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Daniel Albarracín 15/01/2020
1. Coalición de gobierno y metamorfosis del
tablero político.
La inestabilidad política del
sistema de partidos europeo sigue su curso y tiene un nuevo episodio singular
en el Estado español. Tras varias elecciones y sucesivos intentos fallidos
finalmente se formó un gobierno de coalición entre PSOE y Unidos Podemos. La
sucesión de elecciones ha aminorado el apoyo a ambas formaciones que, aún con
todo, han sumado, exiguamente, números para poder formar gobierno con el apoyo
o admisión de fuerzas nacionalistas y otras formaciones pequeñas cuyos votos
han sido necesarios.
El inédito gobierno de coalición
se forma desde el inicio acosado por un bloque conservador que fortalece su
flanco extremista y antidemocrático, que opta por utilizar su implantación en
el sistema judicial para condicionar el desarrollo político del país. Una
oposición que incluso amenaza con el no reconocimiento del gobierno,
caracterizándolo incluso de ilegítimo y vendepatrias, abriendo un chantaje
soterrado de carácter pre-golpista. Con esta declaración de intenciones resulta
hasta cierto punto humanamente comprensible que la sociedad española se haya
sentido aliviada. Sin embargo, no podemos abandonarnos a las emociones ni a una
perspectiva parcial, y conviene abordar el análisis de la metamorfosis que ha
sufrido el tablero político en su conjunto, y que es el responsable de la
configuración de un tipo de hegemonía política u otro.
En Europa, se han producido dos
fenómenos de cambio en las expresiones políticas, en su dimensión partidaria y
electoral. Por un lado, la fragmentación del denominado extremo centro, con
hasta cuatro expresiones: la conservadora, la ultraliberal, la social-liberal y
la eco-liberal social. Por otro, la irrupción de fuerzas de derecha extrema. El
eje de generación de legitimidades se ha desplazado a este nuevo tándem de
tensión funcional, que en la práctica sustenta la nueva agenda neoliberal
austeritaria, gestionada por unos o por otros y legitimada con una mutua
complicidad en lo sustancial, sea por la coincidencia o por la presión
consentida mutua entre ambos flancos del nuevo régimen político.