http://vientosur.info/IMG/pdf/VS144_Presentacion_Plural_La_refundacion_de_Europa_en_la_poscrisis_griega.pdf
Daniel Albarracín
El
episodio griego del pasado verano, síntoma del agotamiento del vigente modelo
europeo, puso sobre aviso a las élites de los límites del proyecto de la UE, desencadenando
iniciativas a gran escala para refundar su institucionalidad. También le ha
mostrado a las clases populares la capacidad del régimen europeo de frustrar
sus horizontes y la debilidad de las estrategias hasta ahora formuladas por los
partidos progresistas clásicos. El caso griego ha mostrado a las claras los
límites a la democracia y la soberanía popular en el marco del Sistema Euro, liderado
con decisión desde el Eurogrupo -hasta ahora, paradójicamente, fuera de los
tratados europeos-. Nada será igual a partir de ahora, ni para uno ni para
otros.
Como
diagnóstico, el factor dominante de la crisis vigente radica en su origen
bancario, la financiarización. Hemos asistido a varias crisis financieras que empujaron
a sucesivos “rescates”: Chipre (2013), Rumanía (2011 y 2013), siendo los de
mayor envergadura los casos de Grecia (2010, 2012 y 2015), España (2012),
Irlanda (2010) y Portugal (2011), por cifras que ascienden al menos a 493,92
mil millones de euros. Una probable y
nueva crisis bancaria que afectase a entidades sistémicas ha hecho replantear
la estrategia a las clases dirigentes centroeuropeas en su propósito de seguir
gobernando Europa. Por debajo, la UE, como factor determinante, sigue atada al
estancamiento económico de largo plazo. La crisis de inversión, por las
dificultades de una recuperación de la tasa de rentabilidad efectiva (Anwar
Shaikh, 20011; Roberts, M., 2015), desata las tensiones de la acumulación
capitalista.
Es
en las periferias europeas donde el terremoto socioeconómico comienza a temblar.
Los casos irlandés, español, chipriota y
griego son emblemáticos de como con fondos europeos, y las condiciones y
condicionalidades que acarrean, se ha logrado imponer políticas de ajuste en el
ámbito social, laboral y público, al mismo tiempo que el aparato del Estado
provee recursos para el sostenimiento del sistema bancario privado. En
ocasiones con drásticas regulaciones que condujeron a procesos de concentración
inauditos, o de entrega del sistema de cajas de ahorro al sistema bancario
privado, como en el Estado español. En general, empleando los resortes públicos
y el esfuerzo de las clases populares para amparar al capital.
En
Chipre, la intervención no sólo se conformó con instaurar medidas de ajuste,
también seleccionó, en el proceso de caída bancaria, los actores pagaderos de
la bancarrota, impactando en acreedores internacionales –rusos, especialmente-
que no fueron advertidos de la reestructuración –cuando otros europeos sí lo
fueron- y depositantes con cuentas de determinado tamaño. Allí no hubo reparos
en saltarse la regulación europea, incluyendo medidas extraordinarias de
control de movimiento de capitales.
En Grecia, tal y como se ha dado cuenta sobradamente
en los informes del Comité de la Verdad de la Deuda Publica griega (Toussaint,
2015), la siniestra operativa fue más compleja aún. El nuevo memorando de
entendimiento profundiza esta relación y mismo camino, con un gobierno que se
ve abocado a gestionar la austeridad en términos más duros que ejecutivos
conservadores anteriores.
La
experiencia griega también muestra las orientaciones de los poderes fácticos
europeos. De ella concluimos algunos factores y tendencias. Por un lado, los
gobernantes de los países centrales, que responden a los intereses de los
poderes financieros transnacionales de su área geográfica, han sido cautelosos
para atender tanto a las expectativas de sus electorados –convencidos de que su
posición de privilegio responde a méritos acumulados-, como para presionar al
gobierno griego con todas las armas financieras a su alcance, evitando la
desmembración de la eurozona. Para ello han empleado mecanismos de extorsión
económica que han convertido a un país en protectorado, desactivando las
decisiones tomadas por un pueblo en las elecciones de Enero de 2015, y el
Referendo del pasado Junio.
Eric Toussaint comparte con nosotros en este número la experiencia
de auditoría de la deuda pública griega analizando los hitos políticos del
proceso que se vivió en paralelo, desde la perspectiva del que ha vivido en
primera persona una situación inédita.
En su artículo, en palabras del coordinador de la auditoría griega, se
"analiza de forma crítica la actitud de Syriza desde 2010 en lo que se
refiere a la deuda, para explicar cómo el gobierno griego ha llegado a firmar
el funesto acuerdo del 13 de julio de 2015. Una de las explicaciones fundamentales es la no toma en consideración
de la auditoría de la deuda que sin embargo habría podido permitir,
suspendiendo su pago, no someterse a los dictados de los acreedores. Eric
Toussaint presenta un plan B que trata sobre la deuda, los bancos, la
austeridad, la moneda y la fiscalidad. "
El
enquistamiento del proyecto europeo para una Europa del capital, se expresa con
la crisis de la deuda y del euro y con la posible salida de algunos países. Así
pudo suceder -y no se descarta todavía que pueda plasmarse más adelante- con
Grecia respecto a la eurozona, por la periferia, y lo que se dirime pronto en
Reino Unido, en un país rico, respecto a su relación con la UE.
Tras
el episodio griego se ha dejado claro el modelo autoritario de la Unión
Europea, para someter a los países que quieran pertenecer al área de la
Eurozona, con el tándem cómplice detrás de lobbies y mayoría de gobiernos de
"extremo centro" (Tariq Ali, 2015, Perry Anderson[1],
2014). Un modelo que impide autonomía decisoria en materia presupuestaria,
fiscal, laboral, social, financiera y monetaria a los Estados Miembros,
desplazando a la periferia a papeles subalternos. El propósito es cancelar los
márgenes de maniobra económicos de todos los países periféricos.
El
EFSF (Fondo Europeo de Estabilidad Financiera) y lo que es su heredero, el ESM
(Mecanismo Europeo de Estabilidad Financiera, siguiendo sus siglas en inglés),
muestran el camino, como instrumentos alzados por el poder para el nuevo periodo.
Primero, como látigos financieros. Segundo, como precursores de un singular
tesoro europeo que intentarían estabilizar la eurozona, en particular su
sistema financiero, empleando recursos públicos para pautar las políticas
económicas nacionales, y anticipando un modelo de unión fiscal alejado de
cualquier esquema redistributivo o democrático. Sobre estos puntos Cutillas y
Albarracín, en sus artículos, que compartieron equipo y capítulos sobre la
materia en la auditoría griega, apuntarán elementos reveladores sobre el papel
de estos fondos.
No
es casual que en la intención de los dirigentes europeos esté incorporar a los
tratados el papel de liderazgo del Eurogrupo. Armas tan poderosas necesitan un
liderazgo sin cortapisas. La subordinación de los parlamentos nacionales y del
europeo al gobierno económico de las élites forma parte de su línea
estratégica.
Alejandro Ramírez nos ofrece también un retrato de la
gran bestia que hasta ahora ha sido el mecanismo de dominio principal de las
élites, y que seguirá siéndolo, el Banco Central Europeo. Al fin y al cabo el
BCE forma parte de lo que es conocido como Troika (junto con el FMI y la
Comisión) y entraña el actor principal de la política monetaria y la gobernanza
europea. También señala el autor la coherencia de este instrumento en la
construcción de un modelo postnacional para la continuación de la Europa del
capital.
Corren
tiempos en los que el establishment
europeo zozobra viéndose cuestionada su legitimidad política. Las clases
dirigentes tratan así de reestablecer su dominio poniendo en pie proyectos de refundación.
La refundación de la UE se inicia en medio de un ciclo largo de estancamiento,
de desplazamiento de los polos de gravitación del mercado internacional, de
subordinación política de la UE, de grandes fenómenos de movimiento forzado de
personas por los conflictos bélicos circundantes, y de ascenso de fuerzas de
extrema derecha (Frente Nacional en Francia), nacionalismos insolidarios que
aspiran a refugiarse en sus banderas y fronteras (Hungría, Reino Unido, países
escandinavos…) y, por otro lado, fuerzas emergentes populistas y gobiernos
populares que, cuanto menos, ofrecen objeción a la rutina gestionaría de las
últimas décadas.
Asistimos
a una tensión entre un modelo intergubernamental de relaciones selectivas y
profundamente asimétricas –lideradas por los países centroeuropeos, tal y como
señala Sergi Cutillas en su artículo,
en clara referencia a Alemania-, con una institucionalidad europea que ha
federalizado algunas competencias y recursos. Las relaciones económicas
europeas de ese modelo intergubernamental –en gran medida opaco, de una
dimensión económica y política de mayor envergadura y relevancia que el mismo
marco institucional reconocido en los tratados europeos- contribuye a afianzar una
Europa a varias velocidades, conjugable con un mercado flexible en un espacio
de libertad de movimiento de capitales (y de cortapisas al movimiento de
personas). Este modelo se configura con su jerarquía implícita y un esquema de
chantaje económico permanente. Lo hace estrechando los lazos financieros y
comerciales de dependencia ocasionando subordinación política, inclusive al
interior del entramado de oligarquías que lideran cada país. Oligarquías que a
su vez explotan a sus respectivos pueblos. Pues bien, a pesar de estas políticas
que consiguen disciplinar a los diferentes gobiernos, y de los numerosos
acuerdos de coordinación existentes –sean por caso, el Pacto de Estabilidad y
Crecimiento y el esquema de gobernanza económica del Semestre Europeo (inaugurado
en 2011)-, se está lejos de un funcionamiento eficaz, un cumplimiento
generalizado, y menos aún de superar las contradicciones y límites a la
acumulación y la hipertrofia financiera (Albarracín, J., 2010). Este modelo de
austeridad, endeudamiento, consolidado por un modelo "federal" de una
Europa neoliberal, es precisamente el que hay que rebatir y superar desde
gobiernos de izquierda.
Francisco Louça, una de las mentes más brillantes de
la izquierda portuguesa y europea, del Bloco de Esquerda, nos ofrece el
panorama que se abre en Europa y los dilemas que debe resolver la izquierda
cuando se proponga gobernar, centrándose en la necesidad de proseguir la lucha
contra la Troika y el desarrollo de una política contra la deuda y la
austeridad, aun cuando eso implique tener que gestionar un escenario adverso
como la salida del euro, advirtiendo que el gobierno portugués actual no es ese
gobierno esperado, sino que es un gobierno del PS condicionado desde la
izquierda.
Hasta
la fecha la Unión Europea combina un esquema federal de mínimos con el
desarrollo de una serie de acuerdos intergubernamentales. Hasta ahora estos
esquemas han sido complementarios, pero la situación apunta a la necesidad de
una institucionalización más eficiente y coordinada de las políticas e
instituciones forjadas hasta el momento. Los instrumentos de política económica
de la Unión son incompletos, al contar apenas con la política monetaria y
aspectos de supervisión financiera. Sigue sin contar con las dimensiones
fiscales y de gasto que, como decimos, a lo sumo sólo se guían en su
orientación general a través de indicadores de resultado, a través de
discutibles criterios de "consolidación fiscal", que, por otro lado, se
cumplen desigualmente. De tal manera que, ante el fracaso y el corto alcance de
este esquema, no es de extrañar la apertura de un proyecto que procura
federalizar un esquema económico más completo que afianzaría la orientación
hasta ahora establecida. Siempre y cuando no lo impida Alemania...
El
que aquí redacta, Daniel Albarracín, caracteriza
el proyecto que se ha dado a conocer como el Informe de los 5 presidentes,
mostrando su carácter federalizador y neoliberal de Estado, alejado de la
democracia, la redistribución o cualquier emancipación popular. Brinda algunas
líneas estratégicas en relación a la construcción de un movimiento paneuropeo
que pusiese en pie otra área supranacional solidaria y que se apoye en un
sujeto internacional popular.
Si
a escala interna el Informe de los 5 presidentes implica la gran refundación
económica de europa, el TTIP señala la pauta de la política comercial
internacional de la UE. Tom Kucharz interpreta y ofrece información
fundamentada de este siniestro tratado.
En
suma, este plural trata las cuestiones estratégicas en la recomposición del
proyecto de una Europa del capital que se está impulsando, para abordar una
crítica en los términos apropiados, identificando las iniciativas del
adversario, y muestra la urgencia de una estrategia alternativa, solidaria,
internacionalista que pueda hacerle frente.
Daniel
Albarracín es sociólogo y economista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario