Daniel Albarracín.
18 Noviembre 2020
https://vientosur.info/entre-la-insoportable-tibieza-fiscal-y-la-efimera-politica-expansiva-de-gasto/
1.
Introducción.
La
economía española atraviesa una depresión económica, que no tiene precedentes desde
la Guerra Civil. Sus causas fundamentales ya se avistaban a finales del año
pasado apuntando una previsión de estancamiento o recesión, que afectaba al
contexto europeo y particularmente español. Vino la pandemia, y, lo que parecía
ser un ciclo económico contenido, se ha traducido en un hundimiento en un
contexto macroeconómico ya difícil de por sí. El Gobierno prevé un desplome del
11,2% del PIB español para este año, bastante por debajo de la previsión de la
economía mundial, aunque más complaciente que la predicción de otras
instituciones, como la Autoridad Independiente de Responsabilidad
Fiscal (AIReF) o el Banco de España.
El FMI augura un decrecimiento del 5,2% a nivel global para este año 2020. Las
instituciones oficiales de todo signo consideran que en 2021 se producirá una
fuerte recuperación que, con todo, nos dejará en valores por debajo al impacto
de la pandemia. Sólo se diferencian en el grado y proporción.

Las
previsiones están sujetas a una incertidumbre estructural que pone en tela de juicio
cualquier predicción estadística, también la que el gobierno da para 2021, con
números de crecimiento entre el 7,2% y el 9,8%, según se cuente o no con el
Fondo de Recuperación Europeo, para 2021. No sólo los analistas advierten que
la recuperación será lenta –aún con todo, recuperar con esos porcentajes aún
nos deja lejos de la actividad anterior a
esta crisis-. También la hipótesis de la obtención de los propios fondos europeos
está sujeta a no pocos obstáculos y condicionalidades,
que incluyen no sólo posibles dificultades de solicitud y de ejecución,
teniendo en cuenta además los muchos precedentes de inaplicación de fondos
aprobados y la demostrada ineficacia del aparato burocrático estatal cuya
plantilla se ha visto mermada por las políticas de austeridad, que dejará recursos sin aplicar por el
camino, sino también que siembra alguna duda de su misma provisión. Sí, ésta
debe sortear el posible bloqueo de los países del Club de Visegrado, como
Hungría y Polonia, que no querrán pasar el examen de los derechos humanos, o
de Países Bajos, que debe también dar visto bueno a los programas que cualquier
país plantee para la aplicación de dichos fondos. Fondos que, en el mejor
escenario, no llegarán, en su primer tramo, más que a finales de 2021. En
definitiva, podemos afirmar que las cuentas del gobierno están recorridas de un
excesivo optimismo propagandístico. Manejaremos los datos que nos ofrecen,
pero, de antemano, debemos advertir que todas las instituciones del establishment
hacen oídos sordos a un problema que subyace: la crisis no puede explicarse
sólo por la pandemia, aunque la desate y profundice, sino que hay factores
estructurales, como la caída de la rentabilidad y el estancamiento de la
productividad que, combinados con un nivel de endeudamiento serio, pueden hacer
de esta crisis una situación duradera y profunda.
A falta de la
negociación política final para su aprobación, los números para el apoyo parecen
despejados. Al margen de las críticas conservadoras al apoyo de algunas fuerzas
nacionalistas de izquierda, como EH-Bildu, que hasta
ahora se solían quedar al margen, o de si apoyarán ERC o Cs, lo que conocemos
sobre las cuentas propuestas, que creemos saldrán adelante, nos permite una
primera valoración sobre su orientación, siempre con prudencia, dado que las
cifras pueden tener algún cambio de última hora y de que las proyecciones
tienen un margen de error mayor a lo habitual.
Como
vamos a ver, los “presupuestos más progresistas de la historia” ofrecen sólo
cambios de proporción y coyunturales del modelo de gestión neoliberal, situados
en la interrupción temporal de la contención del gasto, que distan de tan
grandilocuente expresión, y que, por el contrario, si no hay cambios
estructurales, acarrearán una carga de endeudamiento tal que pueden causar un
efecto bumerán.
2.
Un presupuesto expansivo del gasto, una política
fiscal insuficiente y no progresiva.
Se
trata de un presupuesto, desde el lado del gasto, nítidamente expansivo. Algo
novedoso en las últimas décadas. El presupuesto consolidado (Estado, la
Seguridad Social, los organismos autónomos y
el resto de organismos) asciende a 412.087 millones de euros, para crecer un
13,9%, excluyendo fondos de financiación territoriales y dotaciones adicionales
por COVID-19. Pero partamos
de que la dimensión de gasto de las medidas aplicadas por el Gobierno en 2020 frente a la pandemia, los ERTEs, el apoyo a los
autónomos y dar liquidez a las empresas, va a sumar este año más de 210.000
millones de euros, una cifra que supera las ayudas europeas, de unos 140.000
millones de euros, si sumamos transferencias y préstamos y que, en el mejor de
los casos, se recibirán en 6 años. En el caso de contar con los fondos europeos
alcanzaría los 550.448 millones de euros, y supondría una expansión del
presupuesto de gasto consolidado del 19,4%. Como decimos, que se cuenten con
ellos y que se ejecuten en tiempo, cantidad y forma, está en entredicho.