1/1/09



NOTA SOBRE LOS NUEVOS BRACEROS DEL OCIO
(2006). Miño y Dávila Editores
Daniel Albarracín Sánchez
Marzo 2007


1. Lugar y camino habitados en la sociología del turismo

En la literatura especializada relacionada con el mundo del turismo y la hostelería se ha producido, al menos en la última década, una explosión de publicaciones caracterizadas por ser soporte de una visión promotora del negocio turístico y un singular énfasis en las proezas e iniciativas de modernización empresariales en la producción de una de las mercancías más singulares e idiosincrásicas de nuestro país: el servicio turístico. Se han desarrollado también prolijos esfuerzos por sistematizar información estadística, impulsadas desde instituciones oficiales, para dar cuenta de una de las primeras industrias nacionales, con un claro propósito de reflejar los éxitos económicos de un sector que hace a nuestro país una potencia puntera a escala mundial. Cuentos publicitarios y cuentas de éxito han vestido con glamour, de este modo, una actividad económica que emplea a más de 1.800.000 personas asalariadas, sin que apenas se refleje, en cambio, sus duras condiciones de empleo y trabajo.

La investigación de Mari Luz Castellanos y Andrés Pedreño emprende la tarea de cubrir el vacío existente en cuanto al análisis sociológico de los procesos de producción de estos servicios, planteado desde la óptica y situación de los y las asalariadas, así como se cuida de reconstruir y visibilizar los relatos, hasta ahora silenciados, que contradicen la imagen paradisíaca arrojada por los altavoces del capital turístico. Presenciamos una esmerada y reveladora investigación de orientación sectorial, que pondrá atención sobre las transformaciones productivas y los nuevos requerimientos competenciales para con la fuerza de trabajo moderna (o, según alguno de los pasajes, más bien posmoderna, sin que nombrarla así se confunda en ningún momento del texto con un universo de progreso), en particular, las exigencias de conductas relacionales y comunicacionales que los autores denominan inmateriales. Viene a ser, no sólo un excelente trabajo de perspectiva sociológica firmemente crítica sino también una reflexión sobre la naturaleza del cambio estructural y el llamado advenimiento –en este caso, amenaza- de una sociedad postindustrial, dando cuenta de la metamorfosis del trabajo, del papel y reestructuración neoliberal de las empresas –como meras piezas de un proceso de producción que ya no se contiene en ellas como unidades operativas básicas, sino que se difumina en redes de ancho, largo y a veces escondido alcance- y sus consecuencias en las relaciones de empleo.

Este estudio de los cambios competenciales y del proceso de producción de servicios en el sector turístico observará la incorporación de nuevas “habilidades” cuya virtualidad es la de, frente al reclamo de la atención al cliente y el servicio de calidad, desprofesionalizar y deteriorar el servicio para un mayor rédito o un más minimalista coste. Se expande así un tipo de actividad despersonalizada de requerimiento abstracto y estandarizado (lo comunicacional y emocional, la disponibilidad y la actitud entregada) que puede ser fácilmente desplegado con una ínfima formación, una decidida actitud dócil y próxima al vasallaje, y una gran resistencia física y mental insensible a la angustia. A consecuencia de esto los y las trabajadoras devienen mucho más intercambiables, polivalentes y formateados en serie, originando una movilidad laboral más fluida –en lo que refiere a la gestión de la fuerza de trabajo, en contra de la estabilidad laboral y la dignificación profesional-, con la inequívoca tendencia a la pérdida de fuerza estructural para la negociación de sus condiciones laborales y el deterioro observable de sus derechos sociales y sindicales.

Esto no vendrá a impedir que el desarrollo de dicho “trabajo inmaterial” (en la que se reúnen también amabilidad, empatía, adaptabilidad, afección por la empresa, atención constante, movilidad y polivalencia) como principal y novedosa exigencia de ejecución en las fábricas del ocio, tal y como los autores señalan, se venga a presentar con toda una lógica sistematizada de industrialización del trabajo vivo. Sistematización que puede tener dos caras: de manera formalizada a través de cursos de formateo de las habilidades de la fuerza de trabajo que reiteran el mantra de “todo para la atención al cliente, pero sin el cliente”; o bien de manera informal y desestructurada, pero igualmente degradante, a través de la rutinización y repetición velocísima de tareas en agregación y un servicio para un consumo de masas prestado por empresas familiares tipo “chiringuito”, poco familiarizadas con cualquier técnica eficiente, saludable e higiénica de servicio de calidad.


2. Marco reflexivo y metodológico: un objeto “onda-corpúsculo” como partícula significativa del holograma turístico español

Esta investigación, con un marco teórico encuadrado en el cruce híbrido de una clásica sociología crítica bravermaniana y la inclinación postmoderna influida por la novísima moda inmaterialista italiana (con nociones directamente permeadas por, o heredadas de, las ideas de Toni Negri), se zambulle en un trabajo empírico cualitativo que opta por navegar en los procesos en caliente y su textura viva, las relaciones, actitudes y discursos, dando un espacio protagonista al punto de vista obrero (los “nuevos braceros del ocio”), vacunada así del riesgo de deslizarse por la superficie helada del mero número. Se irá más allá de la descripción de dimensiones o evoluciones cifradas en estadísticas o de la fantasiosa y reluciente carcasa del discurso mercadotécnico, lográndose descifrar las tramas relacionales y transformaciones sociales estructurales y cualitativas en la que los sujetos muestran su rostro y verbalizan su palabra.

Su vía de aproximación y tratamiento empírico es el estudio de caso, escogiendo dos que, en principio, debieran ser extremos, y podrían ofrecer un contraste significativo. Así, se vendrá a estudiar la situación de un complejo turístico específico en la región de Murcia, La Manga Club, con una orientación de servicio elitista y de distinción, dando cuenta de todas sus actividades principales y auxiliares; para después analizar la situación de un modelo de oferta de masas, para un turista conformista y conformado, como es la que se constituye en la ciudad de Benidorm, en Alicante.

Los estudios de caso se detienen, mediante el empleo de la entrevista abierta en profundidad y mediante la observación participante o la revisión documental de revistas de organizaciones turísticas, en las diferentes redes de empresa de un mismo microuniverso turístico local –pero formado dentro de una estrategia compleja y completa-, y en sus diferentes fases de producción o, como se vendría a decir en ciertos ámbitos “la cadena de valor”, sea en sus actividades principales, hasta cierto punto más protegidas y reconocidas; o en las auxiliares, más exigidas y volátiles, más controladas y, en cualquier caso, menos recompensadas.

Se caracteriza integralmente la trama de actividades mutua y asimétricamente relacionadas de este ámbito económico y laboral, en dos segmentos en principio diferenciados. Se estudian las relaciones de empleo y trabajo y su presión sobre los y las trabajadoras y sus cuerpos respectivos, no sin antes haberles arrancado de sus comunidades de origen -el tradicional mundo rural agrario-, socializado en la estacional industria turística, y vulnerabilizado sus condiciones laborales hasta límites poco conocidos –por la invisibilización habitual de este plano, y por la reintensificada degradación habida en las últimas décadas-.

Acertadamente se observa el origen de este nuevo trabajo de servicios, que, comportando un valor de uso radicado en el ocio, ofrece una dinámica continuista de las condiciones de los braceros en el ámbito agrario. El proceso es uno más de los capítulos del paso de un modo de vida agrario a otro urbano, que conserva unas redes de dependencia muy viejas con una tutela de derechos debilitada. Abundante y trepidante trabajo manual al son del cuerpo uniformado, empleos itinerantes y commuting incesante, nómadas siempre con la cabeza en otro sitio porteadores de brazos y rostros sonrientes con imposible risa auténtica siguiendo el tren que pasa por las diferentes estaciones del clima, y nuevos requerimientos “inmateriales” para el trato con el cliente. Prácticas estandarizadas que definirán, en suma, el carácter básico de estas actividades que, presentadas como vanguardia de la sociedad moderna del ocio, no son más que la reproducción de una clásica e intensificada relación de explotación.

El estudio revela también la degradación de la empresa como unidad jurídico-organizativa empleadora de fuerza de trabajo. La disolución de la responsabilidad empresarial a través de las redes de subcontratación y de cesión de trabajadores a través de ETTs y, en su caso, el uso de empresas de servicio, o, por qué no, la economía informal, va a afectar de lleno a las condiciones de vida, trabajo y empleo de los colectivos asalariados y de pequeños empresarios o autónomos dependientes en el sector turístico.

A su vez, se analiza una zona residencial turística colindante a un club de golf, sus consecuencias en el territorio y en el tipo de comunidad específica que allí se asienta, las dualidades de inmigrantes regionales, internacionales y turistas en un espacio cada vez más artificioso; y el archipiélago amplísimo de trabajos adyacentes que se producen en torno a estas islas de lujo: actividades de ocio como el casino, servicios de mantenimiento y limpieza, inmobiliarias, etcétera. O bien en el caso de Benidorm, la primacía de los touroperadores internacionales sobre las empresas locales, la configuración total de un espacio turístico como oferta global y globalizada, las nuevas tendencias en restauración y hotelería, o en ocupaciones tan específicas, cuyo perfil se retrata aquí, como el que proporciona el hamaquero en las playas de estas localidades de sol y playa; el de portero de discoteca en los locales que están a su orilla; o los de los guías turísticos en sus distintos formatos, sea en su autonomía empresarial colectiva autogestionada, o en la subsumida en cadenas lideradas por touroperadores.


3. Apuntes para un diálogo respecto a la propuesta teórica de un valioso y valeroso trabajo empirista

La investigación, como hemos indicado, indaga las transformaciones producidas en las situaciones de trabajo y procesos de producción en los sectores de ocio. Estos adoptan un sistema de industrialización de la propia fuerza de trabajo en su disposición y adaptación a la cadena de servicios. En nuestra lectura, creemos que se da cuenta de cómo la fuerza de trabajo se va a disponer y adaptar como instrumento industrializado en orientación a culminar cada vez más servicios en forma mercancía, en un formato aparente y virtual de atención al cliente, con un contenido en la práctica despersonalizado y estandarizado, caracterizado por la presencia de sonrisas y miradas estudiadas, en la forma de mueca y maniquí agitados por una cadena de gestos reiterados y pautados.


El texto nos brinda la comparación de dos microuniversos y la indagación en los microrelatos de los y las trabajadoras insertos en ellos. En ese contraste, hay una búsqueda de tendencias globales. El estudio muestra pasajes significativos de las entrevistas que permiten reconocer los propios términos de los protagonistas afectados. Aunque la obra es coherente y muestra una visión sólida, parece arrojarse a veces al lector el habla literal del entrevistado, como si de su mismo relato pudiese desprenderse algo más, adivinándose una interpretación del discurso que no llega a culminarse, conformándose con su visibilización. Ahora bien, este esfuerzo descriptivo tiene una ventaja que combate la invisibilización tan extendida de estos procesos, por lo que tiene su valor intrínseco.

La virtud de un trabajo netamente empírico como este es la descripción de las intrahistorias y movimientos en proceso partiendo de una plantilla teórica. Pero ésta última, en vez de revisarla tras pasar por la experiencia de investigación, en cambio se perpetúa, para hacer de lo observado puro soporte de una idea preconcebida. Es más, los dos estudios de caso, en principio muy diferenciados, van a converger en la justificación de dicho modelo de explicación que, aunque potente y fecundo, se nos antoja apriorístico.

Se viene a afirmar, apropiada y valientemente, que presenciamos una industrialización del trabajo de ocio. No obstante, la perspectiva neorricardiana de esta obra, desarrollada al modo bravermaniano, fijará la atención en los cambios en los valores de uso de las situaciones de trabajo, pero no elabora análisis alguno sobre su envés: los procesos de mercantilización y formación de valores de cambio. En vez de analizar los procesos de mercantilización, de unas actividades que adoptan la forma de servicios en consonancia con la extensión de una sociedad superindustrial, va a enfatizarse una supuesta metamorfosis en la naturaleza de las situaciones de trabajo y en el tipo de rasgos concretos de los trabajos que habitan en la sociedad neocapitalista, sin más alcance que su descripción. Ahora el trabajo, según esta obra, devendría cada vez más inmaterial; se produce una revolución conceptual, ya anticipada por Antonio Negri con su teorización de los valores-afecto. No parece concebirse el análisis que propone la teoría laboral del valor, ni siquiera para pasar el veredicto de una impugnación, simplemente no se le pasa ni revista.

La romántica y poética reflexión sobre los “valores-afecto” –subyacente al texto, aunque presentada en forma crítica (se reclama el reconocimiento y triunfo del nuevo valor de uso inmaterial), y no apologética como hará Negri (que quiere confirmar una revolución mágica sobre el valor de cambio ya casi disuelto)-, es confusa. En primer lugar, todo proceso que transcurra en el tiempo y en el espacio es material. Lo inmaterial sólo es concebible desde parámetros idealistas, o no existe. Las relaciones, la comunicación, los afectos e ideas son producto del esfuerzo y la actividad humanas desplegadas en el tiempo y en el espacio, y aunque en algún caso su soporte y materialización físicas sean de poco peso, volumen o duración físicas, están presentes en los movimientos, en los contactos, en los textos, en los sentidos que registran estas interacciones, pero inequívocamente materiales-. En nada contribuye el hablar de lo “inmaterial”, pues hasta los valores representan la expresión simbólica y discursiva de prácticas materiales que les confieren sentido.

Si bien es cierto, que el contenido práctico de muchas ocupaciones concretas es cada vez más abstracto y simbólico, y la producción adopta la forma de servicios (suministro continuo y disponibilidad relacional permanente de “prestaciones y atenciones no acumulables”), esto no vendrá a interrumpir la lógica capitalista del valor, en términos de Marx, en modo alguno. El ciclo de la mercancía no se quiebra por cambios en la naturaleza de los valores de uso y en las actividades concretas de las situaciones de trabajo y producción. El valor de la mercancía será, en una sociedad capitalista, el tiempo de trabajo socialmente necesario para su producción en un contexto de intercambio, realización mercantil y explotación laboral. La forma de la mercancía adopta cada vez más la forma servicio, sustentada en una economía superindustrial e urbanizada que lo hace posible, y no se deja de desarrollar una relación capitalista en el marco de una sociedad y economía de mercado porque ésta adopte una apariencia fetiche de un tipo u otro.

A este respecto, el discurso de la inmaterialidad, sugestivo y valioso a la hora de realizar interesantes interrogantes, nos puede confundir, pues sólo, hasta la fecha, ofrece lagunas en sus respuestas. En efecto, hay pasajes, de mayor reflexión teórica, que asumen el prejuicio ricardiano, desarrollado hasta sus límites por Negri [(2001; Marx más allá de Marx. Akal. Madrid], que asimilan fuerza de trabajo y trabajo.

Es cierto que cada vez adquiere mayor importancia cómo se produce socialmente la fuerza de trabajo, esto es, cómo se desarrollan y aplican sistemas societales instituidos de conversión de la población en fuerza de trabajo disponible y potencialmente empleable y adaptable. O, dicho en los términos negrianos, que la sociedad produce desde su origen los cuerpos que la constituyen y pone a éstos a producir. Y que es preciso venir a discutir estos procesos si entramos a cuestionar el tipo de sociedad vigente. Es cierto también, que los contenidos del trabajo están sufriendo importantes metamorfosis, hacia dinámicas de mayor orientación simbólica-abstracta-transversal (empleo de códigos, uso de aplicaciones informáticas, desarrollo de habilidades comunicacionales y transversales, coordinativas y de autoplanificación, de uso transectorial, etc…). Nos parece, quizá, un error, sin más discusión, el admitir la teoría del valor-afecto, pues una de sus presunciones es la abolición de la necesaria transición y distancia entre fuerza de trabajo y trabajo efectivo. Ahora bien, a favor del texto hay que indicar que el libro simplemente desarrolla una crítica negativa sobre las “nuevas formas de explotación”, sin compartir el destino argumentativo de los inmaterialistas. A nuestro juicio, sigue vigente esta necesaria distinción entre fuerza de trabajo y trabajo, y dicho proceso de conversión es lo que hace que, en términos societales y sectoriales medios, sea el tiempo de trabajo socialmente necesario el que determine el valor y sobre el que oscilan los precios en los intercambios de la acumulación capitalista.

A este respecto, nos encontramos con una asunción, que conviene discutir, sobre el papel de los salarios variables. Según el texto, la predominancia de los salarios variables conlleva la fusión de fuerza de trabajo y trabajo (se asume la afirmación de Marazzi, 2003:33, pág. 196 del texto), y a los y las asalariadas, porque por tanto, se les remunera en función del trabajo efectivo. Es consabido que los cálculos de los salarios variables en términos medios ya están calculados de antemano por los empleadores, y que, si bien constituyen un estímulo y castigo individualizador para la plantilla como mecanismo de gestión de la organización del trabajo, ya anticipan el valor de la fuerza de trabajo específica de ese sector u ocupación. Dicho de otro modo, no es cierto que se remunere en términos generales, aunque lo parezca a escala individual, al salariado por su trabajo efectivo, sino que esto se realiza en función de la especificidad, cualificación, escasez relativa y disponibilidad de la fuerza de trabajo concreta (con su capital simbólico, cultural y relacional determinados)[1], en lo que influye las posibilidades de intercambiabilidad con fuerza de trabajo de otros subsectores afines, que se va a emplear; cabiendo también incluir factores que explican la distancia entre el valor de la fuerza de trabajo como mercancía y su precio (el salario) a dinámicas como su fuerza estructural de negociación, su papel en el aparato productivo global y su capacidad de interrumpirlo o condicionarlo, etc…


4. Una discusión sobre propuestas subyacentes

En el lado implícitamente propositivo del texto está la defensa de la dignidad profesional. Como argumento constituye una interesante estrategia útil al servicio de la acción sindical, desde una óptica de resistencia, en ausencia de otras líneas más ofensivas y un contexto de disputa más favorable. A este respecto, el contraste perpetuo con algunos segmentos de ocupaciones profesionalizadas –casi artesanales- de décadas pasadas, con la proliferación de empleos flexibles, industrializados, precarios, y descualificados tiene una potencia didáctica importante, pero una capacidad transformadora dudosa desde el análisis. La recuperación de las profesiones es coherente con una concepción del trabajo útil, enriquecida, cualificada, al servicio de las necesidades pero, en el propósito de un cambio de su naturaleza social, no puede reclamarse desde los parámetros de la vieja e irrecuperable era fordista. Tampoco pueden reclamarse elementos como la remuneración por antigüedad que, si bien son útiles para conservar derechos de los colectivos más mayores en ausencia de otros sistemas desarrollados y controlables más justos de valoración y reconocimiento (por ejemplo, la cualificación), son discriminatorios generacionalmente –en cuanto al género y las generaciones-; o la no movilidad laboral y la no polivalencia –ni siquiera a escala local, naturalmente regulando sus límites-, pues socavan posibles soluciones progresivas indudables. A veces no se piensa que sería muy interesante, y a veces la única vía de garantizar empleo estable y con derechos en el marco de actividades estacionales bien localizadas, una diversificación de la cualificación, y la posibilidad de una diversidad ocupacional que pueda desarrollarse a lo largo del año, eso sí con una relación laboral estable garantizada y protegida con derechos, limitando las cargas de trabajo, y que también exigiría cuestionar el modelo de intermediación laboral y el de empresa como sistema empleador.

Debe comenzarse por cuestionarse por dinámicas que puedan poner en jaque esa lógica: una acción sindical ofensiva con propuestas de cambio (reducción de la jornada laboral, ingreso universal garantizado, socialización del suelo, intermediación laboral en manos del sector público en colaboración con representantes de cada sector de actividad, etcétera) y no sólo de resistencia de defensa de derechos antiguos que, si bien positivos para algunas fracciones de los y las trabajadoras, deforman la posibilidad de solidaridad de clase; una organización adecuada al modo y el nivel en que se despliega el capital al día de hoy y en la forma en que se concentran y puedan vincular los y las trabajadoras, que obliga plantear formas más allá de la empresa –que ha acabado su papel como unidad operativa básica de producción-; y una acción pública responsable de la intermediación y gestión del empleo de la fuerza de trabajo, como salvaguarda de sus derechos de ciudadanía y propulsor del pleno empleo de calidad.

Es más, la defensa sin más de la profesionalización no significa más que el apoyo a los segmentos obreros corporativizables y blindables –generalmente masculinos, de edad avanzada e integrados-, en detrimento de los ya vulnerabilizados, y definitiva e irreversiblemente con empleos necesariamente sustituibles y transversales –y que coinciden con los colectivos que se quiere defender en el texto: mujeres, inmigrantes, jóvenes, pero que difícilmente alcanzarán, salvo por la vía estrecha de la promoción, a empleos de tal calibre-. En suma, la defensa de la profesionalización sin más ingredientes conlleva aceptar la carrera jerárquica a lo largo de la vida del viejo modelo fordista, y el embudo que entraña de por sí. El discurso de la profesionalización parece que podría compartirse en algún horizonte convergente con la búsqueda de la cualificación permanente, la garantía de estabilidad laboral, la acción pública y el control o participación de los y las trabajadoras, y así, junto a la lucha por un cambio institucional profundo, podría admitirse, pero mentarlo sin más parece insuficiente, desde una óptica transformadora.

Análogamente, las sugerencias en el texto de que las lógicas de resistencia (por ejemplo, el guía turístico autónomo colectivo) para el profesionalismo, como nuevo artesanado moderno, se deben basar en la autogestión es una vía de incierta supervivencia, dado que estas empresas autogestionadas serían coherentes con y sufrirían a largo plazo, sin interrumpir su lógica, la dinámica del mercado capitalista. Los cambios sociales profundos necesarios para una transformación cualitativa hacia una nueva sociedad no tienen atajos, deben alterar radicalmente la lógica de la mercancía, y romper con la relación salarial como vínculo constituyente de nuestra sociedad. Los escapismos en los huecos del sistema son posibles, y pueden servir para un ulterior “contraataque”, pero son, en cualquier caso, transitorios y vaporosos.


En definitiva, nos encontramos con un trabajo revelador, crítico, visibilizador que nos comunica las dinámicas laborales del sector turístico, desde una óptica de resistencia, a favor de los discursos obreros. Se trata, desde ya, de una referencia obligada en el análisis sectorial, recomendable para un uso sindical, para la discusión sobre los cambios en los sistemas de trabajo, empresa y empleo, y para un mejor conocimiento de la situación y condiciones de vida y trabajo de colectivos hasta ahora escondidos. A este respecto, felicitamos a su autor y autora por ofrecernos este excelente trabajo.



[1] Postone, Moishe (1993) Time, labor, and social domination. A reinterpretation of Marx’s critical theory. Cambridge University Press. En castellano (2006) Tiempo, trabajo y dominación social. Marcial Pons. Traducción de Jorge García López.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Daniel,

Me llamo Rafael Arruda. Soy licenciado en turismo en Brasil, y actualmente trabajo como professor en la Universidade Federal de Alagoas.

Por haver hecho investigaciones sobre las relaciones entre trabajo, educación y turismo, desde la perspectiva de la qualificación y relación salarial, apoyado en Pierre Naville y Mateo Alaluf, principalmente, llamó mucho mi atención su libro "Los nuevos braceros del ocio".

Mi tese consistió en una pequeña investigación en donde busqué entender las transformaciones del trabajo y la qualificación en el sector del turismo - hosteleria y restauración - de una ciudad turistica del sur de Brasil - Gramado. Puedes encontrarla en la web sob el titulo "Modo de vida e de trabalho: relacoes qualificadoras no setor de turismo de Gramado".

Caso tengas interes en mantener dialogos sobre la tematica del trabajo, paso mi dirección de e-mail para contacto directo.

arrudarafael@yahoo.com.br

Saudaciones,
Rafael Denes Arruda

Anónimo dijo...

Daniel,

Queria dicir su NOTA SOBRE LOS NUEVOS BRACEROS DEL OCIO. Infelizmente he tomado conocimiento del libro apenas ahora, lo que me impidió de hacerle la devida critica en mi tese.

He visto despues de postar mi primer comentario, el estudio sobre inmigración que desarollaste un par de años atras. Se possible, me gustaria recibir una copia electronica. El link del blog no anda.

Saudaciones,
Rafael.