta el punto de conducir a la represión interna de aquellos grupos que querían ir más lejos, sin comprender que para, por ejemplo, ganar la guerra y la democracia, eran precisas aspiraciones y esfuerzos revolucionarios, y que ganar la guerra y hacer la revolución era un tándem necesario.
[2] Esta política de frente único implicaba una estrategia de apoyo a los grupos de la sociedad comprometida en medidas progresistas, y apoyarles sinceramente en tanto defiendan esas medidas, frente al enemigo de clase claramente comprometido con la liquidación de sus opositores, pero sin renunciar a ningún proyecto propio, y por tanto desplegar sus iniciativas con plena independencia. Esto puede conducir a defender unitariamente determinadas medidas de la socialdemocracia, e incluso la defensa física de sus miembros amenazados, al mismo tiempo que el distanciamiento y oposición crítica de aquellos puntos en los que se esté disconforme.

14/11/18

Tesis para una propuesta internacionalista y de emancipación de las soberanías populares: 3) La Unión Europea entre el viejo y el nuevo mundo multipolar


3.   LA UNIÓN EUROPEA: ENTRE EL VIEJO Y UN NUEVO MUNDO MULTIPOLAR.

Daniel Albarracín
 https://vientosur.info/spip.php?article14344

La UE ha dejado de ser una gran potencia en el concierto internacional. Aun siendo un gran mercado rico, en términos comparados, y conteniendo en su seno a países muy poderosos, ha perdido su influencia internacional. Desde la IIGM estuvo subordinada a los EEUU, haciendo de frontera con la URSS. Posteriormente amplio su mercado hacia el Este y generó un espacio institucional innovador, cada vez más pautado por la hegemonía alemana. Actualmente, el avance comercial y económico de China, el papel más activo de Rusia, y la respuesta agresiva en términos comerciales proteccionistas y militares de los EEUU, deja entremedias a una Unión Europea desamparada, que ve, además, como varios de sus miembros han decidido acabar con su pertenencia al marco de la UE, como sucede con el Reino Unido.

Ante estas circunstancias, la UE titubea entre proseguir su alianza con los EEUU, que le exige redoblar sus esfuerzos en inversión militar y que ya le impone nuevos aranceles, y mirar con indulgencia ante viejos competidores o adversarios como son China o Rusia. Mientras tanto, la UE no deja de ser un bloque colonialista en lo económico en los países del Sur.

A nuestro juicio, Europa ha de cambiar en su naturaleza interna como adoptar una actitud sumamente diferente a su exterior. Los pueblos europeos no pueden someterse a ningún imperialismo o subimperialismo (como el que representa Alemania), y deben plantearse  hacer otra Europa y relacionarse de manera solidaria con los Países del Sur, primero, quitándole el pie del cuello, después, estableciendo lazos sinceros de cooperación.

El cambio de la naturaleza de Europa pasa porque los países y pueblos que se decidan a plantearlo, quizá comenzando por los Países del Sur de Europa, abran puentes hacia el Sur del Mundo, comenzando por América latina, pero también hacia pueblos de otros continentes, con el propósito de construir un polo emancipado de desarrollo endógeno solidario.

Mientras esto no suceda, Europa estará atrapada por dos polos competitivos muy agresivos con los que sólo puede perder y proseguirá acelerando su declive. Su dependencia militar de EEUU, su dependencia de materias primas con Rusia, Oriente medio o el Norte de África, o su inferior competitividad con la economía china, sólo pueden revertirse, desde la autonomía, el desarrollo sostenible y el comercio justo con los países del Sur, y estableciendo lazos cooperativos a escala internacional.

12/11/18

Tesis para una propuesta internacionalista y de emancipación de las soberanías populares: 2) El declive Objetivo del Capitalismo Europeo


2.   EL DECLIVE OBJETIVO DEL CAPITALISMO EUROPEO.

 Daniel Albarracín
https://vientosur.info/spip.php?article14344

Conviene comenzar por el diagnóstico de las dinámicas objetivas. El sistema capitalista rige las formas sociales y económicas de la vida de la población mundial, habiéndose extendido hasta sus límites, tanto a escala geográfica como en la inmensa mayor parte de las prácticas de la vida social. La mercantilización de la vida y la naturaleza, las relaciones sociales y la producción; la salarización del trabajo, y la desigualdad y la precariedad de las clases populares y su fragmentación jerarquizada (por ciudadanía nacional, régimen de estabilidad laboral, estilo de consumo y estatus social, etnia o pertenencia a grupos sociales) avanzan cada vez con menos contrapesos.

Desde los años 70 el vigor de la acumulación capitalista, que brindaba las condiciones materiales de riqueza así como la carestía acorde a esta forma de dominación y de legitimación, sigue debilitándose, describiendo ciclos. El neoliberalismo obtuvo una victoria al desplazar al mundo sindical hacia posiciones aún más sulbalternas y con pérdida de influencia sobre el conjunto de la sociedad, aplicar medidas de ajuste y de financiarización para compensar los efectos recesivos de las políticas de austeridad. Este modelo agotó sus “ventajas” en 2007. Los indicadores económicos muestran el agotamiento de la actual, frágil y corta recuperación, que vino desde 2013, tras cinco años de la Gran Recesión que nos sacudió desde 2008, que se saldó con el triunfo de quienes la provocaron y una nueva vuelta de tuerca en el proceso de financiarización de la economía.

10/11/18

Tesis para una propuesta internacionalista y de emancipación de las soberanías populares: 1) Propósito


1.   PROPÓSITO

 Daniel Albarracín

El objetivo de esta serie de tesis, que comienzan aquí, es el de ofrecer líneas estratégicas para la acción y el discurso político que tenga como propósito posibilitar la transición hacia una sociedad justa, igualitaria, democrática y sostenible., y hacerlo en el marco de los cambios de la globalización capitalista, y con especial foco en esta “península asiática” llamada Europa, que atraviesa una decadencia económica y de proyecto político y económico. Una Europa aprisionada entre medias de los polos de poder mundial (China, Rusia y EEUU) y en un contexto mundial de crecimiento y extensión de las fórmulas neoautoritarias en Asia, Europa y América, unido a la consolidación de regímenes dictatoriales en China y en buena parte de Oriente Medio y África.

No se trata en estas tesis aún de un programa, sino de un paso previo, un esbozo del horizonte y de los vectores de movimiento que dotarían de un sentido político al programa[1] transformador que se plantee.

Caminamos en un periodo en el que los debates están ausentes o se desplazan, por quienes los pocos que lo afrontan, hacia aporías en los planteamientos. La interpretación sobre el mundo al que nos enfrentamos en realidad se presenta a través de falsos dilemas. Estos marcan una división artificial de los conflictos reales a los que se enfrentan las clases populares y trabajadoras, y contribuyen a la confusión o a alineamientos contraproducentes.

La divisoria entre eurófilos y eurófobos, delimita un falso conflicto en torno a un mito nebulosamente descrito: Europa. Se impone una idea mágica y absoluta de un objeto que viene dado, que, por el contrario, expresa una relación y un modelo concreto que merece ser discutido.