Reseña aparecida en Cuadernos de Relaciones Laborales
Núm. 17, 2000
Una introducción al fenómeno social del trabajo. De la sociología de las relaciones laborales a la crítica de la economía política del trabajo
ECONOMÍA, ORGANIZACIÓN Y TRABAJO:
un enfoque sociológico
(Coord. Castillo Mendoza; 1999, Madrid. Pirámide)
Colectivo Madrid
(Daniel Albarracín, Rafael Ibáñez, Mario Ortí y Alberto Piris)
Abril 2000
Gran parte de los esfuerzos de las ciencias sociales actuales, desoyendo el tradicional proverbio que nos advierte de la imposibilidad de «poner puertas al campo», parecen empeñados en dirigirse hacia la construcción de parcelas de la realidad social progresivamente fragmentadas, incomprensibles en unas sociedades contemporáneas cada vez más totalizantes y totalizadas. Unos cercados que oscilan entre la simplificación reduccionista de la dinámica social -bien hacia estáticas radiografías desenfocadas o bien en forma de ahistóricas proclamas futuristas, cuando no ambas- y la escisión particularista de los fenómenos sociales. Dos simplificaciones incapaces de tratar con la complejidad de una conflictiva sociedad en marcha y que por tanto no pueden sino producir elementos sin lazos, pedazos y añicos como máximo recompuestos en un puzzle artificial. Lejos queda la «promesa» de Wright Mills de una imaginación social totalizadora al servicio de la comprensión crítica de la sociedad capitalista. Esta compartimentación estanca y a menudo arbitraria de las ciencias sociales -por lo menos desde el punto de vista de su praxis- ha conducido a una situación en cierto modo semejante a la de un callejón sin salida. Parece que en las ciencias sociales de finales del siglo XX vuelven a estar de moda los artefactos técnicos (de la microeconomía a la psicometría pasando por los más diversos abusos de la encuesta estadística) que nos recuerdan a los instrumentos de la ciencia natural propios de otros tiempos. Como los catalejos -oportunos para la piratería del tecnócrata-, los microscopios -que mediante la asepsia científica confunde a los que no puede convencer-, o los caleidoscopios -propios de una postmodernidad que identifica complejidad con caos- que construyen unas anteojeras demasiado estrechas para cualquier visión crítica y global de la realidad social.
Frente a esta perspectiva, Economía, organización y trabajo está atravesada por una vocación de ser construida como una obra colectiva que trabaja, como la costurera al bordar sus prendas, un enlace de esas dinámicas conjuntas difíciles de adivinar sin una reflexión tan global como concreta, tan histórica como contemporánea. Y lo hace en la medida en que dirige su atención principal sobre el que -desde nuestra óptica- es uno de los núcleos fundamentales que vertebran las formaciones histórico-sociales capitalistas: los fenómenos que se articulan en torno a las relaciones salariales instituidas en el entramado histórico de las actuales relaciones de producción. Sin situarse en una perspectiva definitivamente marxista, es ésta una obra que trata de repensar la relación salarial a partir de la crítica de la tradición de los discursos ortodoxos de las ciencias sociales a lo largo del siglo XX. Sin duda, una tarea difícil de emprender y cuyo resultado, a pesar del formato de manual académico -pero crítico- y de un siempre complejo trabajo de autoría colectiva como el asumido por la obra, es bastante satisfactorio.
Porque indudablemente en este libro se realiza una extraordinaria labor de minucioso repaso teórico de los discursos de la ortodoxia que no evita tampoco una crítica que resulta siempre consistente, y está asimismo apoyada en ocasiones en la contextualización histórica del surgimiento de estos discursos como producto de una época y unos intereses sociales determinados. Un repaso en el que economía y sociología, divorciadas históricamente en su desarrollo como ciencias sociales, son convocadas a un reencuentro necesario que dentro de cada uno de los campos específicos abordados en los capítulos de esta obra fructifica -si bien con resultados desiguales- en una siempre deseable propuesta teórica de carácter sintético. Una aproximación que se produce en torno a las principales dimensiones del fenómeno sociomaterial del trabajo y que es planteada desde la teoría sociológica o económica en tanto que marcos teóricos pertinentes en el análisis de este objeto del trabajo. Un objeto que es también abordado a partir de las problematizaciones conceptuales -tratadas por escuelas distintas en el transcurso tenso de la historia y descritas minuciosamente en algún capítulo-, proponiendo una reflexión epistemológica sobre el mismo. De un modo específico, se aborda el debate teórico acerca del origen corporativo del capitalismo actual desde el punto de vista de la constitución de organizaciones en la sociedad. El proceso de trabajo es planteado, por una parte, desde las relaciones de poder y conflicto que entraña socialmente, mientras que por otra se revisan las relaciones internas en este proceso desde la construcción de las profesiones. Finalmente, se analiza el desarrollo de la «racionalidad económica», en su despliegue dentro de sucesivos paradigmas, como suelo ideológico que traduce su influencia sobre el empleo y la desarticulación de la clase obrera. En definitiva, muchos elementos que casi siempre sugieren, y por tanto a veces hacen añorar, una perspectiva de conjunto. Mucho más que la mayoría de los manuales al uso.
Un camino sociológico entre el empleo y el trabajo hacia la economía política.
Desde el punto de vista de su reconstrucción teórica, hay que destacar la amplitud con que en esta obra se intenta recorrer el desarrollo -conflictivo- de las diferentes escuelas de la teoría económica o sociológica. En ella se plantea una aproximación al surgimiento y transformación de las grandes perspectivas teóricas que parece estar orientada precisamente a subrayar el papel de estas perspectivas dentro de la construcción de los propios objetos empíricos de investigación en el campo de la economía, la sociología, el estudio de las organizaciones, del trabajo o la formación de las profesiones. El esfuerzo de síntesis teórica de esta obra podría servir como primer paso en la articulación de algunos de los elementos y categorías de análisis teórico actualmente imprescindibles para la comprensión crítica de las instituciones sociales de carácter formal o informal en torno al fenómeno que, desde una perspectiva marxiana, podemos denominar relación salarial. Una aproximación a la relación salarial y a sus transformaciones fundamental como perspectiva totalizadora que recupere la capacidad de las ciencias sociales para plantearse el rumbo de un capitalismo tardío precipitado en una ya larga crisis.
La obra se propone de esta manera un análisis exhaustivo de las visiones clásicas en torno a las dinámicas sociales del trabajo que -en el terreno de la teoría sociológica- nos lleva desde el funcionalismo durkheimiano a las aproximaciones comprehensivas de la tradición weberiana. Alcanzando a abarcar críticamente con respecto a sus desarrollos teóricos posteriores, tanto sus reformulaciones política e ideológicamente más progresivas (aquí recuperadas para otorgarles una atención frecuentemente ausente), como sus influencias en la renovación de las teorías sociológicas funcionalistas más abstractas y reificantes de la conflictiva complejidad de la realidad social. Un recorrido, realizado precisamente a través del camino que lleva de Talcott Parsons a las últimas reformulaciones -casi siempre ultraconservadoras- de las perspectivas sistémicas más formalmente rupturistas. De una manera semejante, esta obra cubre el campo de la teoría económica que va del keynesianismo al liberalismo, introduciendo la perspectiva marxiana en la interpretación de las dinámicas y conflictos en que se constituyen y enfrentan los sujetos sociales. De la teoría sociológica a las doctrinas económicas, el análisis tan intenso como extenso de su desarrollo que nos ofrece, trata ante todo de plantear cuál habría sido el proceso efectivo de su evolución conflictiva a lo largo del presente siglo. Situando en un lugar destacado, las líneas de disenso teórico que brotaron, señalaríamos por nuestra parte, en el periodo de entreguerras y la década de los 70 del siglo XX -especial e inevitablemente- al calor de los procesos correspondientes de transición o crisis de las fases del orden capitalista.
La preferencia por el papel vivificador de las corrientes críticas dentro de la teoría no puede en esta obra -auténtico elogio de la heterodoxia- ser ocultado por la dedicación de un mayor espacio al análisis -siempre crítico- de las doctrinas de la ortodoxia económica o sociológica. En cualquier caso, una tensión entre la doctrina de la ortodoxia y la herejía heterodoxa sin duda saludable en cualquier manual de ciencias sociales, pero imprescindible además en las propuestas que tratan de contribuir a una posible síntesis provisional dentro de su fragmentado campo. Y en Economía, organización y trabajo, esta tensión entre la academia y sus márgenes -por otra parte constitutiva de las teorías sobre lo social-, se recrea por tanto sistemáticamente desde un repaso por los tópicos con que las escuelas académicas clásicas han contribuido a la construcción de los objetos actualmente manejados por la sociología al uso. Ahora bien, aunque esta mención a las fuentes de autoridad forma parte inevitable del pago de la deuda de toda obra aspirante a manual, su confrontación sistemática con las posiciones críticas de la sociología o la economía, es sin embargo algo que no debe dejar de ser agradecido en su planteamiento y sin duda es un punto a favor hacia la orientación didáctica de la obra.
Y en ambos terrenos, la aportación de referencias teóricas, de autores diversos y de polémicas en la teoría, es tan amplia como exhaustiva la bibliografía sobre la que se apoya . Desde esta base, se fundamenta una propuesta de complementariedad entre escuelas enfrentadas dentro de un mismo espacio teórico -que no llega tampoco al eclecticismo- se convierte en proyecto de interdisciplinariedad. Por un lado, mediante la propuesta de una aproximación entre estas escuelas sociológicas y económicas hacia la economía política y su crítica; por otro, con el intento de rescate y confluencia del análisis estructural marxista de la dinámica de relaciones de producción, con respecto a las propuestas de inspiración más foucaultianas de una arqueología interpretativa de las construcciones de la significación que rigen el control -pero también el conflicto- discursivo en los espacios de la interacción social más inmediata. Una aproximación teórica que anuda cuidadosamente los principales hilos académicos, situando los primeros fundamentos teóricos para cualquier acercamiento tentativo que aspire a centrarse en los fenómenos sociales propuestos y que, en la medida en que desborda por la vía de la interdisciplinariedad, los estrechos cauces de la clausura escolástica de un manual convencional al uso, establece también algunas relaciones que permiten pensar éstas en la complejidad de una relación salarial que no se deja aprehender de modo definitivo por ninguna fundamentación teórica unilateral.
Una pluralidad de planteamientos teóricos en torno al fenómeno social del trabajo
A lo largo de los diferentes capítulos del texto se hace permanente referencia a las inflexiones y cambios de la totalidad social, sin embargo, debido al esfuerzo de síntesis teórica que detiene y centra en mayor medida este manual, tiene difícil cabida la reflexión más específicamente histórica en torno a las rupturas del modelo capitalista del siglo XX. Así, las aproximaciones más generalistas contenidas en los dos primeros capítulos del libro abordan, por un lado (en el caso de Armando Fernández Steinko), las claves de un necesario reencuentro entre dos disciplinas, la sociología y la teoría económica, escindidas tanto entre sí como de los procesos históricos reales, en gran medida -ndicaríamos por nuestra parte- por la fragmentación de las ciencias sociales provocada por los intereses ideológicos hegemónicos; y, por otro lado (en la contribución de Carlos Alberto Castillo Mendoza) la vasta terminología y los conjuntos diversos de escuelas que han tratado, habitualmente como espacios escindidos, las dinámicas que rodearían las relaciones de producción. La demanda y la apuesta compartida por ambas aproximaciones es la de recuperar una perspectiva que se atreva a ser generalista, centrada siempre en el papel de «lo político» en la regulación de lo social, y la de un enfoque sociológico que no puede armarse más que a través de una íntima relación con la economía política. Conscientes de que la convergencia posible no surgirá sencillamente desde nuevas fórmulas de eclecticismo teórico, este enfoque ha de ser más modesto y abierto en la construcción de sus objetos de estudio. Puesto que las divergencias (entre las disciplinas y entre diferentes corrientes dentro de cada una de ellas) no surgen de un simple problema de comunicación generado por la competencia académica sino que nacen fundamentalmente de las diferentes posiciones políticas e ideológicas de los investigadores.
En definitiva, la revisión crítica de la historia de la teoría social (a partir de la evolución de dos de sus disciplinas en el caso de Fernández Steinko y de la interrelación entre industria, empresa, organización y trabajo en el de Castillo Mendoza) intenta contribuir a la difícil tarea de realizar una interpretación generalista -fundamentalmente teórica- sobre los cambios en el desarrollo capitalista partiendo de la parcialidad de los distintos campos de análisis instituidos. Por ello se puede decir que los tres artículos más específicos del texto se centran en las respectivas limitaciones y la escasa coherencia interna de unos campos teóricos (los que se ocupan del estudio de las organizaciones, el conflicto laboral y las profesiones) que pese a defender su unidad trabajan en sus prácticas de investigación con planteamientos cada vez más interdisciplinares. Podríamos decir que para los autores es la crisis del modelo capitalista europeo de posguerra -que institucionalizó esos campos teóricos- lo que hace necesaria la renovación profunda de una división del trabajo académico que implícita o explícitamente llegaron a compartir buena parte de las corrientes críticas o heterodoxas de la economía y la sociología. A partir de ese objeto inabarcable del trabajo y la relación salarial, en la articulación del libro se ha optado por señalar las limitaciones de tres espacios académicos para comprender las dinámicas sociales nacidas de la crisis de los años 1970.
En primer lugar, Eduardo Ibarra Colado muestra la evolución de las teorías de la organización a partir de su papel como un cuerpo conflictivo de perspectivas y paradigmas que son producto y construyen, a un tiempo, el transcurrir del capitalismo corporativo. Este capítulo contiene una brillante articulación del análisis de Marx sobre el proceso laboral, las aproximaciones desde un weberianismo radical y las orientaciones de M. Foucault -cuya reutilización es pertinente para el autor tras los conflictos surgidos con la caída del muro de Berlín-. Postulando la síntesis de esas tres grandes corrientes como marco teórico sobre el que cimentar una revisión del trabajo en una sociedad atravesada por unas organizaciones que deben ser entendidas formando parte de un contexto y una dinámica «ecológicos» de interrelación, pero asimismo como activas corporaciones constructoras de realidad social. En segundo lugar, Graciana Dithurbide Yanguas aborda de un modo profundo los problemas en el análisis del conflicto laboral en el campo de las «relaciones industriales». Proponiendo precisamente desbordar la concepción de la subjetividad social y las identidades de clase tanto de las concepciones funcionalistas o sistémicas (que tienden a anular el papel de los sujetos sociales) como de las posiciones marxistas más economicistas (que las encierran en el estrecho marco de la posición en el proceso de producción). Tomando lo que hay de renovador en el análisis del conflicto laboral de la perspectiva neomarxista, critica sin embargo la tendencia a negar la centralidad del conflicto encerrado en torno a las relaciones de empleo matizando así la necesidad de contextualizar el análisis del conflicto laboral en ese espacio más amplio que constituye «el trato con la gente» inmerso en culturas colectivas a la vez amplias y concretas. Y, finalmente, el capítulo de Lucila Finkel se centra en la evolución de las teorías de las profesiones en relación con el problema de la tecnocracia, la gerencia y las ocupaciones, como un espacio también para pensar sobre una teoría genérica del trabajo. Recupera de esa historia magníficas referencias de autores clásicos que han permanecido relativamente aparcadas (como determinadas reflexiones de Durkheim) y que siguen siendo útiles para elaborar una teoría sobre el declive de las profesiones, complementando la tradición weberiana de la desprofesionalización y la bravermaniana de la proletarización de los profesionales.
La debilidad en la contextualización histórica de las interpretaciones más generalistas del libro, a la que hemos aludido anteriormente, hace que el capítulo final de Andrés Bilbao difícilmente pueda ser puesto en una relación tan estrecha con las aproximaciones teóricas previas, como las que éstas guardan entre sí. En este sentido, la tarea de este capítulo final es, como afirma Castillo Mendoza en la introducción, captar la específica historicidad de las cuestiones planteadas en los capítulos teóricos. Es decir, intentar poner en relación el paradigma liberal dominante con los procesos de cambio emergentes en el empleo y las consecuencias en la organización del trabajo. El capítulo recoge una síntesis de los análisis ya expuestos por el autor en otras obras sobre el funcionamiento y papel político de los tópicos neoliberales respecto a la plena precariedad del empleo, la centralidad de la política monetaria en la actualidad y respecto a una de sus principales consecuencias, la individuación y fragmentación de la clase obrera.
En definitiva, la obra contribuye a clarificar las posturas teóricas de un modo riguroso y crítico, una elaboración teórica que se realiza en clave de manual para iniciados en la temática del trabajo, que mediante una superposición de planos en tentativa inacabada de síntesis procura definir un estructurante y complejo fenómeno, progresivamente fragmentado, como es la relación salarial. En suma, un rescate brillante de categorías, reconstruidas y actualizadas, para el análisis social contemporáneo que nos prepara para su elaboración empírica y aplicación práctica.
1 Un repaso que arranca desde los clásicos (Smith, Marx, Durkheim, Weber, Keynes, Pareto, etc.), pasando por autores igualmente fundamentales aunque menos populares (Mayo, Fromm, Mouzelis, Pizzorno, Burawoy, Collins, Ehrenreich, Freidson, Abbot, Crouch etc.) o por otros más conocidos (Parsons, Merton, Mills, Braverman, etc.) y que llega a autores ya próximos en el tiempo (Foucault, Silverman, etc.).
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