Publicado en Sociología del Trabajo https://revistas.ucm.es/index.php/STRA/article/view/69926/4564456554361
Por Daniel Albarracín Sánchez[1].
9/4/2020.
Sociología del Trabajo, ISSN 0210-8364, Nº 96, 2020 (Ejemplar dedicado a: La cuestión jornalera entre dos crisis), págs. 111-114
Un ejercicio de generosidad investigadora.
En los tiempos que corren resulta
reconfortante encontrarse con una obra repleta de generosidad intelectual e
investigadora como la que hoy tratamos aquí.
Este estudio, en primer lugar, resulta un don su propia forma de edición, el libro. Todo un ejercicio de desinterés bajo el modelo académico reinante, dominado por la delirante carrera por la acumulación de puntos en una limitada panoplia de revistas, a las que se las atribuye el monopolio de cientificidad, y el articulocentrismo consiguiente, como ladrillo básico de producción y de reconocimiento académico. La dinámica de especialización parcelaria del conocimiento, la concentración en pocos espacios donde se escribe y publica sin parar, pero que apenas reciben lectura, y el jotacerrismo como regla competitiva, ha desplazado al formato libro como vehículo de difusión del conocimiento. Sólo en libro era posible recogerse un estudio con la vocación multidisciplinaria, global e integrada que contiene este.
En segundo lugar, porque aborda
su objeto en tanto que fenómeno social
total (Mauss, M., 1991). Y lo aborda desde varias perspectivas que
enriquecen y estructuran la producción del conocimiento que se elabora desde
él. Se trata de un fenómeno complejo y amplio en un contexto y proceso
histórico, en la que se hilan sujetos, generaciones, procesos de producción y
modos de vida situados en el espacio urbano y global. Desde este enfoque, se
nos presentan las virtudes de lo que es un trabajo empírico, alimentado en un
trabajo de campo cualitativo y cuantitativo, que tanto nos dimensiona los
cambios poblacionales, laborales, productivos y de formas de convivencia
familiar, como nos muestra los discursos y experiencias de los sujetos,
sujetados a este proceso estructurado (Ibáñez, J.; 1991), que han vivido y
viven esta realidad.
Se trata de un trabajo generoso y
participado, que porta escuela (Castillo, J.J., 2009). Se trata de un trabajo interconectado
globalmente, en tanto que ha contado con varias generaciones de investigadores,
y con equipos que realizan estudios equivalentes en lugares del mundo muy
distintos, desde Argentina, España hasta Francia. Es también generoso, por el
cuidado con el que se da comprensión a las dinámicas vivas que se observan, con
una mirada paciente de larga perspectiva.
El estudio se focaliza en la realidad socioproductiva y urbanística de Coslada. A la cual se le va a denominar Ciudad Periferia.
Naturalmente, Coslada contiene particularidades debido a su papel peculiar como nodo de movilidad logística en la división del trabajo estatal. Ahora bien, la investidura del término responde por lo que tiene de universal como espacio periurbano dependiente en el entorno de una gran metrópoli, que se va a configurar auxiliarmente al gigantismo de la capital del capital peninsular. Universalidad concreta en este caso, cuya mirada de análisis permite no sólo la réplica metodológica y de enfoque sobre otras periferias urbanas afines, facilita la comparabilidad de procesos en espacios periféricos, sino también la comprensión de su interrelación dentro del capitalismo global de amplia movilidad de mercancías.Como fenómeno social total, como
universalidad concreta, articula excelentemente como son los modos de vida en
la ciudad periurbana de Coslada, sino también da cuenta claramente de los
procesos de cambio productivo, empresarial y laboral que, suponen, en sí
mismos, los ejes gravitatorios explicativos del fenómeno vivo que se estudia.
La sociedad salarial de servicios
(Albarracín, D., 2003) se configura como sociedad superindustrial en su base, coadyuvando,
merced al desarrollo de las empresas-red, la reconversión y fragmentación del
proceso de trabajo y la degradación de la relación de empleo, la extensión de
las sociedades de servicios. Estos servicios ocupan espacios diferentes en la
cadena de valor. Algunos desarrollan tareas en actividades clave como el diseño
industrial, la investigación y la concepción tecnológica, las finanzas, la
distribución comercial, el asesoramiento u otros. Y otras en áreas
subordinadas, como son los servicios a las personas, el transporte, la
operativa de sistemas o la reparación. Pero ya en la periferia de la cadena de
montaje semiautomática (Friedmann, G. y Naville, P., 1963).
En el caso de Coslada el proceso de
transformación social más visible se produce en tres fases. Primero, la
gigantesca inmigración del campo a la ciudad en plena época franquista, en este
caso periurbana. Segundo, el desarrollo de la fabricación de vehículos a motor.
El tercero, debido a la reconversión del proceso manufacturero y la
fragmentación y rearticulación del proceso productivo, con el consiguiente
desplazamiento del empleo y su transformación en relaciones laborales que
externalizan la responsabilidad de los empleadores para hacer pasar el
salariado a la condición de (falsos) autónomos. Con ello, se pasa de la
fabricación de camiones, como actividad emblemática de Ciudad Periferia, a la
conducción de camiones propio de la logística de mercancías global en el centro
del territorio español. Este sería el hilo conductor más emblemático de este
trabajo.
Las estrategias de recuperación
de la tasa de ganancia que sigue el capital se encauzan mediante procesos de
desinversión selectiva, financiarización y reconversión de actividades, cambios
de organización del trabajo y en las formas de relación empresarial y laboral,
de cara a diversificar y externalizar los riesgos. Una vez se detallan los
procesos de difuminación del riesgo empresarial y de mercado, y de definición
de estructuras jerárquicas que pasan del interior de una gran fábrica al
exterior y a lo largo de un entramado empresarial y contractual complejo, desde
empresas matrices a auxiliares, descargándose los riesgos en actores
individuales, se hace necesario focalizar sobre la dinámica acoplada al mundo
del trabajo.
La alteración radical del mundo
del trabajo redunda eje central de examen de este estudio. Tanto las formas de
empleo, extremadamente externalizadas y subordinadas, para extender las formas
menos garantistas en cuanto a formas de protección y de derechos, como en lo
que supone la retribución sucesivamente aminorada; como en la dinámica del
proceso de trabajo, donde la intensificación del trabajo como la normalización
de la puesta en disponibilidad permanente de la fuerza de trabajo para las
empresas, son escrutadas con sumo detalle y buen hilo conductor.
A este respecto, cabe reflejar y
poner de relieve cómo se produce el cambio desde el viejo modelo fordista de
gran empresa industrial, en el que la fuerza de trabajo interviene acoplada a
la cadena de montaje en el proceso de fabricación. Los procesos de
“autonomatización”, o robotización semiautomática, desplazan a la fuerza de
trabajo a otros espacios o resortes del proceso de producción (Albarracín, D.,
2017). Del modelo de acople directo a la cadena, se pasa al previo (en los
procesos de diseño y concepción), al afuera (operación, mantenimiento,
reparación), y al después (a la distribución), dejando como proceso siempre
necesario para la logística de provisión y de suministro el transporte como
tarea ineludible cada vez mas taylorizado en su definición. En ese nuevo modelo
postfordista, la clave consiste en proveer, mantener, operar, reparar, sostener
y aprovechar una cadena de producción que ya es semiautomática y robotizada. Ya
no son precisas legiones de trabajadores en la cadena de montaje, estos se
desplazan en tanto que operadores de sistemas. Entre todas las fases de
operación, en la que Ciudad Periferia,
Coslada se especializa en la logística de transporte, en la que fragua la
reconversión del trabajador de cadena de montaje en la figura del conductor.
El papel de los sujetos, psicologización
e individualización: Hacia una comprehensión terapéutica.
Asimismo, el estudio procura no
tanto un enfoque de transformación, que desde el estudio materialmente es
difícil de causar por sí mismo, sino que propone un ejercicio de análisis
global y crítico al servicio de la comprensión de los mismos sujetos que viven
la situación, con una vocación terapéutica y netamente cuestionadora. Para
ello, desmantelará el conjunto de mitos y relatos legitimadores y
autojustificativos que amparan el trato ventajista en virtud del cual las
empresas extraen el valor de la fuerza de trabajo, de la energía y tiempo de
las personas involucradas, tanto en la dimensión productiva como reproductiva.
Frente al relato moral que
culpabiliza a las víctimas de su propia situación, en la que se responsabiliza
de sus logros y fracasos, en una retórica meritocrática –que no resiste la
prueba de los hechos, en tanto que el capital relacional es determinante-, a
los propios individuos, se presenta un proceso estructurado en el que el poder
se despliega su liderazgo y discurso de autolegitimación, capacidad de
disciplinamiento –por el látigo amenazante del despido-, y su aplicada
ingeniería empresarial y de gestión de los recursos humanos. Un poder que se
presenta entre la prerrogativa empleadora del empresariado y las políticas
públicas de empleo, que, bajo el argumentario de la activación, deriva, también
a las personas que buscan un empleo y que trabajan, lógicas tanto de autoinculpación
como de autoexplotación. De tal manera que, las experiencias se presentan como
vivencias individuales aisladas e impotentes en la que no sólo se ejerce una
violencia estructural que determina la fase y modelo de formación de la fuerza
de trabajo, a través de lógicas familiares que predefinen las disponibilidades conjuntas
de sus miembros, sino también las mentalidades de los individuos para asumir
una lógica que les es ajena pero que les compromete hasta el extremo.
A este respecto, el estudio hila
bien, cómo esos individuos transitan por generaciones que vehiculan las
transformaciones en el modo de vida y de reproducción. Son esas generaciones
las que, por fases, van a emigrar, comprar casas baratas, trabajar en las
fábricas, ir aceptando deterioros en las condiciones de empleo, asumiendo
trabajos inestables inicialmente bien pagados. Para luego, en las siguientes etapas,
como la inaugurada en 2008, padecer la crueldad de la crisis perdiendo los
empleos, la capacidad de negociación en condiciones desindicalizadas y sin
cualificación, y tener que ir aceptando formas nuevas de empleo sin garantías
bajo un nuevo modelo neotaylorista, prácticamente a destajo. Unas formas de
empleo que suponen arriesgarse perdiendo ingresos, o disponer los ahorros para
poder comprar un camión y asumir su amortización periódica, ya bajo figuras
como el de trabajador económicamente dependiente o falso autónomo.
Esta transformación se presenta
en el estudio facilitando una comprensión estructural de su entramado procesual
intencionado y dirigido por las empresas red, muchas de ellas transnacionales,
bajo el contexto de la globalización mercantil. Son precisamente estas lógicas
las que empujan a una movilidad de las personas que explican su selección y
expulsión del empleo, así como también de la ciudad, tal y como se da cuenta
con el colectivo inmigrante, así como el que luego emigrará a otros espacios
logísticos, cuyo detalle se aborda para el caso de los Países Bajos, en
Rotterdam, empleados con los nefastos contratos
cero horas, paradigma de la
disponibilidad plena y el trabajo remunerado a destajo.
Esta estrategia de investigación,
y comunicación, se elabora con un propósito, como decimos, terapéutico, que
facilita el salto de la vivencia individual fragmentada a la visión estructural
de un tipo de relaciones en las que actores empresariales y lógicas del modo de
producción vigente determinan los pasos de los sujetos subordinados. El mismo
discurso se despliega entre los agentes que disponen de poder, observando una
inclinación por cierta interpretación foucaltiana (Foucault, M.; 1970) en los
autores, en tanto que episteme que influye en las concepciones y conductas de
los otros. Ese poder lo aplica de manera cínica, y entre los subordinados lo
hacen entre la confusión y el chantaje sufrido, o en formas también cínicas,
cuando se asumen las condiciones dadas, que empujan a la competencia sin
cuartel con sus iguales.
Si se me permite, cabe afirmar que
hay procesos sociales que, incluso entre las víctimas, descartan una
perspectiva ingenua e inconsciente. Esto solo cabe admitir ignorancia en las
fases inmaduras de las biografías personales. Cuando se llega a la adultez, el
poder no engaña, sino que chantajea seductoramente, bajo una vía perversa. La
lógica de poder hace todo lo posible por comprometer a los subordinados en la asunción
de un marco que no eligen y en el que están empujados a jugar hasta las últimas
consecuencias, empleándose a fondo, pensándose salir de él como un imposible. Ese
imposible entraña el ejercicio más ideológico imaginable.
De tal manera que, observamos,
las lógicas de individuación están conformadas a través de determinados
vehículos que las animan pero también modelizan sus límites, frente a la idea
de que el horizonte tendencial está culminado, tal y como parece darse a
entender en el estudio.
Desde este punto de vista, desde
el lado reproductivo y demográfico, las familias encierran, en el mundo que hoy
corre donde lo comunitario y lo público se achican, el espacio en el que se
dirimen los modos de reproducción de la fuerza de trabajo y que también motivan
y legitiman lógicas de competencia. Las familias ya no son tradicionales ni extensas,
ni se agrupan diferentes generaciones, salvo por lógica de necesidad material,
y se abren pasos familias nucleares reducidas, en las que más miembros salen a
emplearse en un contexto de salarios acortados que frustran el modelo del breadwinner (Ezquerra, S., 2012), sin
abandonarlo completamente. En ese contexto, los cuidados se ven cuarteados y
desabastecidos, con formas de provisión irregulares y desequilibradas,
intensificando la doble carga de las mujeres, la desatención de las personas
dependientes, y de las propias personas que trabajan, atrapados en la lógica
temporal desestructurada. Las lógicas de disponibilidad permanente, paro
recurrente, inestabilidad en el empleo, jornadas parciales, o irregulares, o el
pluriempleo, implican una disminución de los tiempos de calidad, de tiempo
libre, de socialización reconfortante, de formación sostenida y coherente. Así,
imperan los tiempos muertos, los tiempos pendientes, entrecortados o mutilados,
las relaciones asincrónicas y el desencuentro, en suma, un desgobierno del
tiempo de la vida en general. Dicho de otra manera, no sólo se asiste al
deterioro de los niveles de vida sino también del propio género de vida, que
presupone un dominio de los propios tiempos y la conducción de un proyecto
vital. Sin embargo, al mismo tiempo, por la familia “se mata”, haciendo que los
trabajadores, invocando esa solidaridad familiar trágica, lleguen a afirmar que
“primero han de comer mis hijos antes que los tuyos”. En suma, el mito de la
familia nuclear representa la unidad de dominio mejor delimitada que dispone el
capital en tiempos del neoliberalismo para culminar el proceso de conversión de
la población en fuerza de trabajo disponible, en empleos que circulan sobre el
alambre, en condiciones que directamente facilitan la conversión de la fuerza
de trabajo en trabajo efectivo valorizable (García, J., 2003).
A su vez, en el lado de la organización
laboral, la individuación, muy visible en el caso de los autónomos, no siempre
alcanza su límite final. De hecho, los autónomos, aun cuando sean decisivos en
la lógica de fragmentación del cuerpo colectivo laboral en tanto que figura de
destino mítico, y aunque sean crecientes y significativos en Ciudad Periferia,
no comportan más que un porcentaje de las formas de empleo laboral que, en
términos globales, incluso tienden a decrecer paulatinamente –otra cosa bien
distinto posiblemente cabría decir del trabajo informal-. A este respecto, el
estudio se lamenta de la pérdida, la ausencia o la dejación del mundo sindical
a la hora de intervenir y organizar estos procesos de trabajo. Sin embargo, la
realidad no muestra la desaparición del sindicalismo. Para ser precisos, lo que
está sucediendo deviene en una fuerte mutación.
El sindicalismo moderno, aun
cuando en los modelos latinos se cuente con sindicatos generales de clase en
términos formales, está afectado de varios vectores de cambio, algunos originados
en razones externas y otros en causas internas. Estos vectores afectan no sólo
al ecosistema de todos los sindicatos, sino que también cambian el interno de
los grandes sindicatos, desvertebrados en sectores y territorios engullidos por
una lógica de negociación marcada por una agenda y marco cada vez marcado por
otros. Desde esta óptica, podemos identificar al menos tres, que pueden ser
divergentes o combinarse entre sí:
·
Una tendencia a una lógica “amarillista” o acorde a la empresa. Esto es, la extensión
de representaciones sindicales que pactan o son afines con las direcciones
empresariales. Esto es, una representación que aboga por intereses creados y
propios pero también alineados con los intereses empresariales, aun cuando
sostengan discursos generales que persiguen cierta legitimación que los
justifique. Frecuente en empresas donde la autoorganización de los trabajadores
no se produce, o está cohibida, ni hay presencia sindical previa.
·
Una tendencia a una lógica microcorporativista. Esto es, una conformación de agrupación
de trabajadores en base a una lógica de categoría profesional o departamental.
Se mueve por intereses parciales de una capa laboral determinada, que puede
colisionar con los intereses empresariales, pero que, en última instancia, suele
ocasionar un desconocimiento de intereses de otras capas laborales, una
ausencia de estrategia conjunta o común, y puede generar intereses creados
particulares. Su capacidad e influencia está determinada por el lugar ocupado
por dicha capa laboral en la cadena de valor.
·
Una tendencia al sindicalismo de empresa radical. Las últimas reformas laborales,
que ha dado primacía al convenio de empresa en la negociación, y la falta de
una estrategia proactiva y amplia del sindicalismo general o de clase, ha causado
la aparición creciente de sindicatos a nivel de empresa, como mucho a escala
sectorial como agregados de agrupaciones sindicales de empresa, a veces con
postulados críticos y actitudes combativas. Sus logros, aunque muchas veces
tiene una aspiración de clase, dada su fragmentación y falta de implantación,
dependen de victorias esporádicas y efímeras, que son fácilmente superables si
no pueden paralizar la producción sectorial y establecer una negociación de
conjunto.
En suma, el estudio, una vez que
brinda una caracterización estructurada de los procesos reales, no desborda el
objetivo terapéutico favorable a la comprensión. Comprensión que, para los
sujetos maduros, es muchas veces conseguida, pasando de la ingenuidad ignorante
al cinismo rivalista impotente. No consigue zafarse de la lógica de la
impotencia, que sólo da margen, a nivel de los individuos, a la intensificación
de la competencia y la autoexplotación. La terapia comprehensiva no parece
suficiente, aunque, naturalmente, para transformar los procesos en curso,
comprender resulta un paso imprescindible. Y este objetivo está sobradamente
cumplido.
BIBLIOGRAFÍA
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Albarracín, D. (2017) ¿Qué explica la creación o
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https://www.vientosur.info/spip.php?article12621
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Castillo, J.J. (2009) El trabajo del sociólogo. Editorial Complutense.
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Ezquerra, S. (2012) “Acumulación por
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García López, J. (2003) “La fuerza de trabajo es
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Foucault, M. (1970). Las palabras y las
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Friedmann, G. y Naville, P. (1963) Tratado de Sociología del Trabajo. Fondo
de Cultura Económica.
·
Ibáñez, J. (1991) El regreso del sujeto. La
investigación social de segundo orden. Editorial Amerinda.
·
Mauss, Marcel (1991) “Ensayo sobre el don” en
Sociología Y Antropología, Tecnos, Madrid, pp 155-263.
[1]
Daniel Albarracín es actualmente Consejero de la Cámara de Cuentas de
Andalucía, Doctor en Sociología y Licenciado en Ciencias Económicas, fue
profesor en la Universidad Complutense de Madrid y en la Universidad Carlos
III. Está especializado en sociología del trabajo y políticas económicas y
sociales.
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