Daniel Albarracín. Enero de 2017.
Una versión realizada con Miguel Urbán ha sido publicada en el Diario Público:
http://blogs.publico.es/tomar-partido/2017/04/28/papeles-de-panama-contra-el-capital-liquido-propuestas-politicas/
http://blogs.publico.es/tomar-partido/2017/04/28/papeles-de-panama-contra-el-capital-liquido-propuestas-politicas/
Desde el pasado otoño participamos en el
Parlamento Europeo en la Comisión de Investigación de los Papeles de Panamá,
uno de los casos en los que se filtró cierta documentación sobre diversas
jurisdicciones fiscales reconocidas como “guarida fiscal”. La Unión Europea se
ha visto empujada a abrir esta comisión parlamentaria ante un escándalo que,
podría ofrecer información adicional y concreta, de un fenómeno que, por
desgracia, convive con nosotros desde hace tiempo y que forma parte sistémica
de los fundamentos del capitalismo líquido de nuestra época.
Conviene señalar que muchas de estas
comisiones se abren para “hacer como que se investiga”. Nosotros lo venimos
denunciando, porque, al fin y al cabo, de los más de 11 millones de documentos
filtrados, a bien pocos se nos dará acceso, dada la clasificación secretista
que se les confiere a la mayoría de los papeles sensibles, y la dificultad de
acceso que se brinda a diputados y a nuestros equipos de asesores. También hay
otras razones para tener dificultad de acceso. Una es la falta de voluntad
política de la Comisión que antepone numerosas restricciones. Otra es que los
periodistas que disponen de ella se verían perjudicados, y podrían ser
denunciados, si filtran algo que perjudique a personas o empresas específicas.
Algo que se resolvería si hubiese realmente una protección para los
whistleblowers (denunciantes) a día de hoy inexistente.
Ahora bien, la apertura de esta
investigación no nos detiene, a pesar de las distracciones. Hemos indagado
sobre aspectos estructurales e informaciones disponibles, para poner en jaque a
los poderosos y a los que políticamente les representan. Conocer la realidad se
hace a fuerza de conocer sus resistencias.
Esas resistencias se han presentado no
sólo como distracciones burocráticas y secretistas. Sobre todo han cobrado
forma de ping-pong, donde unos y otros se escabullen de su responsabilidad
apelando a su “incompetencia legal”, echando la pelota a otro. Muchos dirán que
la UE no tiene la regulación ni los medios apropiados, la UE dirá que cuenta
con la regulación apropiada y que algunos Estados Miembros no la aplican, y los
Estados Miembros involucrados señalan que ellos tan sólo juegan con la regla
universalizada en el capitalismo global que hace de la competitividad fiscal
una posible ventaja comparativa. Cabe decir que no es cierto que las
regulaciones europeas sean las adecuadas. Luego veremos por qué. Aunque nos
tememos que sí es cierto que muchos Estados Miembros no aplican ni siquiera los
mínimos recomendados. Y aun así esto no encierra toda la verdad.
El capital circula como el agua y las
regulaciones equivaldrían a algo así como la arquitectura de una piscina. No
resulta admisible que nos digan que el fondo está en general bien cimentado.
Basta con un pequeño agujero para que, dicha excepción, se convierta en norma
de escapatoria del agua. El agua se irá toda por ahí si el fondo es plano. Eso
es precisamente lo que sucede con la arquitectura fiscal para el capital.