14/10/10

Salarios bajos y salarios mínimos en España

Daniel Albarracín.
Septiembre 2010.

1. La evolución del salario en España

En la historia reciente de la economía española se ha producido un dinamismo en el crecimiento y el empleo. Éste se vio interrumpido a partir del año 2007, acompañado de una concentración creciente de la renta que venía desde tiempo atrás. A partir de mediados de aquel año la crisis económica española tiene su curso, por razones externas e internas, y que va a originar un paro que superará el 20%, y que presionará a la baja los salarios, incluso arriesgando el mantenimiento de los salarios nominales.

Mientras que el crecimiento del PIB fue significativo en todos aquellos años, el valor de los activos financieros y de los inmuebles siguió una evolución mucho más intensa, hasta que estallaron las diferentes burbujas financieras e inmobiliarias. Por el contrario el salario medio (o salario directo) y determinadas prestaciones sociales básicas (que forman parte del salario indirecto) desarrollaron un incremento mucho más moderado. En balance, el retroceso del peso de la masa salarial en la renta nacional ha sido sustancial. El excedente no hizo otra cosa más que arrebatar espacio al fondo global de salarios, lo que no es más que una consecuencia de que el salario relativo (entendido como el peso del fondo de salarios en la producción anual) retrocedía. Fenómeno recurrente, salvo cortos periodos, en los últimos treinta años.

Como bien es sabido, para que el salario relativo mantuviese su peso en la renta nacional (PIB) debería crecer periódicamente al mismo ritmo que la productividad. Los históricos AINC así lo reclamaban y, sin embargo, a pesar de indicarlo en los documentos pocas veces su precepto se hizo cumplir. El resultado ha sido, como hemos señalado, un retroceso en el salario relativo en el Estado español –algo recurrente en todas las economías capitalistas-, lo que implica una apropiación de los frutos del trabajo por parte de las rentas del capital.

Esta evolución se manifiesta, como hemos indicado, no sólo en el Estado Español, sino que también se verifica en todas las economías capitalistas, derivado de la política de ajuste salarial de todo un amplio periodo de hegemonía de políticas neoliberales. Una política que ha perseverado, en el conjunto empresarial y apoyada con mayor intensidad o menor por parte de los diferentes gobiernos, en la búsqueda de incremento de las tasas de rentabilidad. Este tipo de orientación, sin embargo, no se ha visto seguido de un incremento sostenido del crecimiento a escalas más que rampantes (que apenas superaban en el mejor de los casos el 4%). En el caso español, sólo hay excepciones a este proceso de retroceso del salario relativo en los periodos que abarcaron los periodos de confrontación social propios de la Transición política, y los que vinieron entre la huelga general de 1988 y 1994.

Remuneración de Asalariados/PIB (%)

Fuente: AMECO

La indudable recuperación de la tasa de rentabilidad de la economía española no tuvo su correlato en una fuerte inversión, y cuando esta fue importante sólo fue causada por una política monetaria expansiva de bajísimos tipos de interés, y un proceso de endeudamiento privado masivo, que hizo posible el ascenso de la burbuja inmobiliaria y financiera y gran parte de la crisis en curso. Burbujas y mercados financieros de volúmenes inéditos que, al mismo tiempo y en sintonía con la financiarización[1] creciente, imponían una lógica a las empresas, primando una estrategia a corto plazo del núcleo de la actividad más rentable. Esa opción se mantuvo frente a la sostener la inversión del conjunto productivo, y desde luego, frente al mantenimiento de la calidad de las relaciones laborales y del salario.

Asimismo, merece la pena señalar que los desequilibrios acumulados en el tiempo y la propia crisis –de endeudamiento privado generalizado- se han endosado a las cuentas públicas que, con los diferentes rescates al sistema financiero (Fondos de Rescate FROB, tipos de interés bajos establecidos por el BCE, etc…). Al no haberse optado por reformas fiscales progresivas ni una regulación financiera en condiciones, en un contexto de especulación internacional contra la deuda pública española –promovida por aquellos mismos beneficiarios de los rescates públicos-, la situación ha conducido a una serie de recortes salariales y medidas de austeridad en las políticas públicas (inversión y servicios públicos, derechos sociales, etc…).

Otro indicador de referencia en el estudio de los salarios, es la comparación del aumento salarial con el IPC, pues informa del mantenimiento del poder adquisitivo, o al menos se aproxima a esa realidad (el IPC debe actualizar sus ponderaciones de gasto, y además el IPC no repercute por igual según el tipo de colectivo al que nos refiramos, según su estilo de vida y extracción social). En los últimos años, se ha conseguido que el mantenimiento del poder adquisitivo del salario medio se mantenga, y ahora la tendencia a la moderación de la inflación o incluso la tendencia a la deflación exige nuevas fórmulas para garantizar el mantenimiento de la capacidad de compra. Pero este dato ignora el enorme desempleo ocasionado, y lo que ello redunda en el deterioro de la capacidad de consumo y la demanda efectiva. Dicho de otro modo, el poder adquisitivo de los que siguen empleados se está sosteniendo (aunque esta tendencia se interrumpe con el retroceso salarial nominal abierto en 2010), pero no así de la población parada, y además, este incremento salarial no cubre la brecha con la productividad, con el consiguiente trasvase de rentas hacia la masa de beneficios.

Fuente: Elaboración propia a partir del MTIN e INE.

Ahora bien, no sólo cabe hablar de desigualdad en términos del capital y el trabajo. También se observan fuertes diferencias salariales en el seno de la clase asalariada. El perfil habitual de la distribución de los salarios ha sido bimodal. Las medias suelen ser poco representativas pues la distribución de las rentas salariales se concentra entre un sector que aglutina rentas –el valor mediano- más bajas, pues la mayoría de los y las trabajadoras no alcanzan la media de ingresos; y un segundo y mucho más reducido segmento que aglutina salarios bien altos, coincidiendo con las profesiones de altos cargos de gestión y dirección.

Estructura del empleo, según salarios, España, 2005-2007

El segmento que recibe menos de 18.400 euros al año no ha hecho más que crecer en los últimos años. Si bien debemos recordar que la destrucción de empleo se ha producido sobre todo en los empleos temporales y entre la juventud que suelen percibir salarios más bajos, lo que puede estar corrigiendo las medias salariales por persona al alza por efecto composición. Sea como fuere, la tendencia es que las rentas salariales, también a nivel personal, se concentran en niveles bajos, si bien lejos de los salarios mínimos interprofesionales (SMI) establecidos por el gobierno.

La distribución de rentas salariales registra por tanto una divergencia entre la media y su mediana (el valor más frecuente). Las fuentes de información sobre salarios son heterogéneas, y aunque su metodología y resultados pueden variar suelen guardar tendencias globales semejantes. Según la EACL (2008, INE) observamos que el valor más frecuente es el salario de 18.244,40 euros anuales, frente a la media de 21.883,42 euros.

Aunque en la economía española los salarios bajos son un fenómeno importante, en especial en algunos sectores (limpieza, servicio doméstico, jardinería, hostelería, comercio, etc…) no son sinónimos de que los salarios mínimos están muy extendidos. Los SMI han crecido en los últimos años, desde niveles ínfimos, a una velocidad importante -37,58% nominal en 6 años- –hasta que el gobierno paralizó su evolución impidiendo que llegasen al nivel de lo prometido electoralmente, que fue de 800€ para 2012, cuando en 2010 se sitúa en 633,3€/mes-. Como vemos, el SMI en el Estado español no cumple el papel más que el de un suelo que, por ser muy bajo, raramente se traspasa hacia abajo en la economía formal. El papel del SMI –que con la aparición del IPREM ha dejado de ser una referencia para diferentes prestaciones sociales- se ha revalorizado en el periodo de gobierno del PSOE, pero sigue en niveles muy bajos, y su influencia a escala sociolaboral es insignificante en la práctica.

Evolución del SMI (euros)

SMI

Anual

Mensual

2010

8866,2

633,3

2009

8736

624

2008

8400

600

2007

7988,4

570,6

2006

7572,6

540,9

2005

7182

513

2004

6447

460,5

2003

6316,8

451,2

2002

6190,8

442,2

2001

6067,6

433,4

2000

5947,2

424,8

1999

5828,2

416,3

1998

5724,6

408,9

Fuente: MTIN

Únicamente hay salarios por debajo del SMI en ocupaciones relacionadas con trabajos de iniciación –a veces insertadas en los convenios colectivos como remuneración correspondientemente a un periodo de entrada, o bien a una doble escala salarial-, frecuentemente relacionados con el contrato de formación o situaciones de aprendizaje. También, pero de más difícil estimación, cabría hablar de situaciones de empleo irregular, prácticas no laborales y becas, o quizá en niveles próximos al SMI a trabajadores que son empleados fuera de la cobertura de convenios colectivos, aunque no suelen superar el 20% del total –y de estos sólo un segmento percibe salarios tan bajos que se acerquen al SMI-.

Distribución Salarial. Encuesta anual de estructura salarial (CNAE-2009). Año 2008


media

percentil 10

cuartil inferior

mediana

cuartil superior

percentil 90

Ambos sexos

21.883,42

8.903,52

13.342,53

18.244,40

26.874,02

38.558,29

Mujeres

18.910,62

7.088,36

11.038,28

15.886,02

23.446,18

34.397,13

Varones

24.203,33

11.594,27

15.160,00

20.057,56

29.385,82

41.792,77

SMI

8.400,00






Fuente: Elaboración propia a partir de la EAES, INE.

Para confirmar esta distribución bimodal (una distribución de datos en forma de “dos picos más frecuentes”) de los salarios podemos reflejar los datos que nos facilita la Encuesta de Análisis de la Estructura Salarial, del INE, que nos proporciona información en tramos del SMI. En torno a un 58% de la población asalariada no percibe más de tres veces el SMI, y hasta un 23% no supera dos veces el SMI. En estos datos debe recordarse que se incluyen las personas empleadas a tiempo parcial.

Fuente: Elaboración propia a partir de la EAES, INE. 2008

Debe recordarse que un factor de desigualdad salarial es el trato diferenciado entre hombres y mujeres. Los factores de segregación ocupacional, vertical y las clásicas discriminaciones indirectas son los más explicativos. Esta distribución es desfavorable al distinguir por la variable sexo, pues los ingresos más bajos se concentran entre las mujeres, aunque bien es cierto que también son ellas las que acumulan más empleos a tiempo parcial. Pero incluso retirando a las personas con empleo a tiempo parcial, ellas concentran los empleos con más bajos salarios del conjunto. No obstante, la estructura bimodal de ellas es más moderada, y también son pocas las mujeres que perciben altos salarios, en comparación con los varones, al no ocupar las profesiones más reconocidas.

Porcentaje de trabajadores en función de su ganancia con respecto al Salario Mínimo Interprofesional (SMI) (respecto al total de trabajadores) por tipo de jornada y sexo. 2008. Encuesta de Estructura Salarial, INE.


Total Ambos sexos

Total Mujeres

Total Varones

Total Ambos sexos Tiempo Completo

Mujeres Tiempo Completo

Varones Tiempo Completo

De 0 a 1 SMI

5,15

8,06

2,88

0,31

0,58

0,13

De 1 a 2 SMI

17,96

26,48

11,3

12,98

19,39

8,86

De 2 a 3 SMI

31,29

29,28

32,87

34,07

33,77

34,26

De 3 a 4 SMI

18,45

15,49

20,76

21,12

19,55

22,12

De 4 a 5 SMI

10,28

8,6

11,59

11,85

10,96

12,42

De 5 a 6 SMI

6,94

5,43

8,11

8,04

7,01

8,7

De 6 a 7 SMI

3,77

2,9

4,46

4,42

3,79

4,83

De 7 a 8 SMI

2,09

1,38

2,63

2,43

1,82

2,83

Más de 8 SMI

4,07

2,38

5,39

4,78

3,12

5,85

Fuente: Elaboración propia a partir de EAES, INE.

En el Estado español la mayoría de la población asalariada es masculina, aunque el peso de las mujeres es cada vez mayor (43,83%). Pero el peso de las mujeres en los empleos a tiempo completo se reduce al 39,16%.

Y son ellas las que se concentran dentro del segmento de salarios inferiores incluso si sólo nos fijamos dentro del conjunto de los empleos a tiempo completo.

Otra fuente más fiable, pero cuya obtención dificulta la comparación y la extrapolación, es la información tributaria. Los datos, en otras proporciones (que incluye personas asalariadas a tiempo parcial, que no ha trabajado durante todo el año, etc…) también siguen una tendencia semejante, si bien refleja ingresos menores –precisamente por incluir a ese segmento anteriormente mencionado-. Casi un 28% de los perceptores salariales obtienen ingresos inferiores al SMI a lo largo del año. Pero debe advertirse que buena parte de este colectivo no trabaja a tiempo completo o no trabaja durante todo el año.


Percepción Salarial según Información tributaria 2008



AMBOS SEXOS

VARONES

MUJERES

Perceptores (población asalariada)


Salario medio anual

%Perceptores

%Perceptores

%Perceptores

19.310.627

Total (1)

18.996


56,49

43,51

3.089.856

De 0 a 0,5 SMI

1.823

16

12,63

20,38

2.283.675

De 0,5 a 1 SMI

6.314

11,83

9,68

14,61

2.480.921

De 1 a 1,5 SMI

10.577

12,85

10,84

15,45

2.966.301

De 1,5 a 2 SMI

14.719

15,36

16,11

14,38

2.280.782

De 2 a 2,5 SMI

18.747

11,81

13,32

9,85

1.548.230

De 2,5 a 3 SMI

22.952

8,02

8,99

6,75

1.121.996

De 3 a 3,5 SMI

27.246

5,81

6,6

4,79

879.029

De 3,5 a 4 SMI

31.424

4,55

5,1

3,84

688.629

De 4 a 4,5 SMI

35.618

3,57

3,97

3,04

521.157

De 4,5 a 5 SMI

39.753

2,7

2,97

2,34

979.428

De 5 a 7,5 SMI

49.966

5,07

6,33

3,43

276.814

De 7,5 a 10 SMI

71.679

1,43

1,94

0,77

193.811

Más de 10 SMI

135.971

1

1,51

0,35

Fuente: Elaboración propia a partir de Agencia Tributaria.

De nuevo la percepción salarial media, según esta fuente, es sustancialmente menor para las mujeres, que suelen cumplir un papel de ingresos complementarios en el marco familiar.

Percepción Salarial según Información tributaria 2008


Salario medio anual

Varones

21.596

Mujeres

15.620

En conclusión, parece que el fenómeno más sobresaliente no es tanto estos bajísimos salarios dentro de la estructura convencional, sino precisamente el segmento de trabajadores que abarcaría a los y las trabajadoras sin cobertura en la negociación colectiva, en torno a un 28,4%[1], o directamente en situación irregular –cuyos datos son de más difícil estimación, pero que puede aproximarse al 20-30% de economía irregular estimado-. Los salarios mínimos pueden cada vez más constituirse como referencia de máximos en el marco de la economía informal, desregulada o sin derechos, y esta parece haber sido la tendencia en otros países con un despliegue de este fenómeno aún más acusado.



[1] Este dato debe tomarse con prudencia, en tanto que, a pesar de que el dato EPA es fiable, el cruce de información referencia la fuente de registros de convenios colectivos que los diversos autores consideran tiene una fiabilidad mucho menor de cara a la estimación de trabajadores afectados.

Nota del autor: Agradecemos a Nacho Álvarez Peralta la aportación de algunos de los gráficos que aquí se muestran. Este informe es un extracto de otro más amplio, de orientación más sectorial, presentado en Bruselas, en el marco de un estudio europeo, liderado por la Manchester Business School, de la Universidad de la misma ciudad





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