Daniel
Albarracín
Economista
y Sociólogo. Abril de 2012. En base a esta versión de artículo se ha publicado un artículo en el Dossier nº6 de Economistas Sin Fronteras de Septiembre de 2012, en su pág. 10, titulado "Las finanzas contra el trabajo. ¿La financiarización sin alternativas?". En este post aparece un video de su presentación.
Una caracterización de la crisis en curso.
Dos rasgos principales
caracterizan la crisis capitalista que está en curso: sobreproducción, primero,
y, después, financiarización de la economía.
La financiarización adopta múltiples manifestaciones. El rasgo “micro”
más sobresaliente afecta a la toma de decisiones empresarial, supeditada a la
valorización de un conjunto de títulos (acciones, obligaciones, etc…) en los
mercados financieros. A escala “macro”, refiere al pesado lastre de
apalancamiento y endeudamiento general ocasionado por la desregulación
crediticia y su expansión descontrolada puesta en marcha para contrarrestar
aquella sobreproducción. Desde mediados de los 90 la nueva política económica
emprendió una huída hacia delante estimulando la economía con un anabolizante
que ha supuesto una carga hacia un futuro que, desde 2007, ya está con nosotros.
Los efectos de las políticas
monetarias expansivas (Shaikh, A; 2011) y la desregulación financiera animaron
el ciclo de crecimiento 1996-2007 en España. Un ciclo donde los fundamentales estaban impulsados por
locomotoras artificiales de limitado recorrido, como la construcción, alimentadas
por la liberalización del suelo y las políticas desfiscalizadoras existentes. Esa
trayectoria continuó mientras la evolución de la rentabilidad efectiva de las
empresas no se vio sobremanera drenada por los flujos de la devolución de las crecientes
deudas acumuladas. A partir de 2007, estos flujos superaron el límite
soportable (debido al enorme apalancamiento del sector empresarial que representaba
en 2011 el 63% del total de la deuda en España –las otras partidas, deuda
hipotecaria (21%), y deuda pública (16%)-, con un volumen que alcanza el
equivalente a cuatro veces el PIB a mediados del 2011 según el Banco de España)
y las tasas de rentabilidad de las empresas cayeron. Los flujos de devolución
de deudas están supeditados a la rentabilidad futura. Si crecen demasiado los
primeros y se erosionan los beneficios de explotación, se produce un
cortocircuito. Con el estrangulamiento de las cuentas privadas la crisis se
inauguraba.
Frente a lo que algunos
neokeynesianos como Krugman afirman, la cuestión bancaria y de la deuda es
sumamente importante porque entraña una enorme losa para el desarrollo
económico, paralizando la actividad y la inversión. Más aún
cuando se están aplicando políticas que persiguen socializar la crisis, y la
insolvencia del capital privado, entre la mayoría ciudadana, fundamentalmente
rescatando al núcleo oligárquico del capital –el mundo financiero y otras
grandes industrias-. Con esta operación se convierte la deuda privada en
pública.
Mientras se muestra generosidad con
los rescates bancarios se cierran quirófanos, se imponen repagos a las recetas
de medicamentos, o se deteriora gravemente la calidad de escuelas y
universidades. Las políticas de austeridad productiva y salarial, de fortísimos
recortes públicos en actividades de inversión y bienestar, arrojan
consecuencias depresivas. Estas se suman a una serie de fuertes medidas de
transferencias de rentas del trabajo al capital, a través de fórmulas de
desfiscalización de los beneficios, el ahorro y el patrimonio, o, ahora, aplicando
la amnistía al fraude fiscal. A su vez, las políticas europeas privilegian a la
banca privada, con un BCE que facilita crédito masivo y barato a la banca dejando
que el sector financiero privado disfrute del monopolio del crédito al sector público
que paga altos tipos por la deuda pública y eleva los costes de financiación
del Estado.
En ese contexto, se procede a
severas políticas de ajuste estructural, desinversión, retroceso de las
políticas de bienestar públicas y el cercenamiento de los derechos y salarios
del mundo del trabajo. Los pronósticos para 2012 y 2013 no pueden ser más
desesperanzadores.
Las nuevas políticas, prácticas y figuras de la financiarización
La financiarización no es
únicamente un rasgo hipertrófico del capitalismo contemporáneo. También se
fragua en nuevas prácticas y figuras concretas.
La empresa en tanto que unidad
operativa de producción y toma de decisiones, más aún con la extensión del
modelo de empresa-red (matriz-filiales-auxiliares-subcontratas), está perdiendo
identidad y autonomía, y se desdibuja su responsabilidad como actor emprendedor
o empleador. El accionariado adopta estrategias únicamente comprometidas con proporcionar
valor al accionista –dividendos, valor en bolsa- o devolver las deudas a
entidades financieras prestamistas, que actúan como rentistas. Frente a las
clásicas estrategias productivistas de posguerra, se adoptan medidas de “recentramiento”
(refocusing), racionalización del
capital y especialización monopolística. Estas nuevas
prácticas financiarizadas, aplicando el denominado “efecto punción” (Álvarez,
I.; 2007) del excedente, perjudican la inversión, el empleo y el salario.
En este
contexto, han surgido agentes instrumentales que coadyuvan estos procesos, si
es que las direcciones empresariales no las acometen de motu propio. Las sociedades de inversión (hedge fund, capital riesgo, etc…) irrumpen en las empresas
racionalizando producción y empleos, succionando activos, realizando prácticas
contables de reconversión de beneficios en intereses (préstamos participados)
–con un coste fiscal más bajo-, troceando las unidades productivas para
adelgazarlas, revender las más rentables y destruir las que lo fueran menos. Cada
vez más sociedades de inversión operan una vez se apalancan hasta niveles insospechados
gracias a la complicidad de la banca (leveredge
buy out) que les presta crédito y mediatiza, aplicando esta agenda
vampirizadora.
A
escala macro y de política económica, los gobiernos, en cierto modo títeres de
las oligarquías financieras y de la estrategia de Bruselas, están comprometidos
con la prioridad de “pagar la deuda pública” a costa de cualquier cosa. Tras
significativos desfases de las cuentas públicas, tras desfiscalizar rentas del
capital y subvencionar, avalar o rescatar a empresas privadas, se imponen
recortes históricos en las políticas sociales (pensiones, educación, sanidad) y
se aplican duras medidas contra la regulación laboral y las organizaciones
sindicales. Un pago de la deuda que no impedirá que el gasto público siga siendo
muy alto y que el ajuste previsto del déficit público sea una quimera. El
déficit permanecerá alto tanto por la recesión que propiciarán los recortes,
las preferencias del capital privado de financiar el sector público con deuda y
no con impuestos –si acaso a las rentas del trabajo y clases medias-, y por el
negocio que entraña para el capital bancario la transferencia que supone el
diferencial entre tipos de interés del BCE (1%) y de la deuda pública (varios
puntos por encima). A este respecto, las agencias de calificación de riesgos
evalúan con valoraciones a favor de sus clientes privados y en contra del valor
atribuido de las deudas públicas.
Una estrategia clasista contra el mundo del trabajo.
Las nuevas estrategias
empresariales y gubernamentales estriban en vías de reapropiación del valor del
trabajo, erosionando la masa salarial y, con ella, la fuente de derechos que
hasta la fecha le venía asociada.
Las reformas económicas y
laborales de los últimos años han favorecido que la productividad por ocupado
ascienda –pues menos personal empleado realiza prácticamente la misma
producción-. A pesar de la crisis de demanda la inflación apenas se reduce,
pues los precios de la energía se disparan. Mientras tanto, los salarios se
estancan, merced a la vulnerabilización de los derechos laborales y el tsunami del paro (cercano al techo
histórico del 24%).
El mundo del trabajo y las
condiciones de ciudadanía son los principales damnificados en este contexto,
tanto por la crisis como las respuestas a la misma. Los servicios
públicos se deterioran, con presupuestos extraordinariamente restrictivos. Las
últimas reformas laborales, especialmente la última, han desguazado derechos laborales,
condiciones de empleo y derechos colectivos históricos. Los salarios pierden
capacidad adquisitiva, peso en la economía e incluso retroceden nominalmente,
hecho inaudito desde tiempos que no se recuerdan. El peso del fondo de salarios
en la producción nacional, el salario relativo, decididamente disminuye.
Alternativas.
Sin embargo, hay alternativas,
lejos de la pesadumbre o cinismo de los que repiten que no se puede desarrollar
otra línea de políticas. Señalamos a continuación algunas propuestas tanto a
nivel micro como a escala macro.
Es precisa una reforma del mundo
empresarial y del derecho societario, fiscal, financiero y mercantil que
incluye medidas del siguiente calibre:
·
Transparencia contable y una mayor información sobre
procesos internos de las empresas (relaciones laborales,
mecanismos de innovación tecnológica, sistemas energéticos empleados, planes de
inversión y empleo, etc…). Que se aplique a empresas de cualquier tamaño,
coticen o no en Bolsa. Exigir contabilidades de grupos de empresa,
dando cuenta de las transacciones de su mercado interno.
·
Tipificar la responsabilidad de empresariado,
accionariado y directivos de personal, de manera subsidiaria y
proporcional, con todos los intereses sociales existentes (trabajadores,
acreedores, etc…).
·
Regular los límites a la concesión de dividendos y
primas de emisión, o los honorarios a los “gestores de los fondos”, así como aumentar
la presión fiscal de las rentas del capital.
·
Intervenir y regular el ámbito financiero y
establecer límites a las prácticas de las sociedades de inversión,
por ejemplo, exigiendo una inversión con una estabilidad mínima en el tiempo
para poder influir en el gobierno de las empresas, y una completa transparencia
de sus acciones.
·
Reforzar las instituciones (fiscalías de
delitos económicos y mercantiles, ampliación de juzgados mercantiles,…..) dedicadas a la
supervisión, fiscalización y persecución de las actividades
económico-financiero-empresariales, con especial atención al
fraude y las operaciones en paraísos fiscales.
Si bien, en otro orden de cosas,
resulta imprescindible preguntarse sobre los esquemas de política económica que
asumen el pago de la deuda como prioridad política absoluta y los recortes
públicos, sociales y laborales como receta principal. En primer lugar cabe
preguntarse si de verdad se aspira a equilibrar las cuentas públicas y si la
mejor forma es ajustar las políticas de inversión y bienestar públicos al
tiempo que se privilegia y se encajan desmedidamente los desfases e
insolvencias privadas entre los gastos públicos. O si la vía mejor no fuera
combatir el fraude fiscal, y no perdonarlo, así como elevar la imposición a las
rentas del capital y del patrimonio. O, incluso, si es admisible pagar una
deuda con indicios claros de ilegitimidad y, en casos por determinar, con un origen
jurídicamente odioso, tal y como advierte la Plataforma por una Auditoría
Ciudadana de la Deuda y las comisiones del 15-M constituidas al efecto.
Son por estos y otros muchos
motivos por los que los movimientos indignados, las organizaciones políticas
comprometidas con la transformación social y los movimientos y organizaciones
sindicales están expresando su malestar y están organizando iniciativas contra
una agenda de gobierno que nadie votó. Nosotros animamos a que se produzca una
convergencia de las fuerzas sociales para oponerse y para levantar una
alternativa. Creemos que hay motivos para el optimismo en este punto, un
optimismo consciente del mucho trabajo de pedagogía y de organización que esta
tarea titánica va a entrañar.
Bibliografía
Albarracín, D. y Gutiérrez, E. (2012) “Financiarización,
nuevos perímetros empresariales y retos sindicales”. Cuadernos de Relaciones
Laborales, en Otoño.
Álvarez, N. (2012) Financiarización, nuevas estrategias
empresariales y dinámica salarial: el caso de Francia entre 1980-2010.
Mimeografiado. Borrador Tesis Doctoral.
Shaikh, A. (2011) “La primera
gran depresión del siglo XXI”. Nº9 Sin Permiso.
UITA
(2007) Guía de los trabajadores sobre las operaciones de adquisición del
Capital Riesgo. Ginebra.
UNI.Global (2007) “Fondos de capital de
inversión: Su importancia para los sindicatos”.Suiza.
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