Recomenzar
hacia una Europa en común
Daniel Albarracín, 14 de Marzo de 2019.
Las elecciones
europeas, el 26 de Mayo, se celebrarán en el Estado español a escondidas entre varios
comicios. El panorama político europeo atraviesa una fuerte mutación ante una
crisis irresuelta y la sombra de numerosas amenazas. Nada puede ser más
desaconsejable que contemplar esta consulta como una rutina o experimento, más
allá de que los poderes del Parlamento Europeo estén capitidisminuidos.
La discusión sobre
los asuntos públicos ha saltado a la arena comunicativa como pocas veces. Si
bien, las noticias-mercancía, no equivalen a información ni un diálogo deliberatorio,
y muchas veces se convierten en ruido. La política se ha convertido en un
teatro que nos consterna, alarma y, en última instancia, nos resigna y nos
cansa, a merced de los algoritmos y la agenda mediática.
Ya advertía
Aristóteles en La política que la
demagogia destruye las virtudes de la democracia y su legitimidad, abono para
el acecho de los buitres. Aquellos proclaman que solo “hablen los mejores”, o “que
vuElva” el líder carismático. Cuando la política se pulveriza y deviene en
politicismo-espectáculo, los juegos de personajes, el tacticismo y la posverdad sustituyen los debates y
propuestas sobre los conflictos de fondo. Y en ese terreno la involución cobra
ventaja.
En este plural
tratamos de contribuir con uno de los momentos fundamentales de la política: el
de la elaboración de propuestas. Si bien el debate político no se agota aquí,
sin propuestas las discusiones quedan en mera pugna por el sillón, o mera
palabrería aspirante a la persuasión del electorado.
El proceso de
mercantilización también ha conducido a la política hacia la “significantización”
de la política, maniatada a, ya, un sinfín de marcas sin debate ni propuestas.
Mientras se levantan espadas en alto por el espacio de la representación, cunde
en la sociedad el escepticismo, el cinismo o la decepción, al margen de gestos
y ruido.
Ni los discursos
pueden convencer por sí solos, ni las solidaridades que dan fuerza hegemónica
se pueden levantar sobre un relato, aunque sea preciso contar con él. No hay
pedagogía ni vínculo más fuertes que los que crean reflexionar en común sobre
la experiencia, teorizar colectivamente para la práctica real. Y un paso más
allá es el de organizarnos colectivamente en torno a un proyecto.
Los programas
condensan el largo ejercicio del debate sobre la experiencia, la
materialización de las ideas mediante la elaboración de propuestas en torno a
los problemas comunes, y no hay fuerza política que se sostenga sólida y firme
sin un compromiso colectivo con un proyecto político. No deben comprenderse los
programas como dogma en piedra, pues suponen un resultado de un ejercicio de
elaboración colectiva que concreta para cada periodo un horizonte de proyecto.
Pero sin su concreción, y el compromiso en torno a él, la relación entre los
representantes, las fuerzas políticas y los movimientos de la sociedad quedarán
sumidos en la volatilidad, dañando el tejido más delicado y valioso para
construir una política para las mayorías: la confianza.
En este plural
contaremos con la pluma del eurodiputado de Podemos y de Anticapitalistas Miguel
Urbán. Abre este plural para brindarnos una panorámica de las fuerzas políticas
que disputan el proyecto europeo, en el marco de una posible involución
reaccionaria y una profunda crisis de la UE, empujada a realizar reformas para
sostenerse.
Hemos traído cuatro
contribuciones, con un carácter de aportación programática, que se originan en
el proyecto ReCommons Europe. Este proyecto, impulsado por el CADTM, EReNSEP,
el sindicato ELA, y apoyado por la oficina parlamentaria de Miguel Urbán, comenzó
sus trabajos en 2017. Ha reunido a decenas de expertos y activistas
cualificados, con la vocación de ofrecer una elaboración programática de
referencia para las fuerzas del cambio europeas, comprometidas con una
transformación profunda. Los cuatro artículos son una adaptación y traducción
de algunos de los capítulos del Manifiesto que pronto saldrá a la luz.
Hemos seleccionado
los capítulos de ecosocialismo, feminismo, deuda y procesos constituyentes, por
entroncar directamente con algunos de los problemas nucleares para Europa. Pero
instamos a que el público pueda conocer y debatir sobre su contenido completo.
Así Walter Actis,
Yayo Herrero, ambos de Ecologistas en Acción, y Pablo Cotarelo, experto en
energía en Ekona, nos presentan un artículo adaptado a este plural en el que se
centran en los ejes de cambio que una fuerza del cambio debiera asumir en caso
de gobernar, de cara a desarrollar una estrategia ecosocialista que ponga en
relación la sostenibilidad energética y climática con la justicia social. En
nuestra opinión, los programas de las fuerzas del cambio han de comenzar por
aquí.
El texto de Tijana
Okic, militante de la izquierda bosnia y balcánica, doctorando en Filosofía en
la Scuola Normale Superiore di Pisa, nos muestra los divorcios entre la UE
y el feminismo, posiblemente uno de los movimientos más potentes hoy, junto al
del movimiento contra el cambio climático y los Gillet Jaunes. Las estrategias neoconservadoras tratan de confinar
en la familia las tareas de de cuidados, lo que supone una vía de sobrecarga a
las mujeres. Las estrategias para combatirlo entraña recomponer una estrategia
de socialización de estas tareas entre lo público y lo comunitario.
El artículo sobre
las deudas, vehículo de expansión de las crisis venideras, ha sido desarrollado
por el economista Sergi Cutillas, y los miembros del CADTM, Eric Toussaint y
Nathan Legrand. Aborda la problemática de las deudas públicas y privadas, cómo
llevar a cabo auditorías ciudadanas, como tratar de manera selectiva a los
acreedores, y las repercusiones en las relaciones no sólo con la periferia
europea, sino también con los países del Sur, o implicaciones monetarias en los
procesos de reducción de deuda derivados.
El artículo “Luchas
sociales, enfrentamientos políticos y procesos constituyentes” de Alexis
Cukier, profesor e investigador de filosofía política en la Universidad de
Poitiers y coordinador en Francia de ErENSEP, la economista internacionalista Catherine
Samary y el activista belga Nathan Legrand, de CADTM, escudriña los criterios y
las vías de extensión de las luchas populares autogestionadas, de lo local a lo
global en el proceso de apertura de procesos constituyentes.
Finalmente,
completa el plural el sociólogo y economista Daniel Albarracín, que pergeña una
estrategia programática global en la que se conjuga el despliegue de las
soberanías populares y el internacionalismo solidario como un tándem necesario,
para construir un nuevo marco cooperativo de pueblos solidarios ecosocialistas.
Las fuerzas del cambio en Europa no podrán agrupar la diversidad
interna de las clases populares mediante un mero juego de discursos y
significantes flotantes. Debemos contribuir a la construcción de una
subjetividad antagonista organizada sobre la base material de la dinámica de
los universales concretos del capitalismo, para oponerse a ellos y superarlos:
la mercantilización de la vida y la naturaleza, la salarización del trabajo y
la degradación del empleo, o las contradicciones y declive de los procesos de
acumulación y desposesión. No hay atajos para la tarea paciente de articular
una subjetividad antagonista apoyada en la organización política articulada con
el movimiento obrero y los movimientos sociales. Apoyarse en un proyecto
político común es el equivalente a la guía para que cobre sentido emancipador
sobre lo concreto.
Las estrategias que no entronquen con las necesidades reales, que no
afronten los conflictos, están abocadas al fracaso. El proceso de declive
capitalista y hegemonía neoliberal abocan a una polarización social y política.
Se trata de trabajar por un alineamiento contra el establishment, contra toda forma de neoliberalismo austeritario. No
se trata de ignorar a los nuevos actores, que requieren una respuesta
organizada específica en el campo social, sino de señalar al “extremo centro”,
en sus diferentes formatos, como el gestor de las políticas que al final da
forma a la austeridad social, el rescate generoso del capital, y la aplicación
de políticas estatales represivas, justificándose en las necesidades del
capital y la presión de las fuerzas autoritarias extremistas. Un tándem
justificador del neoliberalismo autoritario.
Toca vacunarnos contra la tentación frentepopulista que, llamando a la
unidad por la democracia, posterga las medidas de redistribución, lucha contra
el poder y el cambio productivo. Toca poner de actualidad las políticas de frente
único. Vale decir, una política de apoyo mutuo, de independencia de clase, en
torno a medidas emancipatorias, ecosocialistas y feministas, de defensa de la democracia,
que no se harán efectiva sin cambio de relaciones de poder y reparto de la
riqueza. Contar con proyectos que identifiquen las prioridades y cómo
abordarlas se nos antoja decisivo.
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