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07/02/2017 | Daniel Albarracín
El propósito de estas líneas es contribuir al debate, centrándonos en las estrategias que las fuerzas políticas progresistas en Europa han estado desarrollando. Debatir con ellas será de utilidad para intentar construir propuestas que abran un camino de ruptura con la camisa de fuerza del Sistema Euro y la Europa del Capital
Parece conveniente destacar algunos puntos del nuevo contexto político. Sólo por mencionar algunos, en relación a la situación socioeconómica:
• La economía europea se encuentra en un ciclo de recuperación débil, en el marco de tasas de rentabilidad bajas, bajos niveles de inversión, tendencias deflacionistas, serios problemas en las hojas de balance contable de una parte importante del sistema bancario, y una depresión salarial combinada aún con un elevado desempleo y tasa de inestabilidad laboral. El diseño de la Eurozona está conformada para exportar la crisis de los países europeos centrales a los demás. El más alto crecimiento actual en algunos países periféricos se debe al severo ajuste en la recesión anteriormente vivida, a modo de efecto rebote. La recuperación rampante reciente, no ha logrado alcanzar los niveles de producción de antes de la crisis, es débil y va a ser de corta duración.
En relación a la situación social y política es importante destacar:
• El fracaso del gobierno de Syriza y el sometimiento de Grecia a la Troika. Ha causado una gran desmoralización política, dando más espacio a la extrema derecha.
• El surgimiento de fuerzas políticas de la derecha dura en una serie de países, exigiendo más proteccionismo, una agenda política xenófoba, y el blindaje de privilegios en los países más ricos.
• El proceso abierto del Brexit en el Reino Unido.
• Los primeros pasos realizados en la aplicación del Informe de los Cinco Presidentes, como una hoja de ruta de centralización de competencias en la UE. Y la tensión de un claro bloqueo en el Consejo Europeo, principalmente Alemania y otros Estados miembros del centro y del norte, para obligar a que cualquier refundación de la UE esté bajo la imposición de reformas estructurales. En otras palabras, medidas de austeridad, de control de las políticas económicas periféricas tanto en los campos salarial, fiscal como el presupuestario, realizado por los países centroeuropeos.
• La política monetaria desesperada del BCE, concebida para apoyar al sistema bancario insolvente, inútil para animar la inversión.
• Tras convertir la deuda privada en deuda pública a nivel nacional, los nuevos intentos de socializar la deuda a escala de la UE, si bien cargando el pago a los países periféricos, con la imposición de condiciones que podría imponer un nuevo Fondo Monetario Europeo. Este FME sería un látigo que aseguraría la aplicación de las políticas de austeridad social en aquellos países dependientes de los Estados centrales.
• La nueva agenda geoestratégica de EE UU y el nuevo papel de Rusia en el contexto de una crisis energética.
• La interrupción del TPP, TLC y TTIP apunta a un nuevo marco de alianzas comerciales internacionales. EE UU parece aproximarse a Rusia y al Reino Unido como nuevo eje, abriendo un escenario agresivo en relación con China, México y Oriente Medio. EE UU deja así apartada a la UE, que intenta salir adelante con una firma comercial, el CETA, con Canadá.
• El papel de la UE no parece claro en medio de una redefinición política interna en un año electoral clave (Francia, Holanda, Alemania y, quizá, Italia). Si Trump prosigue con su agenda, puede implicar su mayor subordinación, en un contexto de debilidad en la que varias situaciones de ruptura o tensión pueden sucederse.
• La nueva agenda militar. EE UU exige a la UE incrementar sus capacidades militares, en tanto que EE UU aspira a reducir sus aportaciones a la OTAN, acabando con su papel de guardián del mundo, y ajustando su estrategia a respuestas que sólo beneficien a las clases dominantes estadounidenses. Podría implicar que la UE debiera crear un nuevo ejército europeo. Por el momento, tras la salida del Reino Unido, sólo Francia tiene un ejército capaz, y esta situación podría empujar a Alemania a hacer concesiones en la hoja de ruta de la UE, probablemente reduciendo algunas exigencias y el bloqueo de las reformas planteadas por diferentes sectores de la oligarquía europea.
• El refuerzo de la agenda securitaria es algo en lo que insiste el establishment permanentemente. Han creado una crisis humanitaria con las personas en situación de migración forzada fuera y dentro de las fronteras europeas; apelando a la amenaza del terrorismo, tratan de justificar las iniciativas de control social e inversión militar.
Estos son tan solo algunos puntos a considerar, cuando estamos en un bloqueo temporal mutuo a nivel institucional incapaz de dar respuestas políticas. Las consecuencias podrían ser la apertura de un camino en medio de la parálisis del establishment.
Desde este punto de vista, podemos identificar varias posturas en las élites y, por otro lado, también en las fuerzas progresistas. Nuestras tareas hoy han de consistir en el examen de estas estrategias, la tensión que guardan entre ellas, y contribuir al hallazgo de propuestas útiles para la lucha contra los adversarios, también capaces de liberarnos de la parálisis de la izquierda. Estas nos conducen a realizar un programa político para las fuerzas revolucionarias internacionales, un programa político vivo capaz de mantener una relación fructífera con las clases trabajadoras y populares en una perspectiva emancipatoria.
Por supuesto, nuestra estrategia política debería basarse en la promoción de la autoorganización popular, así como deberían pensarse cuáles habrían de ser las medidas de gobierno a aplicar, en el caso de llegar a tal situación.
Por el momento, las elites se encuentran divididas. Podemos encontrar dos líneas dentro del extremo centro, dicho de otro modo, las fuerzas del establishment. Por un lado, una línea tecnocrática, federalista y neoliberal que propone recentralizar poder para hacer posible una intervención estatal a escala europea. Esta línea, representada por Juncker y Francia, intenta poner orden en los mercados, estabilizando el sector financiero privado, contra las clases trabajadoras. Por otro, la propuesta ordoliberal, liderada por Alemania, para dejar a la UE bajo un esquema intergubernamental, defiendo las ventajas de los Estados Miembros con superávits externos permanentes. El tercer actor es la extrema derecha emergente, la cual se presenta también como anti-establishment, y probablemente sería propensa a hacer salir a sus países de la UE, para crear unas políticas transitorias de refugio nacional, reestructurando a nivel más regional la globalización y basándose en la estigmatización de “nuevos amigos internos y externos”.
Ahora bien, estas tres líneas de las élites tienen mucho en común, aun cuando muestren una clara tensión entre los diferentes sectores que componen las clases dominantes. No podemos descartar que algún conflicto, que pueda acabar disuelto por algún acuerdo para reforzar el papel del Estado, sea en una forma nacional o supranacional, con políticas que asegurarían que el capital funciona más protegido, cargando contra las clases populares la crisis estructural de la crisis capitalista actual y el fracaso del diseño perverso de la UE. Esto podría reorganizar la arquitectura de la UE actual, creando nuevos clubs de países, por ejemplo, usando todos los instrumentos y acuerdos intergubernamentales alcanzados fuera de los Tratados de la Unión para crear un área nórdica o consolidar una institucionalizada velocidad múltiple y una jerarquía más consolidada en Europa.
¿ Cómo afrontan la situación las fuerzas progresistas europeas?
Más allá y antes incluso de la cuestión de la estrategia europea(en relación a si hay que priorizar un frente democrático contra la extrema derecha emergente, o un frente único; de si hay que encarar la situación con una estrategia contra el establishment, entendiendo que podemos tomar ventaja de esta emergencia populista conservadora como signo de debilidad y división dentro del poder, o si debemos abanderar un proyecto ecosocialista en términos propios en positivo; o una combinación de todas ellas), debiéramos comenzar con un diagnóstico sobre las posturas en la izquierda tal y como se presentan por el momento.
Sobre la mesa podemos encontrarnos al menos dos polos de la discusión dentro de la izquierda. Por un lado, hay una postura a favor de reformar la UE. Los puntos principales que caracteriza esta posición son los siguientes:
• Proponen combatir en el campo electoral, acumulando gobiernos progresistas en el Consejo Europeo para reformar los Tratados Europeos. Piensan que planteando un grupo minoritario bloqueando los Tratados en el Consejo podría darles fuerza para negociar reformas.
• Apoyan un enfoque federal en relación a la UE.
• En relación al problema de la deuda proponen fórmula para mancomunar la deuda, mediante la emisión de eurobonos, promoviendo una conferencia paneuropea de la deuda para reducir sus exigencias y tamaño, mediante una moratoria, condonación, o simplemente pagar la parte principal en función del crecimiento económico.
• Persiguen superar la crisis animando la inversión mediante una política europea, empleando el Banco Europeo de Inversiones y el Banco Central Europeo. Por ejemplo, apoyando también una política monetaria alternativa a través de una Flexibilidad cuantitativa “para la gente”, esto es, una política monetaria expansiva con otro diseño.
• Están a favor de una regulación financiera, un incremento del presupuesto europeo o el desarrollo de políticas redistributivas, basadas en una reforma fiscal progresiva y nuevos impuestos europeos, con un mecanismo de amortiguación automático que compense los superávits y déficits en la balanza de pagos.
En suma, se trataría de un enfoque paneuropeista bastante ingenuo. Más allá del corto alcance de las medidas planteadas, no podemos esperar a la unanimidad en el Consejo para cambiar las instituciones europeas ni los tratados, no podemos aguardar a una negociación que se apoye meramente en una estrategia de bloqueo dentro de los procedimientos institucionales de la unión. Si alcanzásemos el gobierno, en tal hipótesis, necesitamos realizar nuestro programa político desde el minute uno.
A su vez, en el otro polo, encontramos otra estrategia, basada en la salida de la eurozona, y en determinados casos incluso exigiendo la salida de la UE. Básicamente, plantean que:
• La moneda única no es viable. Perjudica el desarrollo de los países periféricos. Un mercado único con una moneda única daña a aquellos países con un nivel de productividad más bajo y peor posición en la división del trabajo europea, creando divergencias en la balanza de pagos.
• Esta línea propone reestablecer la soberanía económica e implementar una nueva moneda. Dependiendo del punto de vista, podría plantearse el establecimiento de un control de movimiento de capitales, una reforma fiscal, una reestructuración de la deuda, y alguna fórmula proteccionista.
• No rechazan aliarse con otros países bajo un modelo solidario, si bien prevalece en principio un enfoque bilateral.
Esta estrategia está claramente en contra del diseño de la UE y particularmente de la Eurozona. Los problemas que vemos es que la salida de la Eurozona no es suficiente para desafiar el neoliberalismo y la crisis del capitalismo global; el margen de maniobra de un país aislado es bastante bajo a largo plazo; y los instrumentos del Estado Nación no proporcionan diferentes herramientas a los que ofrecería una política keynesiana nacional.
Entonces, ¿qué hacer?. Pensamos que es posible una estrategia alternativa, capaz de traer las mejores ideas dentro de la izquierda dentro de una nueva orientación. Creemos que una estrategia basada en “desobedecer y caminar” podría ser factible. Así que consideramos que:
• Ni la UE es reformable en profundidad(regla de la unanimidad para cambiar los tratados europeos) ni estar aislados es deseable.
• No podemos esperar eternamente ni tampoco precipitar algunas medidas antes de haber preparado las condiciones para poder llevarlas a cabo.
• Es posible desarrollar una política antiausteridad e internacionalista al unísono. Aunque tengamos que preparar las rutas para responder la reacción del adversario.
• Tengamos en cuenta el horizonte, preparando flexiblemente diferentes rutas a tomar dependiendo de los sucesos y circunstancias. Es necesario identificar la coyuntura, las relaciones y el orden de las medidas a aplicar primero.
• Los fenómenos desencadenantes y el proceso de cambio sucederán antes en los eslabones débiles de la cadena, y no en un marco abstracto. Una estructura cambia por sus puntos más débiles. Por el momento, hemos visto los casos de Grecia y el Reino Unido como los primeros casos extremos, y más como ellos se van a presentar. ¿Cuáles son esos eslabones débiles?. La periferia, la crisis bancaria y financiera, la crisis deflacionaria y de inversión, la nueva recesión que vendrá, las tendencias de la extrema derecha, la resistencia social y democrática…
Qué hacer antes en caso de alcanzar un gobierno:
• Detener la aplicación del Pacto de Estabilidad y Crecimiento.
• Establecer un control temporal del movimiento de capitales para evitar la fuga de capitales y perseguir la evasión fiscal.
• Abordar la cuestión de la deuda(suspensión del pago). Moratoria y Auditoría ciudadana de la Deuda Pública. Condonar la deuda pública y establecer un impago selectivo, protegiendo a los fondos de seguridad social, los fondos de pensiones y a los pequeños ahorradores.
• Intervenir en el Sistema bancario mediante una nueva regulación financiera.Reducir el tamaño del sistema bancario, cargando a accionistas y acreedores los costes de reestructuración. Garantizar la función social del crédito y establecer una gestión solvente. Crear un sistema bancario público bajo control democrático y social.
Los próximos pasos se relacionarían según respondiese la UE. Mientras tanto, podría ser interesante abrir una negociación, para ganar tiempo, aunque también poniendo en marcha o preparando las siguientes medidas:
• Preparar una Autoridad Monetaria para garantizar las transacciones económicas internas en caso de expulsión.
• Buscar nuevas alianzas dentro o fuera de la UE. Proponer un marco solidario nuevo enfocado en la cooperación e integración de los recursos financieros, acuerdos comerciales justos, intercambio de materias primas (energía), y cooperación en materia de inversión. Para el futuro una nueva moneda común con mecanismos de compensación, por ejemplo un presupuesto común fortalecido con un régimen fiscal armonizado.
• Establecer una reforma fiscal progresiva (más peso sobre beneficios y patrimonio) para financiar una nueva política de inversión pública, creando empleo bajo un modelo de transición energética, y proteger a las clases trabajadoras en caso de una caída temporal de la renta nacional, haciendo pagar la crisis a las clases dominantes.
• Desarrollar una reforma laboral para garantizar la estabilidad del empleo, la organización democrática del mundo del trabajo, dando poderes a un organismo público independiente en materia de selección de personal, y reducir la media del tiempo de trabajo.
• Comenzar un gran plan para una transición ecológica para la industria basada en energías renovables creando más empleo.
• Abrir paso al desarrollo endógeno para una economía internacionalizada, a través de la construcción de una nueva área supranacional.
6/02/2017
Daniel Albarracín, cconomista y sociólogo. Asesor en el Parlamento Europeo con Podemos y del Consejo Asesor de VIENTO SUR
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