Daniel Albarracín
11/03/2019
En 2008 la Unión
Europea se vio atravesada por la crisis económica y financiera más dura desde
los años 70. Tras más de una década los problemas de fondo permanecen, sino se
han incrementado. La Unión Europea dio una respuesta equivalente a darle una
patada adelante a los problemas, escarmentando mientras tanto a las clases
populares y trabajadoras europeas y a los pueblos de la periferia.
Desde entonces,
mediante recortes y sistemas fiscales más regresivos los poderes públicos
rescataron a parte del sistema bancario, a costa de la mayoría, y emprendieron
una política decidida de socialización de las deudas privadas, cargando al
erario público los costes de la crisis y, por consiguiente, a la ciudadanía y
el mundo del trabajo.
En Mayo de 2010,
se creaba el mecanismo de Facilidad de
Estabilidad Financiera Europea, para realizar préstamos a países en crisis,
como Irlanda o Portugal, por un desembolso global de 47,7 mil millones de
Euros. Este mecanismo también prestó a Grecia un importante volumen. También
coincidía con una presión política de primera magnitud que llevó al gobierno
socialista de Zapatero a modificar el artículo 135 de la Constitución que
priorizaba el pago de la deuda frente a cualquier otra prioridad. La crisis
desencadenó una fuerte destrucción de empleo, mientras que el sistema bancario
se reestructuraba, concentraba y reformulaba, contando con sustanciales
rescates para reestablecer su solvencia. También el Banco Central Europeo
profundizaba su política monetaria ultraexpansiva de privilegio a la banca
privada.
El Mecanismo de
Estabilidad Financiera sustituyó al FEFE en 2012, proporcionando entre entonces
y 2018 un total de 109,5 mil millones, a Grecia, España y Chipre, para que
pudieran hacer frente a su crisis bancaria, imponiendo una condicionalidad que
supuso un fortísimo ajuste estructural en sus políticas públicas y mercado de
trabajo.
El Mecanismo de
Estabilidad es un fuerte instrumento financiero que cuenta con 704,8 mil
millones de capital suscrito, con una capacidad de préstamo máximo de 500 mil
millones de euros, y ahora actualmente de 410 mil millones. Su potente
capacidad tanto de préstamo como de condicionamiento de la soberanía económica
y la orientación de la política económica es indudable, como se constatará
durante décadas en países emblemáticos de la UE.
Hasta la fecha ha
funcionado fuera del marco legal de la UE. Ante una previsible nueva crisis
bancaria y financiera, cuyos posibles epicentros pueden estallar en Italia y
Alemania, la UE ha ideado un conjunto de reformas económicas, menos ambiciosas
que los federalistas neoliberales deseaban, pero con un corte ordoliberal
indudable.
El popularizado
Presupuesto para la Eurozona, antes Mecanismo de Estabilidad Financiera, al que
se le deseaba pomposamente denominar Fondo Monetario Europeo, quizá no alcance
el lustre pretendido. Sin embargo, los grandes países del Euro pueden lograr su
propósito de sostener un gobierno bajo los principios de la Troika, y el Fondo
Monetario Internacional a la cabeza, con el poder decisorio de quien paga
manda, y una garantía para afianzar el cumplimiento del Pacto de Estabilidad y
Crecimiento en los países en crisis, como medida de disciplina. Asimismo, este
Fondo Monetario Europeo, o Mecanismo de Estabilidad reformado, consolidará su
vocación de respaldo ante crisis bancarias, con el mismo contenido
acostumbrado: los préstamos los devuelven los Estados, aplicando políticas que
austeridad social, aumento de impuestos regresivos, y generosidad con los
bancos, que se cargan a las mayorías productivas.
Sin embargo,
salvo menciones que aluden a sempiternos procesos bloqueados, no consigue
avanzar en un sistema de garantía de depósitos que proteja a los pequeños
ahorradores. Ahí funciona aquello de que cada palo aguante su vela. No habrá
mecanismos de amortiguación automáticos, ni estabilizadores antícíclicos, ni
transferencias redistributivas interiores. En cambio, los diferentes mecanismos
de reforma económica, entre los que está el Fondo Monetario Europeo, el Fondo
de Estabilización de las Inversiones, InvestEU o el Programa de Apoyo a las
Reformas admitirá transferencias de fondos de cohesión y de otras fuentes para
reforzar estos mecanismos.
En nuestra
opinión, esto no da respuesta a las necesidades de las clases trabajadoras y
populares. No afronta los problemas de la crisis económica que puede volver a
extenderse ante el ascenso del peso de la deuda privada, y también ahora
pública, debido a las políticas de conversión de la deuda privada en pública, y
responde a una presumible crisis bancaria con fórmulas de disciplina. Primero a
la ciudadanía, con memorandos de entendimiento que atarán de pies y manos y
gobierno y sacrificarán a la mayoría. Segundo, empujando a los países fuera de
la zona euro a acatar la moneda única, sin corregir la nefasta arquitectura
sobre la que se levanta.
Esta Unión
Europea no nació ni para la democracia ni para atender las necesidades de sus
pueblos, sino del capital. Aquí se demuestra una vez más. Nosotros tenemos que
comenzar a levantar otra Europa, con otros Tratados y otras alianzas y
mecanismos solidarios. Es preciso construir una solidaridad financiera que
levante un mecanismo de inversión socioecológico y público a gran escala,
redistributivo, favorable a la convergencia real, compensatorio de las
desigualdades y socialmente cohesionador, contracíclico, creador de empleo y
transformador del sistema productivo. Un mecanismo de intervención del sistema
bancario para retomar sus activos viables, que proteja el empleo y reconfigure
una banca pública con una política financiera prudente al servicio de las
necesidades sociales.
DATOS A RETENER:
• Es la continuación del Mecanismo Europeo de Estabilidad (ESM o MEDE en castellano). El ESM fue creado como una institución financiera internacional por los Estados miembros de la zona del euro para ayudar a los países de la zona del euro en graves dificultades financieras.
• El ESM es el mecanismo de resolución de crisis para los países de la zona del euro. Tiene su sede en Luxemburgo y opera desde el 8 de octubre de 2012. Su objetivo es proporcionar apoyo a la estabilidad a través de una serie de instrumentos de asistencia financiera a los Estados miembros del ESM que están experimentando o están amenazados por graves problemas de financiación. Para este propósito, el ESM recauda fondos emitiendo instrumentos del mercado de capitales y realizando transacciones en el mercado monetario.
• Es una institución intergubernamental hasta ahora, bajo el derecho internacional público. Sus decisiones se toman en base a las aportaciones. Casi la mitad de las aportaciones son de Alemania y Francia. Con Italia o España superan estos países más del 50%, y se bastan y se sobran para tomar las decisiones oportunas.
• Cuenta con un capital social autorizado de 704.800 millones de euros: 80.500 millones de euros de capital pagado y 624.300 millones de euros de capital comprometido. Su capacidad máxima de préstamo es de 500.000 millones de euros. En otras palabras, es un instrumento financiero de enorme tamaño.
¿Qué plantea el proyecto de informe del Parlamento?:
o El Proyecto de Informe considera que el EMF es crucial para completar de la Unión Monetaria Europea, que considera el proyecto central de la UE.
o La existencia del FME no cuestiona las competencias monetarias del Banco Central Europeo. Pero como está concebido el FME como prestamista de última instancia (y condicionador de las políticas) se quiere evitar en el nombre el término de “monetario”, para reconocer la primacía del BCE en la política monetaria.
o En particular, el FME es clave para la unión bancaria, proporcionando un respaldo financiero común para el Fondo Único de Resolución (SRF), encargado de las reestructuraciones y rescates bancarios.
o El documento está a favor de un Plan Europeo de Seguro de Depósitos, que podría cubrir los depósitos para bancos en bancarrota. Pero esta decisión está bloqueada en el Consejo.
o El Interim Report plantea la incorporación del MEDE reformado (o FME, pero el Parlamento evita querer llamarlo así) en el marco legal de la UE, lo que implica que: estaría respaldada por el presupuesto de la UE, si bien mantendría un status similar al Banco Europeo de Inversiones, que sigue dando un peso decisorio clave a los países más contribuyentes a su fondo.
o Proporcionaría préstamos a los Estados miembros que lo necesiten, sobre la base de los programas de ajuste acordados, a saber, la condicionalidad de austeridad, como sucedió en el pasado con Grecia, Irlanda, Chipre o España. En otras palabras, brindaría asistencia financiera a aquellos Estados miembros con una crisis bancaria para enfrentarla, es decir, aplicando medidas de austeridad, con el objetivo de liberar recursos para salvar a los bancos.
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