Este debate se ha publicado en Viento Sur.
El artículo de Martínez Coll puede leerse a continuación:
Por
Juanca Martínez[i]
La mayoría de los
españoles se sienten satisfechos de pertenecer a la Unión Europea. Según las
encuestas del Eurobarómetro[ii],
la aprobación de los españoles es superior a la media europea y consideran
mayoritariamente que nuestro país se beneficia económicamente de su integración
en el Euro y políticamente de sus garantías democráticas. Pero también hay una
amplia minoría que consideramos que las políticas actuales de la UE y el mal
diseño del sistema euro están provocando el aumento de la desigualdad en y
entre los países europeos; la economía es más frágil y la pérdida de soberanía
económica induce a soluciones basadas en el empobrecimiento de la población. Ante
esto ¿Qué podemos hacer? ¿Sería mejor salirnos de la UE? ¿Es posible? Y, de
quedarnos, ¿Podemos cambiar la UE? En este artículo, 1º tras analizar los perjuicios que ocasiona la
pertenencia a la UE, 2º se argumenta que no es conveniente ni posible salirnos, 3º que
sí es posible defendernos y fortalecer la economía española y 4º que sí es
posible cambiar la UE.
1º La Unión Europea perjudica la economía y la democracia
española
La desigualdad en
España, medida por el índice de Gini, está creciendo, y también ha aumentado
notablemente la diferencia en la renta per cápita entre los países europeos del
norte y del sur, especialmente en los últimos diez años. La entrada en la Unión
Europea supuso el desmantelamiento de gran parte de nuestro capital industrial.
El déficit por cuenta corriente y el consiguiente endeudamiento externo se hizo
crónico tras la entrada en la UE y creció espectacularmente a partir del euro.
La deuda pública en porcentaje sobre el PIB es la mayor de nuestra historia,
más del doble del ratio anterior a la entrada en la UE.
En lo que respecta
a la democracia, entrar en la Unión Europea y el euro ha significado la pérdida
de control democrático sobre las políticas económicas y, como consecuencia y
por imposición de la UE, las conquistas del estado del bienestar se están
deteriorando gravemente.
Los instrumentos
mediante los que un gobierno puede controlar la economía de su país son de tres
tipos: la política monetaria, la política fiscal y la regulación de los
mercados. España perdió totalmente el control de la política monetaria al
entrar en el euro. La entrada en la UE requirió una reforma fiscal en un
sentido regresivo (el IVA) adaptada a las normas europeas y la entrada en el
euro y su Pacto de Estabilidad implicó unos compromisos fiscales que limitan
gravemente nuestra soberanía. Respecto a la potestad de regulación de los
mercados (agrícolas, industriales, laborales, inmobiliarios, financieros,
etc.), al entrar en la UE España renunció a gran parte de su soberanía y poder
regulatorio, incluyendo nuestra capacidad de negociación de acuerdos
comerciales con otros países. Tras el rescate bancario de 2012, el control de
las instituciones europeas sobre la legislación española es aún mayor. La
liberalización del mercado de trabajo es una de sus consecuencias más visibles
y dolorosas.
No todo es malo.
Ciertamente las normas europeas de protección al consumidor son mucho más
avanzadas que las que hubiéramos podido imponer siendo un país independiente.
Los tipos de interés son mucho más bajos de lo que sería normal para un país de
nuestro tamaño. Sin duda el poder de la UE puede conseguir condiciones más
beneficiosas al negociar la pesca con Marruecos que las que tendríamos
negociándolas como país independiente. Pero esos tipos de interés
descontroladamente bajos provocaron la burbuja inmobiliaria y los acuerdos y
tratados internacionales de la UE pueden resultar perjudiciales para el
nuestro.
En la práctica,
España es una colonia de la UE. Nuestra economia está controlada por la
metrópoli de Berlín y Frankfurt que la gestiona según sus intereses. Como
consecuencia se está perpetuando el superávit comercial de Alemania y se
refuerza cada vez más su posición dominante, su poder. Nuestra posición en la
UE es la típica de una estructura centro-periferia.
En resumen,
contrariamente a lo que creen nuestros conciudadanos, la pérdida de soberanía
significa pérdida de democracia, pérdida de la capacidad de decidir sobre las
políticas económicas que más nos convienen. Y como consecuencia de ello nuestra
situación económica es más frágil e indefensa que si fuésemos un país
independiente. Contrariamente a los países del norte, en 2017 nuestro PIB sigue
siendo inferior al de antes de la crisis.
Algunos economistas
consideran que no es posible revertir estas tendencias y plantean abiertamente
la conveniencia o la necesidad de salirnos del sistema euro. En el nº 150 de
Viento Sur, Manuel Garí y Daniel Albarracín (en adelante GyA) publican el
artículo titulado “¿Qué se puede hacer
con la Unión Europea?”[iii]
en el que proponen un debate que es pertinente y urgente. Podemos, como
alternativa al gobierno, debe tener una postura y una estrategia clara,
definida y detallada ante la UE y, de momento, no la tiene.
Coincido con GyA en
las líneas generales de su análisis de la UE y, especialmente, del Sistema Euro.
La UE, como todos los Estados que la componen, defiende una política económica
neoliberal que beneficia a los más poderosos, reduce las prestaciones del
estado de bienestar y hace aumentar la desigualdad económica entre las personas.
El Sistema Euro fue mal diseñado y construido por lo que unos países, los ricos
del norte, resultan beneficiados y otros, los del sur, resultan perjudicados. Como
Robert Mundell había indicado[iv]
ya en 1961, las uniones monetarias deben ser acompañadas de una unión fiscal
que provea de recursos y mecanismos para redistribuir beneficios y reequilibrar
las diferencias entre regiones y países. En Europa no se hizo así y las
consecuencias son evidentes: los países de menor productividad laboral se ven
fuertemente perjudicados y quedan indefensos ante los más avanzados en capital
y tecnología.
El problema se hace
aún más grave cuando Alemania pone en práctica políticas encaminadas a aumentar
y prolongar indefinidamente los superávits de su balanza comercial: al reprimir
los salarios de sus trabajadores a pesar de su alta productividad, está
impidiendo el reequilibrio entre los países de la eurozona. Si un país tiene
superávit es porque otro está teniendo déficit; eso es una identidad matemática
insoslayable: la suma de todos los superávits en el comercio entre países de la
eurozona es exactamente igual a la suma de sus déficits. Si aumenta el
superávit de Alemania, aumentan los déficits de los países del sur europeo. La
relación salarios/productividad es más baja en Alemania que en los países del
sur por los que los productos alemanes son más competitivos. Las empresas del
sur no pueden competir y tienen que cerrar. Propongo aquí una de las consignas
que debería gritar Podemos: “¡Que le
suban los salarios a los obreros alemanes!”. La alternativa es… que se
bajen los salarios a los trabajadores españoles, cada vez más y más,
indefinidamente.
Inicialmente, en el
Tratado de Roma de 1957, se había previsto que las instituciones europeas
reequilibrarían las balanzas transfiriendo rentas de los industriales del Norte
a los agricultores del Sur, de Alemania a Francia, principalmente. La Política
Agrícola Común representaba cerca del 90% del presupuesto europeo. Eso funcionó
muy bien en los primeros años, pero tras las continuas ampliaciones, los nuevos
fondos como sistemas de reparto menos equilibradores y la disminución del peso
del presupuesto de la UE hasta ser menos del 1% del PIB europeo, el efecto
corrector de los desequilibrios prácticamente desapareció.
2º No podemos salirnos
El TARGET2
Otro gravísimo
problema generado al montar el Sistema Euro fue la falta de control del Banco
Central Europeo. El BCE es el banco central más independiente, descontrolado y
poderoso del mundo. Su poder económico es inconcebible, jamás visto, jamás
imaginado: tiene el poder de dejar instantáneamente sin dinero a un país entero.
Y cuando digo instantáneamente quiero decir exactamente eso: pulsando una tecla
de ordenador.
Para entender lo
que le pasó a Grecia y lo que le puede pasar a España, es necesario explicar
brevemente el funcionamiento del instrumento más poderoso del BCE: el TARGET2.
¡Eso sí que es un arma de destrucción masiva!
Veámoslo con un
ejemplo. Una empresa andaluza tiene su cuenta en UNICAJA y le ordena que haga
dos transferencias, una a una empresa alemana a la que ha comprado una máquina
y tiene cuenta en COMMERZBANK y otra para pagar el salario a un trabajador local
que tiene su cuenta en el BBVA. Las dos transferencias son tratadas exactamente
igual: el empleado de la sucursal de UNICAJA introduce en su ordenador los
datos de las transferencias y pulsa una tecla para que el sistema informático
proceda a realizarlas. El sistema informático es el TARGET2. Las órdenes van al
servidor central del TARGET2 del BCE que hace el cargo en la cuenta de UNICAJA
en el BCE y el abono en las cuentas que mantienen el COMMERZBANK y el BBVA en
el BCE.
Todos los bancos de
la eurozona tienen cuentas en el TARGET2 del BCE a las que se hacen los cargos
y abonos de las transferencias interbancarias. Son de hecho un préstamo que
hace el BCE a los bancos, a tipo de interés cero, con el respaldo de las
tenencias bancarias de bonos soberanos de deuda pública.
El 4 de febrero de 2015,
diez días después de que Tsipras tomara posesión como primer ministro, el BCE
dejó de aceptar bonos griegos como garantía para sus préstamos a los bancos en
el TARGET2. Eso tenía dos consecuencias inmediatas: que los bonos soberanos
griegos que se emitieran a partir de ese momento dejarían de tener compradores
y que los bancos griegos tendrían que empezar a pagar intereses más altos por
sus cuentas en el TARGET2 que, a partir de ese momento, al no ser aceptado el
respaldo de los bonos griegos, estarían sujetas a las condiciones de emergencia
ELA (emergency liquidity assistance).
El domingo 28 de
junio de 2015, justo una semana antes del referéndum del OXI, el BCE cortó la
financiación ELA a los bancos griegos. A partir de ese momento no solo se dejaron
de enviar billetes de euro a Grecia sino que las cuentas de los bancos griegos en
TARGET2 quedaron congeladas por lo que dejaron de poder hacer transferencias.
Las empresas griegas no podían pagar sus importaciones, ni recibir el pago de
sus exportaciones, ni pagar los salarios a sus trabajadores, ni pagar ni cobrar
por sus compras o sus ventas. Eso significaba la quiebra no solo de todos los
bancos griegos sino de prácticamente todas las empresas griegas. Por primera
vez en los 3.000 años de historia del dinero, un país se había quedado de
pronto, instantáneamente, sin dinero.
Jamás un banco
central ha tenido tanto poder. Puede hacerlo, lo hizo con Grecia y lo puede
hacer y está dispuesto a hacerlo con España, Portugal o cualquier otro Estado
europeo, llegado el caso. Los pagos y cobros de las empresas andaluzas dependen
de la voluntad del BCE que puede decidir la suspensión de pagos, la quiebra de
todas, en un instante. Los cajeros dejan de funcionar, las tarjetas de débito o
crédito dejan de ser aceptadas, las cuentas bancarias de todos los ciudadanos
quedan bloqueadas. Eso es lo que permite el TARGET2 que haga Mario Draghi
pulsando una tecla.
Lo que
no se puede hacer con la UE
Ante los graves perjuicios que la UE y el sistema euro causan a los
países del sur, GyA proponen una serie de medidas que adolecen de
inconsistencia temporal, es decir, que no tienen en cuenta los tiempos. Las
medidas que proponen GyA requieren mucho tiempo para ser efectivas y las respuestas
de la UE y el BCE son mucho más rápidas y terriblemente destructivas.
GyA proponen suspender el pago
de la deuda mediante una moratoria y “Ante
las amenazas de la Troika: no ceder. Ante la imposición de sanciones: no pagar”.
El calendario de pago de deuda pública requiere hacer nuevas emisiones casi
todos los meses; si se dejara de pagar la deuda no se podría volver a emitir
más y la administración se paralizaría. Si España suspende unilateralmente el
pago de su deuda, el BCE no amenazará sino que ejecutará inmediatamente. España
no puede empezar a renegociar su deuda, lo que requiere meses, teniendo todos
sus bancos y empresas en suspensión de pagos, lo que se ejecuta en un instante.
Estoy de acuerdo con GyA en que debe haber una auditoría de la deuda, una
renegociación y, si hiciera falta, una restructuración. Pero creo también que
no conviene, ni se debe, ni se puede, interrumpir unilateralmente el pago de la
deuda. Además, como explicaré más abajo, creo que no es necesaria la
restructuración, que el problema de la deuda no es grave en España y que la
solución no es reducirla sino aumentar el PIB.
El BCE posee deuda pública española por valor
de 250 mil millones[v],
la cuarta parte de nuestra deuda pública y del PIB. La intervención del BCE adquiriendo
en el mercado abierto deuda pública de los países miembros es otra arma
poderosa. En la práctica los tipos de interés son decididos por el BCE.
Mediante su Programa de Compra de Activos el BCE está emitiendo 60 mil millones
de euros mensuales que utiliza para comprar bonos de deuda pública. Esa demanda
millonaria mantiene bajos los tipos de interés de los bonos soberanos. ¿Cómo de
bajos? Lo que quiera el BCE.
Conviene tener en
cuenta, además, que el problema no está solo en la deuda pública, sino también
en la deuda privada. Una de esas deudas es la que mantienen los bancos
españoles en el Target2: 371 mil millones de euros. Para hacernos una idea de
cuánto es esa cifra podemos compararla con los 40.000 millones de euros
recibidos para el rescate de Bankia: es casi diez veces más.
Obsérvese que las deudas del Target2 están contraídas por los bancos españoles
con el BCE, no con otros bancos. En el ejemplo que vimos anteriormente, cuando
se hace una transferencia de una cuenta de Unicaja a una del Commerzbank, el
BCE carga y abona las cuentas de esos bancos en Target2 lo que quiere decir que
el Commerzbank ha recibido el importe y Unicaja pasa a ser deudor del BCE, no
del Commerzbank.
GyA prevén que “Si el BCE
finaliza la provisión, la nueva autoridad monetaria dependiente de un gobierno
con voluntad de cambio podría mitigar el efecto inmediato haciendo circular una
segunda moneda…”. El problema es que hacer circular una moneda alternativa requiere tiempo. No
se trata solo de imprimir billetes y acuñar monedas sino que hay que elaborar
un sistema que permita mantener cuentas corrientes y hacer transferencias en
esa moneda además de elaborar normas específicas y crear instituciones de
control. Para cuando estuviera disponible el nuevo sistema, el daño causado por
el bloqueo del BCE habría sido terrible y sería “mitigado” muy poco. España tardaría años, muchos años, en
recuperarse del shock. Varoufakis y el gobierno griego estudiaron esa
posibilidad, pero se dieron cuenta de que no era posible, de que no tenían
tiempo. La propuesta de GyA de una moneda alternativa al euro es muy buena
idea, pero, como explicaré más abajo, podemos y debemos empezar a prepararla
desde ahora mismo.
GyA advierten que la nueva moneda tendería a devaluarse poco después de
imponerla y que eso tendría consecuencias negativas para la renta y para nuestra provisión de recursos externos.
Coincido con esa preocupación y creo que habría que evitarlo. Una devaluación tiene ventajas e
inconvenientes. La devaluación puede ser pan para hoy y hambre para mañana. Hay
que estudiar muy cuidadosamente las circunstancias antes de permitir la
devaluación. Previsiblemente en España la nueva moneda convivirá con el Euro
durante mucho tiempo. No estoy de acuerdo, sin embargo, con GyA en que la
moneda buena desplaza a la mala; lo que la historia demuestra es justamente lo
contrario: la gente atesora la moneda en la que tiene más confianza y trata de
desprenderse (y por tanto hace circular) a la moneda menos fiable. Se puede y
se debe ganar la confianza de la población en la nueva moneda. Tenemos la
experiencia reciente de Bolivia. Cuando Evo Morales gana las elecciones, en
diciembre de 2005, la moneda habitual en las transacciones es el dólar USA;
solo el 16% de los depósitos bancarios y el 7% de los créditos estaban
denominados en bolivianos. Se tardó casi diez años en revertir la tendencia,
pero en 2014 se había conseguido que el 81% de los depósitos y el 92% de los
créditos estuviesen en bolivianos. Pero una condición para conseguirlo fue que
en esos diez años el tipo de cambio boliviano/dólar fuera el más estable de
Latinoamérica, prácticamente rígido. Como explicaré más abajo, es posible (y
conveniente) tener una moneda española alternativa y que conviva con el Euro
sin quebrantar la legalidad europea. Y esa moneda deberá mantener rígidamente
la paridad de su valor con el Euro.
Las
consecuencias del Espexit
GyA proponen que, si la UE detiene las ayudas que recibimos de los
programas europeos, dejemos de pagar la contribución española a la UE. Y hacen
sus cuentas: los programas europeos nos aportan el 1,18 del PIB mientras que
nuestra contribución es del 1,12 del PIB por lo que tan solo perderíamos el
0,06 del PIB. Las cuentas están muy bien hechas, pero lo que GyA parecen no ser
conscientes es que dejar de pagar nuestra contribución a la UE significa
exactamente lo mismo que salirse de la
UE. Y eso no lo quiere la población española. Dejar de pagar la
contribución a la UE, salirnos bruscamente de la Unión Europea, no solo traería
un caos económico sino también político. El gobierno que hiciera eso contra la
voluntad del pueblo español tendría los días contados.
En cualquier caso, como GyA reconocen, esas medidas requieren “un gobierno con voluntad de cambio” y yo
añadiría que con mayoría absoluta garantizada en el Congreso de Diputados. Es
muy dudoso que se den esas condiciones, que un gobierno de coalición de Unidos Podemos
con otras fuerzas, apoyado por grupos parlamentarios que sumen mayoría absoluta
en el Congreso, tenga la “voluntad de
cambio” suficiente para suspender los pagos de la deuda y la contribución a
la UE.
GyA proponen “el establecimiento
de nuevas relaciones financieras internacionales y de nuevas relaciones
comerciales y económicas con países de dentro y fuera de la UE de carácter
justo y cooperativo”. Las nuevas
relaciones con otros países no se pueden establecer por decreto ley ya que
requieren ponerse de acuerdo con esos otros países en muchísimas cosas
incluyendo normas de control de calidad, etiquetado o tránsito de aduanas para
cada uno de los productos con los que se vaya a comerciar, además de acordar el
significado de “justo y equitativo”.
Respecto a los países “de dentro” de
la UE, hay que descartarlos: los países de la UE han renunciado al derecho a
establecer negociaciones comerciales bilaterales con terceros. Recordemos que
la UE es el destino del 66% de nuestras exportaciones y el origen del 57% de
nuestras importaciones. Respecto a los países “de fuera”, la UE mantiene tratados comerciales con casi todos los
países del mundo que permiten intercambios fluidos y con bajos aranceles. Al
salirnos de la UE automáticamente todos esos tratados quedarían sin efecto para
nosotros, por lo que España tendría que empezar a negociar nuevos tratados con
todos los países del mundo, uno a uno, incluida la UE, y con un poder de
negociación muy débil. Es el problema principal al que ahora se está
enfrentando el Reino Unido en la preparación del Brexit. Para España la salida
de la Unión Europea supondría un desastre comercial sin precedentes,
quedándonos prácticamente aislados, con graves problemas de abastecimiento y un
déficit comercial muy grave durante mucho tiempo. El problema no sería “el establecimiento de nuevas relaciones”
sino la renovación de las antiguas. Y si alguien confía en la ayuda que Rusia o
China nos prestarían por razones estratégicas creo que se equivocan. Tsipras
fue a visitar a Putin a Rusia dos veces, en abril y en junio de 2015, además de
mantener seis conversaciones telefónicas en ese año. Pero a pesar de la
proximidad geográfica y cultural-religiosa, a pesar de la simpatía mostrada
públicamente por Putin, Tsipras tuvo claro que esa alternativa no era viable.
Se tardan muchos años en establecer acuerdos, relaciones y redes comerciales
sólidas.
Las condiciones en las que se encuentra España, plenamente integrada en
la UE y en el Euro, no permiten realizar el tipo de medidas que proponen GyA.
Si las negociaciones para el Brexit van a durar dos años y se prevén difíciles,
duras y con graves costes para las dos partes, un Espexit sería aún más difícil
por estar España en el Euro y porque el peso económico y el poder de
negociación de España es mucho menor que el del Reino Unido.
GyA
son claramente partidarios de que España abandone el Euro y la UE e inicie un
camino de profundas reformas sociales incluyendo “la intervención del sistema bancario”, “suspender los pagos” de la deuda pública, “una nueva autoridad monetaria”, “un plan energético que asegure la independencia y la autosuficiencia”,
con cargo sobre “las rentas y el patrimonio”, “sobre
las ganancias capitalistas y la riqueza de la clase dominante”.
León Trotsky nos previno contra el aislacionismo, contra la pretensión
de construir el socialismo en un solo país. “La ilusión de un socialismo que
se construye suavemente -a paso de tortuga- sobre una base de miseria, rodeado
por enemigos poderosos, no resiste largo tiempo los golpes de la crítica”. (Trotsky 1936, La revolución traicionada).
GyA parecen haberlo olvidado. Ochenta años después de esa frase de Trotsky
conocemos también la degradación de los ideales socialistas y el precio en
libertades y derechos humanos que tiene el resistir los golpes de la crítica,
de la realidad y de esos enemigos poderosos. España no puede desvincularse de
Europa para iniciar, sola, un camino de pureza revolucionaria.
Pero hay
alternativas.
3º Podemos fortalecernos
Lo primero es
fortalecernos. Podemos hacer magia sin romper el matraz. El gobierno de
Portugal está demostrando que se puede sobrevivir a la austeridad aplicando
políticas sociales progresivas. En el Ayuntamiento de Madrid (y en Barcelona y
en Cádiz) se está demostrando la capacidad de obrar milagros. La banda de
ladrones que nos gobierna son, además, muy malos gestores. No es solo que para
ayudar a los amigotes inviertan en autopistas sin coches, aeropuertos sin
aviones o túneles ruinosos sino que además la corrupción generalizada
desmoraliza a las PYMEs, a los profesionales y autónomos, desanimando las
iniciativas empresariales y debilitando la recaudación fiscal.
Proyecto AltEuro, un Euro alternativo
La propuesta de una moneda electrónica alternativa al Euro y con
respaldo público “está en el aire”. La proponen GyA, la propone Varoufakis y el
DiEM25 para toda Europa, la proponen muchos otros economistas, se ha puesto en
práctica en algunas ciudades europeas y se está implementando en Barcelona. Voy
a tratar de desarrollar aquí brevemente cómo puede ser su diseño.
Hay muchas monedas alternativas al Euro. Por citar tan solo casos
andaluces tenemos el Puma sevillano, el Ximeno en Jimena de la Frontera, el
Zoquito de Jerez de la Frontera, el Chavico granadino o el Axarco de la Málaga
oriental y otros muchos proyectos en diverso grado de funcionamiento y volumen
de circulación. Además de estas monedas locales o regionales también disponemos
del Bitcoin y otras monedas electrónicas que, dicho sea de paso, son poco más
que burbujas especulativas en un esquema piramidal. Pero todas estas monedas
alternativas tienen una debilidad básica: no están respaldadas por el Estado y
por tanto no sirven para pagar impuestos. Hay algunos economistas que, con
mucha razón, dicen que el dinero es un invento para poder cobrar impuestos y
que por tanto solo es dinero aquello con lo que se pueda pagar impuestos.
El programa de Ada Colau a la alcaldía de Barcelona incluía la creación
de una moneda local. El proyecto, al parecer, está muy avanzado; se anuncia que
habrá una consulta popular para darle nombre a la nueva moneda, que la nueva
moneda servirá para pagar impuestos locales, que será solo electrónica, que hay
un plan progresivo de implantación que empezará por algunos barrios. Santa
Coloma de Gramenet se le ha adelantado y ya está en circulación “la Grama” con
unas características similares. Ambas siguen el modelo de la ciudad británica
de Bristol en la que la moneda fiscal local lleva funcionando varios años.
Usemos un ejemplo local: pensemos en Cádiz. El Ayuntamiento de Cádiz
puede realizar las siguientes acciones:
·
Emitir cierta cantidad de deuda
pública local en forma de bonos electrónicos al portador y fraccionables
denominados CadEuros.
·
Comprometerse a aceptar el pago en
cadeuros de los impuestos, las tasas y los precios públicos municipales al
cambio de un euro = un cadeuro.
·
Abrir automáticamente una cuenta
en cadeuros (con saldo cero) a todos los contribuyentes de los que conozca su
NIF (es decir, que le hayan pagado el IBI o cualquier otro impuesto local),
asociada a ese NIF.
·
Diseñar un sistema informático para
la gestión y una App para móviles que permita la transferencia directa cuenta a
cuenta de cadeuros (adaptando software ya existente).
·
Ofrecer gratuitamente la App del
CadEuro que de hecho será una cartera electrónica.
·
Vender cadeuros al cambio un
cadeuro = un euro.
·
Empezar a hacer pagos en cadeuros
a los que voluntariamente los acepten.
·
Promocionar el uso del CadEuro en
Cádiz.
Los aspectos fiscales son importantes. Los cadeuros se contabilizarán
como deuda pública y Cádiz debe seguir respetando la legislación vigente. Por
tanto se trata tan solo de sustituir en parte las solicitudes municipales de
crédito a la banca por solicitudes de crédito a la población gaditana. Esto
tiene varias ventajas ya que, además de no tener que pagar intereses (aunque
habrá costes de gestión) los vencimientos son indefinidos. Los cadeuros se
extinguen (y la deuda asociada también) cuando los cadeuros son usados para
pagar el IBI o una multa de tráfico. El Ayuntamiento de Cádiz seguirá emitiendo
nuevos cadeuros para reponer los extinguidos y ampliar la oferta de forma
ajustada a la demanda.
Los primeros cadeuros se venderán a cambio de euros (no olvidemos que
son bonos de deuda pública) a los que voluntariamente quieran adquirirlos.
Además el municipio los podrá utilizar para ciertos pagos de tipo benéfico, o
para pagar una parte (en Santa Coloma de Gramenet han fijado un 30%) de los
sueldos a los empleados y de las deudas a los acreedores del Ayuntamiento que
voluntariamente los acepten. La voluntariedad de su aceptación es políticamente
importante para evitar una reacción de rechazo. No se deben “hacer descuentos”
para facilitar la aceptación porque se debe evitar la devaluación de la moneda.
El tipo de cambio del CadEuro con el Euro tiene que ser rígido para que pueda
ganar la confianza de los usuarios.
Los gaditanos que dispongan de cadeuros podrán pagar sus cañas en los
bares y comprar en los puestos del mercado o las tiendas que los acepten. Los
dueños de bares, puestos y tiendas se beneficiarán al aceptar cadeuros
atrayendo clientes y usando los cadeuros para pagar a sus proveedores locales. Se
requerirá tiempo, años, para que todos los gaditanos se acostumbren y acepten
el uso del CadEuro, pero en pocos meses se puede conseguir que un número significativo
de comercios y empresas gaditanas los acepten, sabiendo que podrán hacer uso de
ellos para satisfacer sus obligaciones tributarias en el municipio.
Los beneficios económicos para los municipios emisores son:
·
Los intereses de la deuda
convertida en AltEuros son cero.
·
No hay fecha de amortización del
principal.
·
Los AltEuros amortizados mediante
el pago de impuestos son reemplazados por nuevos.
·
Se amplía la oferta monetaria con
el consiguiente efecto expansivo sobre la economía local.
·
El uso de los AltEuros es local,
no hay “fuga de capitales”, sólo sirven para estimular la economía local.
·
Se mejora la “balanza comercial”
de la localidad.
·
Los AltEuros no pueden prestarse, su
valor no varía con respecto al Euro, no pueden estimular economías
especulativas, lo que se está fomentando es la economía real frente a la
financiera.
Pero quizás los beneficios socio-políticos sean aún más valiosos: los
vecinos serán y se sentirán “acreedores” del Ayuntamiento y, por tanto, más
partícipes ¡y exigentes!; las autoridades locales serán menos dependientes de
los bancos y los Ayuntamientos tendrán mayor poder de negociación.
El CadEuro será en principio aceptado y utilizado solo en Cádiz, pero
si otros municipios emiten otros tipos de AltEuros o si la Junta de Andalucía
emitiera algún día AndEuros, se podrían realizar acuerdos para facilitar el
cambio de monedas; quizá se pueda llegar a acuerdos entre todos los
Ayuntamientos del Cambio. Y cuando el
gobierno español emita el EspEuro, la sociedad estará preparada para recibirlo
y se expandirá rápidamente su uso. Entonces
nuestro gobierno dependerá menos de los mercados para su financiación y estará
mejor armado para afrontar las amenazas o los ataques del BCE.
El Proyecto AltEuro necesita, por supuesto, un desarrollo más
detallado, pero éste no es el lugar para hacerlo. Con lo dicho es suficiente
para los objetivos de este artículo.
La deuda pública y el PIB
He dicho más arriba que la deuda española no es un problema grave y que
la solución no es reducirla o dejar de pagarla sino aumentar el PIB. Si la
deuda pública española es hoy el 100% del PIB es debido no solo al rescate de
la banca y al corrupto capitalismo de amiguetes de los gobiernos de diverso
color que hemos sufrido, sino también a su nefasta gestión y principalmente a
los efectos contraproducentes combinados del austericidio y la regresiva política
fiscal neoliberal.
No importa que la deuda pública sea de más o menos millones de euros,
lo que importa es su proporción con respecto al PIB y con respecto a las
perspectivas de futuro de la economía nacional; lo que importa es que los
acreedores tengan confianza en que la deuda va a ser pagada y que así la acepten
con tipos de interés bajos. Cuando Podemos acceda al gobierno de España, para
mantener la confianza de los acreedores será necesario un compromiso explícito
y rotundo de que no habrá restructuración de la deuda sin acuerdo previo. Hay
dos formas de que disminuya el porcentaje de la renta deuda con respecto
al PIB: haciendo que baje la cantidad de deuda o haciendo que el PIB crezca más
rápidamente que la deuda. Esto último es lo que debe hacer un gobierno de
Podemos.
El keynesianismo hace mucho hincapié en el efecto multiplicador del
gasto público, pero aquí vamos a ser transkeynesianos, vamos a ir un poco más
allá. Contrariamente a la teoría oficial del multiplicador, que considera un
valor único para el país, creemos que no es lo mismo el efecto multiplicador
que tienen los gastos del Estado cuando se abona y se riega a los pobres que cuando
se abona y se riega a los ricos. Contrariamente a lo que afirma el
keynesianismo de manual, la propensión marginal al consumo de Amancio Ortega no
es la misma que la de un jubilado con pensión de 600 euros. Si al jubilado se
le aumenta la pensión en cien euros mensuales, se los gastará todos inmediatamente,
en el mismo mes y en productos locales. Si Amancio Ortega se encuentra al final
de año con la agradable sorpresa de que debe pagar cien mil euros menos de
impuestos porque el gobierno quiere atraer inversores, no es previsible que se
gaste esos cien mil aumentando su consumo de lacón con grelos; ni en nada, no
destinará ni un euro a aumentar su consumo. En cualquier caso, las pautas de
consumo de la capa alta de la población se dirigen más a bienes y servicios internacionales.
Y las inversiones de Amancio Ortega, como sabemos, se realizan principalmente
fuera de España, al igual que las de Repsol y las de nuestras campeonas
transnacionales.
En resumen: el multiplicador del gasto público es mucho mayor si la
política fiscal, en ingresos y gastos, es progresiva. Si el gobierno destina
mil millones de euros en aumentar las pensiones de los jubilados, el efecto
multiplicador sobre el PIB será amplio y rápido. El Estado recuperará mediante
el IVA y otros impuestos su gasto, y el porcentaje de la deuda pública respecto
al PIB disminuirá. El gobierno de Podemos, con una política fiscal progresiva y
una gestión prudente y honesta, promoverá sin duda un crecimiento del PIB muy
superior al de la deuda.
4º
Podemos cambiar la UE
GyA afirman, correctamente, que se debe “preparar la respuesta en diferentes escenarios” pero en su
artículo solo consideran un escenario de enfrentamiento y ruptura. Sin embargo
la UE se encuentra en una situación de crisis en la que es evidente la
necesidad de cambio de modelo, hay muchos escenarios posibles y se abre por
tanto una ventana de oportunidad para influir en su rediseño.
Europa está en crisis y todo el mundo es consciente de ello, incluyendo
esos a los que GyA describen muy bien como “el
modelo oligárquico de concertación entre élites europeas transnacionales”. En
la lucha por la hegemonía mundial la UE está quedando marginada. La creciente
desigualdad entre el norte y el sur de Europa está conduciendo a su ruptura. La
indignación y el desencanto se extienden. El ultranacionalismo aislacionista
está capitalizando la indignación en muchos países. El Reino Unido se va. Los
gobiernos de Hungría y Polonia están quebrantando los principios jurídicos que
son el fundamento ético del liberalismo europeo. Y Alemania y los países del
norte están preocupados porque perderían mucho con el debilitamiento o la ruptura
de la UE.
Están divididos y no saben qué camino tomar. El Libro Blanco de Juncker
presenta cinco escenarios, a cual peor. Las élites políticas y económicas
europeas son plenamente conscientes de que han cometido errores muy graves, de
que los programas de austeridad solo conducen al estancamiento. Es muy evidente
que hace falta un reforzamiento fiscal de la Comisión que le permita realizar
una política de reequilibrio para corregir desigualdades entre regiones. Es muy
evidente que hay que cambiar el estatuto del Banco Central Europeo, dándole una
nueva regulación, sometiéndolo a control democrático y ampliando sus objetivos
más allá de la lucha contra la inflación. Es muy evidente que Grecia jamás
pagará su deuda porque matemáticamente es imposible. Es muy evidente que hay
que dar legitimidad a las instituciones reforzando la democracia y la capacidad
de control del Parlamento Europeo. En el programa de Macron hay algunos puntos
que podríamos suscribir: la unión fiscal de la eurozona, con departamento de
hacienda y ministro de finanzas propios, que gestionen transferencias fiscales
permanentes de los países más fuertes a los desfavorecidos por la política
monetaria común de la eurozona y un parlamento separado para la eurozona que se
encargaría de la supervisión política y la rendición de cuentas del sistema,
incluyendo el control del BCE. Esta unificación fiscal permitiría a los países
del sur aumentar la inversión en infraestructura y estimular la creación de
empleo sin infringir los límites a las políticas fiscales.
El debate sobre la reforma de la UE empezará en los próximos meses,
después de las elecciones alemanas, y debemos estar ahí. Es el momento adecuado
para intervenir activamente con propuestas atractivas y convincentes que puedan
generar un bloque ganador que reconstruya una Europa del bienestar y solidaria
como fue la de los años 50 y 60, que corrija las desigualdades entre individuos
y entre regiones y que cambie la estrategia de crecimiento en una dirección
sostenible. En ese bloque deben participar los movimientos alternativos
europeístas como Plan B y DiEM25, los verdes y las nuevas izquierdas,
incluyendo aquí la llamada “nueva socialdemocracia”, es decir, los partidos que
se reorientan a la izquierda tratando de renacer entre los escombros de la
segunda internacional (¿El nuevo PSOE?). Pero, además, también podrán ser
atraídos los “nuevos centros” del Movimento
5 Stelle o del En Marche!
Podemos, las mareas de indignados y la izquierda europea no debemos
alinearnos con las posiciones centrífugas de la ultraderecha nacionalista de
Marine Le Pen, Geert Wilders, Frauke Petry y Matteo Salvini. Antes al
contrario, debemos tomar postura claramente por una Europa más unida, más
democrática y más solidaria. Como dice nuestro eurodiputado Miguel Urbán[vi]
“Necesitamos un plan B para una Europa
que no tiene un problema de velocidad, sino una necesidad acuciante de cambiar
de rumbo. Empecemos a darle forma a un proyecto europeo que recupere las raíces
democráticas del antifascismo partisano, de la solidaridad, la paz y la
justicia social. Un proyecto europeo que no excluya ni expulse a nadie porque
sea un proyecto del que nadie quiera irse. Una tarea que se ha vuelto hoy tan
urgente como imprescindible”.
No vamos a
abandonar Europa. Vamos a cambiarla. Podemos.
[i] Juan Carlos Martínez Coll es profesor titular de Economía Aplicada en
la Universidad de Málaga y militante en CECHAPA, el Círculo de Economía y
Hacienda de Podemos Andalucía. Las opiniones aquí expuestas no coinciden
necesariamente con las de la UMA ni el CECHAPA.
[iii] Viento Sur nº 150, Garí, M. y Albarracín, D. “¿Qué se puede hacer con la Unión Europea?” http://vientosur.info/spip.php?article12317
[iv] “A Theory of Optimum Currency
Areas”. Robert A. Mundell. The
American Economic Review, Volume 51, Issue 4 (Sep., 1961), 657-665. https://people.ucsc.edu/~hutch/Econ241a/Articles/Mundell.pdf
[v] El Confidencial 15 de mayo 2017 “España,
en manos de Draghi: el BCE ya ha comprado 250.000 millones de deuda” http://www.elconfidencial.com/economia/2017-05-15/bce-compra-de-activos-deuda-draghi-banco-de-espana-tipos-de-interes-credito-liquidez-dependencia_1382594/
[vi] Urbán, M. “El proyecto Europeo
en disputa”. Diario Pueblo, 26/03/2007 http://blogs.publico.es/tomar-partido/2017/03/26/el-proyecto-europeo-en-disputa/
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