4/11/21

APUNTES SOBRE LOS PRESUPUESTOS GENERALES DEL ESTADO 2022

Daniel Albarracín. 04/11/0221.

 

El PSOE y UP, con el apoyo de fuerzas nacionalistas o regionales, aprobarán unos nuevos presupuestos generales del Estado, para 2022, sobre los que se ha vertido una propaganda grandilocuente, por su carácter expansivo e “histórico”.

En primer lugar, tras el efecto rebote propio del restablecimiento parcial de la actividad económica tras la pandemia, la evolución del crecimiento ha retomado un ritmo suave. Lo primero que cabe señalar es que las incertidumbres macroeconómicas son muy importantes, tanto por razones del ciclo, de la interrupción de las cadenas de suministros, los problemas energéticos y el ascenso de los precios. A este respecto, la proyección macroeconómica del gobierno, que piensa que tendremos un crecimiento del 6,5% en 2021 y un 7% en 2022 es extraordinariamente optimista.

En el tercer trimestre de 2021 el crecimiento interanual se encuentra en el 2,7% del PIB, y el PIB se encuentra aún un 4,3% por debajo del PIB de finales de 2019. El comportamiento del crecimiento, por tanto, vuelve a una evolución pareja a la previa a la pandemia, aún tardará año y medio reestablecerse la producción previa a la depresión de 2020, y, sin embargo, los elementos problemáticos se han intensificado: inflación, retirada gradual de estímulos de los bancos centrales, crecimiento histórico de la deuda, serios problemas de suministro de gas natural, interrupción cadena de aprovisionamiento de materias primas industriales clave, etcétera.

Sin embargo, el presupuesto es expansivo.

Desde el lado de los ingresos, se apoya en una previsión de aumento del 8,1% en la recaudación tributaria y un aumento del 26,9% de los ingresos no tributarios, con un efecto neto de aumento del 20,6% de ingresos no financieros. Es posible que este año 2021 se reestablezcan parcialmente los ingresos al reactivarse la demanda –a pesar de los problemas de reinicio en la oferta-, pero no parece del todo claro que el aumento de la recaudación en 2022 sea tan fuerte en 2022. El crecimiento de la recaudación dependerá sobre todo del crecimiento, en tanto que las reformas tributarias son poco significativas.

Desde el lado de los gastos, el presupuesto es expansivo, fruto de que aún se sostiene un techo de gasto más elevado, debido a la suspensión temporal del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, que en 2023 se retomará, y la recepción de Fondos Europeos. Entre estos destaca el Fondo Next Generation EU, con una cuantía prevista de 27.633 millones de euros, lo que comporta en torno al 2,4% del PIB en el mejor de los casos. Hay que ver cuál será el PIB final de 2022, y el grado de ejecución de dichos fondos.

2022 puede ser un año expansivo en términos de gasto, con un crecimiento de las operaciones no financieras del 2,3%, que no es tanto para una situación tan grave. Sin embargo, será una expansión para un año, excepcional, porque en 2023 el Pacto de Estabilidad y Crecimiento se retomará. Teniendo que se ha incrementado la deuda pública 20 puntos porcentuales, contaremos con recortes a continuación, previsiblemente. De hecho, y a pesar de las cuentas muy optimistas que se presentan, ya apuntan rasgos de estabilización presupuestaria para años próximos, redundando en una política expansiva suave, que prevé una reducción del déficit público, proyectando para 2020 un déficit del 5%, que, con la estimación tan optimista de crecimiento permitiría, según sus cuentas, reducir la ratio deuda/PIB al 115,1% en 2022, cosa que dudamos.

Lo más notable es la recepción de los fondos europeos, que explican la capacidad de dar cobertura al gasto expansivo casi por sí solos. Así, no hay una política fiscal, sino un resultado recaudatorio expansivo fruto de la inercia del régimen tributario existente, que, como posiblemente no se acompañará de un crecimiento como el esperado, propiciará nuevos déficits, sin potenciar la inversión y el gasto que serían necesarios, especialmente en los capítulos de cambio de modelo energético y productivo, en términos de sustitución de fuentes de energía hacia renovales, y en materia de sanidad, educación y protección social.

Pero además, como ya venimos señalando, las inversiones y gastos se destinarán a actividades con luces y, sobre todo, sombras.

Las luces son menores, aunque el gasto sanitario, en pensiones y educativo crece por encima del avance del presupuesto, especialmente sanidad y educación, un 8% por encima de lo que crecerá el presupuesto o, algo menos, que la economía. Sin embargo, el punto de partida era muy bajo y podría haberse hecho más esfuerzo al respecto. En relación a otras partidas hay algunas partidas que están bien que se contemplen pero en términos cuantitativos la mayor parte de los fondos europeos (en torno al 40%) serán para inversiones en materia de digitalización –positivas desde el punto de vista funcional pero de alto coste energético- y en materia de una supuesta transición verde, que parece aceptar el gas (vía uso del hidrógeno como vector) o el coche eléctrico como solución al cambio climático, cuando los expertos señalan que no son sostenibles y requieren materiales ya de por sí escasos. La mayor parte del impulso presupuestario se lo reservarán medidas favorables a la competitividad.

Además, buena parte de proyectos van a ser desarrollados bajo el formato de cooperación pública privada, fórmulas de iniciativas mixtas como los PERTEs, y otras actuaciones semejantes, que profundizan una política pública al servicio de lo privado.

 

Conclusiones

El presupuesto del gobierno de coalición es moderadamente expansivo, en base a una proyección muy optimista de la economía, que renuncia a una reforma fiscal y que se basa en la financiación de los fondos europeos. La actuación del sector público realizará una política que, a escala estatal fortalece la educación, sanidad y pensiones, pero debemos recordar que la mayor parte de las competencias son autonómicas, y que las pensiones van a verse de nuevo recortadas a medio plazo, sin que sepamos a día de hoy el perfil final de las modificaciones de la regulación laboral y contando con una evolución del SMI que retrocede en términos reales.

A la vuelta de la esquina nos vamos a encontrar con una seria crisis de suministro internacional de materias primas esenciales (especialmente el gas) y las medidas de diversificación energética, basándose en renovables son muy escasas para lo que es necesario, y no hay previsto un plan de selección de usos energéticos para los casos de escasez, avería o problemas de aprovisionamiento en caso de fallo de los sistemas energéticos.

El gasto expansivo se dedica a políticas de reactivación del mercado a partir de financiación pública y no contribuyen a un modelo de cambio de sistema productivo y energético, salvo de manera menor y muy alineado con las políticas propias de una adaptación dosificada de un capitalismo que dice querer ser verde, pero que no lo es ni lo puede ser.

1 comentario:

Agustín Aceña dijo...

No parece que los presupuestos acierten al dar por concluida la pandemia. La dependencia de la UE da por bueno el equilibrio social y político actual en el Estado por el cebo de los pactos a tres que pueden no llegar a diciembre.