Daniel Albarracín, sociólogo y economista.
Recientemente, la revista de economía crítica "Números Rojos", por cierto de gran calidad, me entrevistaba Peggy Martinello sobre las Auditorías ciudadanas sobre las deudas. En el número 4, publicado el 17 de Octubre de 2012, aparece un artículo ("Tú gastas...¿yo pago?, pág. 66-69) en el que se reflejan algunos de las opiniones que les facilité dentro de un texto más largo muy recomendable. En este post os incluyo el conjunto de preguntas que me plantearon y las contestaciones que les dí. Espero que os sea de utilidad.
A- La deuda en
España
1. ¿Se puede evaluar la parte ilegítima de la
deuda española? ¿De donde proviene?
Acerca de la categoría deuda
odiosa hay un reconocimiento en tratados internacionales, y experiencias
históricas, en la que
Estados soberanos han declarado el impago de deudas
contraídas en condiciones de corrupción, para finalidades de guerra que
beneficiaban a los acreedores o a los dictadores que lo solicitaban, etcétera. En
cambio el término deuda ilegítima no tiene un amparo legal, pero sí unas bases
éticas y políticas fundadas en criterios de justicia.
La deuda ilegítima puede
originarse por diferentes vías, entre las cuales pueden destacarse las
siguientes, en base a diferentes dimensiones del problema:
Por qué se contrajo:
En términos de relevancia de
volumen, la mayor parte de la deuda se produce por mecanismos que en la
práctica conducen a una socialización masiva de pérdidas, en una conversión a
gran escala de deudas de naturaleza privada en deuda pública. Principalmente:
a)
Desfiscalización de las rentas del capital y modelo
fiscal regresivo. Esto conduce, más aún en combinación con la recesión, a un
desplome de la recaudación fiscal, y a una caída de los ingresos públicos.
b)
Aumento del gasto público, fundamentalmente a través de
subvenciones al capital o rescates bancarios (estos últimos ascendieron al
13%PIB entre 2008 y 2011). Eso no impide, es más lo explica, que las políticas
de bienestar social sigan retrocediendo.
c)
La política económica escogida se inclina a aumentar la
financiación de lo público a través de fórmulas de endeudamiento frente a las
propias de la
fiscalidad. El capital privado no se ve gravado fiscalmente
como debiera, y, en cambio, encuentra una fuente de negocio en la compra de la
deuda pública, que es remunerada a cada vez mayores tipos de interés.
d)
Otra fuente decisiva y que, por sí misma arreglaría los
problemas de déficit público en el Estado español, es el fraude fiscal y la
huida de capitales a paraísos fiscales. El fraude se estima merma los ingresos fiscales en aproximadamente 59.515 millones
para 2009, con tres cuartas partes del mismo (41.582 millones) localizados en grandes empresas (Gestha,2011). A este respecto, por el contrario, se
han aplicado sonrojantes e ineficaces amnistías fiscales para repatriar estos
capitales.
En qué condiciones se contrajo:
El erario público ve drenar
crecientemente su presupuesto, al tener que detraer recursos para la devolución
del principal de la deuda y unos crecientes intereses.
-
El diseño de la Unión Europea
conlleva varios problemas que conducen a mayores necesidades de financiación de
los países periféricos y de sus clases populares:
a)
Primero, ante la
ausencia de mecanismos de compensación, como por ejemplo podría ser un
presupuesto público europeo capaz de converger las condiciones de vida y de
productividad de los diferentes países, el mecanismo desigualitario de la
economía de mercado, aboca a posiciones divergentes en la división
internacional del trabajo y a posiciones de negociación muy desfavorables a los
países más débiles.
b)
Segundo, al contar con una moneda única, que impide
devaluaciones, se traduce en desequilibrios de la balanza de pagos que empujan
a mayores necesidades de financiación. Con ello, además, en un entorno
capitalista de competencia, los países se acogen a devaluaciones internas, de
los salarios, de su fiscalidad, etcétera, que se traducen también para las
clases populares en necesidades de recurso a crédito para compensar su menor
capacidad de pago, y a los Estados más déficits por caída de su recaudación.
c)
Tercero, el Banco Central Europeo no se le admite
prestar a los Estados directamente, instaurándose un mecanismo monopolista del
crédito para el sector bancario. Esto supone tanto un negocio para la banca
privada, ante los diferenciales de interés entre el crédito provisto por el BCE
(ahora al 0,75%) y los tipos obtenidos por la deuda soberana de algunos países
(entre el 4 y el 7%), como un encarecimiento de las posibilidades de
financiación de los Estados miembros, y por tanto un crecimiento excesivo de su
deuda.
d)
Cuarto, los tratados que se originan en Maastricht
(Estabilidad, del Euro, Fiscal, etc…) se basan en el corsé a los déficits y
endeudamientos públicos. La forma es que se ha materializado estos corsés,
constitucionalizados en el caso español en 2011, han sido los recortes a las políticas
sociales, privatizaciones de servicios públicos, y aumento de impuestos
indirectos –que entrañan un mayor esfuerzo fiscal a las rentas más bajas-. No
obstante, como hemos señalado, hay que denunciar el doble rasero, porque en la
práctica, el gasto público, en estos años de crisis está en niveles muy altos,
y no pueden explicarse por los servicios de bienestar público, que han caído
(salvo el capítulo de prestaciones a desempleo), sino por los sucesivos
rescates realizados al capital privado.
- De manera
indirecta, la caída de los tipos de interés reales en el Estado español, más
acusada que en otros países debido a una inflación comparada algo mayor, y el
manguerazo de crédito desde el BCE, se tradujo en un contexto de política
monetaria expansiva completamente inaudito. Esa facilidad de crédito no fue
bien orientada ni aprovechada a favor de la mayoría social. Se destinó a la
burbuja inmobiliaria en gran medida. Los sucesivos gobiernos y el Banco de
España en vez de regular el sistema financiero con pautas para reorientar ese
flujo masivo de crédito, hizo lo contrario, fue extraordinariamente laxo,
relajando todas las reglas, y sin realizar medida alguna de interés para
reconducir esta financiación. En cambio, los consumidores finales de hipotecas
fueron animados hasta la irresponsabilidad a pagar precios desorbitados por sus
viviendas, en condiciones muy desfavorables en caso de impago, en materia de
avales y garantías, cuando era conocido que el mercado inmobiliario cuando ha
tenido picos de crecimiento suele volver después a su sitio y a la estabilidad.
Para qué se contrajo
Ante la renuncia del Estado a
financiarse principalmente con impuestos, se ha recurrido crecientemente a la deuda. Como hemos
señalado, los usos de esta financiación no fueron a parar a inversiones
públicas de utilidad, a cambiar el modelo productivo en otro de naturaleza
sostenible, o a crear empleo. En cambio, las administraciones públicas
emprendieron proyectos faraónicos y muchas veces inútiles a precios desmedidos,
que engrosaron los ingresos de grandes compañías privadas. Son los casos de
aeropuertos sin actividad, grandes eventos deportivos (olimpiadas, formula 1,
etc…), o AVE –cuando su uso en ciertos trayectos en menor, y cuando habría sido
más interesante apostar por redes de cercanías más necesarias-. Es común
también señalar los gastos militares, y las diferentes aventuras del ejército
español en países lejanos en aras de fines oscuros. Hemos señalado ya, que, sin
embargo, la mayor parte ha ido a salvar las cuentas privadas de bancos y
sectores como el de la automoción con subvenciones y rescates sucesivos. Una
parte, importante por su mala ejemplaridad pero no mayoritaria en el conjunto,
acabaría en proyectos ligados a la corrupción, pero en estos casos la necesidad
de pruebas impide concretar más.
2. ¿Es realista en España un escenario "a la
ecuatoriana", con una anulación de la deuda ilegítima; y una renegociación
de la otra parte?
Ni que decir tiene que
conjuntamente a un eventual repudio de la deuda, es preciso interrumpir las
políticas que encaminaron a esta situación –por tanto, estableciendo un régimen
fiscal progresivo y un modelo de gasto redistributivo-, así como complementar
la operación con soluciones que abarquen una transformación del modelo bancario
(poniendo en el centro a una banca pública bajo control social), y de manera
urgente un sistema de control de movimientos de capitales que impida su fuga.
Realista es todo aquello que es
posible. Y un escenario como el que desarrollo el gobierno de Rafael Correa no
sería descartable si hubiera una correlación de fuerzas favorable para ello. Ahora
bien, ha habido diferentes modelos de reestructuración de las deudas y puede
haber muy diferentes.
No es lo mismo declarar un impago
(default) en base a una negociación
entre las partes que como resultado de que la caja pública este exhausta, como
fue el caso Argentino. Retrasar tanto la decisión hace más difícil una
respuesta a la crisis en buenas condiciones.
No es lo mismo que la
reestructuración la defina el acreedor como se realizó hace meses con el 50% de
la deuda griega, o el de los años 80 en México, que se emprenda a través de la
iniciativa del endeudado, como son los casos de Ecuador o Islandia. En el
primer caso, simplemente se quiere prolongar el ejercicio de exprimir a esas
economías, si bien en condiciones que puedan tener alguna continuidad –un país
en ruina no puede devolver nada-. Si se hace a iniciativa propia, la liberación
de recursos destinadas antes al pago de la deuda permitiría, por el contrario,
impulsar la inversión y medidas de bienestar social prioritarias. Tampoco es
igual que la operación sea producto de una demanda social ampliamente
respaldada y participada por legítimos representantes al servicio de la
población, que una operación pergeñada por el gobierno sin consulta alguna. Esto
es sumamente importante, porque el impago puede llegar a tener consecuencias no
deseables que la población debe asumir –bloqueo financiero internacional
temporal, por ejemplo., para que el gobierno no se venga abajo. Además, la
participación democrática de la población impediría privilegios en el diseño
del proceso, con lo que el convencimiento social sería garante de la viabilidad
de la solución.
Tampoco es lo mismo una moratoria
–como reclamaba Siriza para Grecia- que una suspensión de pagos. Y dentro de
las suspensiones de pagos, no es equivalente una reestructuración parcial o
selectiva –con lo cuál hay que determinar los criterios de dicha selección-, una
modificación de las condiciones (intereses, plazos, etc…) que un impago o quita
total. A este respecto, parece aconsejable que la operación se realice con un
amplio respaldo social y con un criterio inteligente que pueda atender a lo
siguiente:
- El porcentaje de deuda que se estime ilegítima más la odiosa, para declarar un impago porcentual proporcionado y ampliamente reconocido por la población.
- La tipificación e identificación en su caso, de lo que sería “pequeño ahorrista”, lo que equivale a identificar personalmente a los tenedores de deuda y de su nivel de renta y riqueza. A este respecto, parece aconsejable salvaguardar los intereses de este colectivo, que siendo muchas personas, sin embargo, no comporta en volumen dinerario mucha proporción.
- La posible negociación con algunos acreedores, de cara a la continuidad de seguir consiguiendo flujos de financiación, del ablandamiento sustancial de las condiciones de devolución de la deuda.
B- Auditoria ciudadana
como nueva forma de acción colectiva
3. Si tuvieras que definir el proceso de las
auditorias ciudadanas en 5 líneas...
Se trata de una iniciativa de
grupos populares que quieren conocer las políticas y presupuestos públicos, a
diferentes escalas, para determinar la orientación y uso de los recursos
públicos. Su objetivo es determinar si responde o no a razones legítimas la
deuda acumulada por los poderes públicos, con el propósito de denunciar
cualquier abuso y comprometer pedagógicamente a la población con los asuntos
públicos.
4. ¿Cúal es el alcance de las auditorías ciudadanas?
¿Pueden realmente cambiar las cosas?
En mi opinión, sí. Permite el
empoderamiento de la población, devolver lo público al espacio del debate
democrático participativo, y reabrir un espacio para la política abierta a la ciudadanía. Cuanta
más grupos sociales se involucren más difícil lo tendrán las clases
privilegiadas y los partidos políticos del régimen para orquestar sus
operaciones ventajistas.
5. En tu opinión, qué tiene más alcance: ¿iniciativas
atomizadas, a nivel local, pero numerosas; o una iniciativa global a nivel nacional?
En mi opinión, no es conveniente colisionan
las unas con las otras. Pero sí debe entenderse que su papel, complementario,
cumple una función distinta, y ha de transcurrir su acción y cometido por vías
diferentes.
A escala internacional, la clave
no sólo es el intercambio de experiencia comunes, sino la movilización
unitaria, capaz de enfrentarse a poderes transnacionales.
A escala estatal, la información
global en torno a las políticas y el manejo de los presupuestos públicos, nos
da una mejor visión de conjunto y una línea argumental en torno a cambios de
naturaleza política, no solamente cuestionando a los partidos del régimen, sino
al propio esquema de políticas económicas y al propio sistema capitalista en
sí.
A escala territorial, permite
identificar prácticas fraudulentas y operaciones fácilmente visibles para el
vecindario. Su vía de trabajo es la identificación de programas, proyectos y
concesiones que puedan esconder estos abusos.
Dicho así, creo que cualquier
grupo antes de nada debe identificar grandes argumentos que abarquen la
política estatal e internacional, que se involucren en experiencias de
movilización generales, y, llegado el caso, y si se tiene acceso a
documentación local, mostrar dichos ejemplos como casos a denunciar. Este es un
modo de articular las diferentes dimensiones, desde mi punto de vista.
6. Si mañana quiero lanzar una iniciativa de auditoría
ciudadana, ¿qué hago?
Lo primero que no hay que
confundir es una auditoría ciudadana con un ejercicio de contabilidad. Aunque
el examen económico y contable en algunos casos puede ser aconsejable, el
objetivo de las auditorías es fundamentalmente de naturaleza política. Afrontar
esta operación como una operación de auditoría de empresa –aplicada en este
caso a las administraciones públicas- sería limitar el alcance de la iniciativa. La
crisis no se debe únicamente a estafas o corrupciones, porque ni estas son las
operaciones más relevantes que explican el problema, y porque, si sólo fuera
eso, parecería que simplemente se ha producido un problema de gestión sin ética
de un sistema que funciona. Muy al contrario, la cuestión radica en las
políticas y la lógica sistema que tienen detrás. Esto no equivale a hacer
denuncias ni morales ni abstractas, porque deben señalar esas políticas
concretas y esas lógicas que nos han conducido a esta situación.
Una vez me dijeron que en tal
caso estamos ante un proceso de evaluación de políticas públicas, más que a una
auditoría en sí. Sea cual fuera el término, me parece que es importante
trascender un ejercicio de contabilidad que sólo está el acceso a especialistas
que, por otra parte, van a contar con escasa documentación, salvo que se forme
parte del propio aparato de las AA.PP.
Dicho de otro modo, primero hay
que empezar por cualificarse con el análisis generales, difundir ejemplos y
denunciar las políticas en cada entorno en el que cada uno se mueva, y sumarse
a las movilizaciones generales que presionen a los responsables de esta
situación, sin renunciar a secundar iniciativas de participación y control
ciudadano de las propias políticas públicas, con estos criterios de debate
público, democracia y a favor del interés de las mayorías.
7. ¿Cuál es el panorama de las auditorías a nivel
europeo? ¿algunos países están más avanzados en su organización? ¿existe
una coordinación a nivel europeo?
Quizá esta respuesta pueda
realizarla mejor otras personas. Pero, por lo que conozco, empiezan a
proliferar plataformas ciudadanas por la auditoría de las deudas en diferentes
países, hay experiencias de intercambio, y hay organizaciones sociales que
contribuyen y animan a que se produzcan (CADTM) cualificando las mismas y
contribuyendo a una orientación (incluso con manuales para trabajar sobre el
asunto) que permita convergencias metodológicas. Creo que las perspectivas son
muy positivas al respecto.
C- Perspectivas
8. Auditorias ciudadanas, ¿y después?
Las plataformas creadas al efecto
forman parte de movimientos sociales y organizaciones que deben sumar y
contribuir con su experiencia a cualificar las reivindicaciones populares para
no sólo reclamar un justo repudio a las deudas ilegítimas, sino también
luchando por una transformación sociopolítica general.
9.¿Deberíamos temer represalias si se anula
la deuda? ¿los ciudadanos podrían empobrecerse más? ¿qué alternativas
tendríamos para la financiación de la economía?
Los procesos de anulación de
deudas han solido venir acompañados por un periodo de bloqueo de la
financiación internacional, como primera reacción. Pero este bloqueo nunca ha
sido total, porque pueden buscarse otras vías de financiación internacional con
países amigos (viejos o nuevos); ni permanente, porque al cabo del tiempo,
especialmente si se recobra la recuperación, los capitales regresan a realizar
sus inversiones, como sucedió en México, Rusia o Argentina. El capital es muy
pragmático al respecto.
Es necesario recordar, que cuando
se deja de pagar una deuda hay un montante de recursos que, al dejar de
pagarse, pueden dedicarse al impulso interno de la economía, con lo que se
cuenta, en este sentido con una autofinanciación nueva. También, en el marco de
un control del movimiento de capitales, puede recurrirse a la vía principal de
financiación pública por antonomasia: el régimen fiscal. Una fiscalidad
progresiva y más justa, que combatiese decididamente el fraude, podría
suministrar los recursos que por otra vía no se contase.
No obstante, y para ser
realistas, el escenario no sería seguramente fácil, y por ello debiera tomarse
consciencia que por razones ecológicas como para revertir la crisis de
sobreproducción, es muy posible que debamos cultivar una cultura de la austeridad. Una
austeridad fundamentalmente cargada sobre los capitalistas y sobre los sistemas
productivos insostenibles medioambientalmente, combinada con el impulso a
modelos de energía basados en las renovables, y con el impulso de servicios de
bienestar –educación, sanidad, dependencia, escuelas infantiles, cuidado y
regeneración medioambiental, etc…- a gran escala, creadores de empleo por ser
intensivos en mano de obra. Producir menos pero mejor, repartiendo mejor para
satisfacer adecuadamente podría ser una línea de reflexión en este sentido.
Asimismo, parece completamente imprescindible pensar en soluciones
internacionalistas, que recompongan las relaciones entre pueblos y sus
criterios de cooperación. A este respecto, debo transmitir mi opinión, que las
acciones encaminadas a construir economías y monedas locales, de comunidades de
proximidad, sólo tendrán viabilidad en un marco social general propicio, porque
de otro modo o serán soluciones refugio insuficientes, o estarán abocadas a la
inanición.
5 comentarios:
Hola, soy portuguesa e milito en CADPP.ORG. Me gustaria traducir e publicar la entrevista en nuestro site. Ya escribi para Numeros Rojos a solicitarlo. Buscamos organizaciones anticapitalistas para acciones conjuntas. Salud.
Maria João Costa
Muchas gracias por esta interesantísima entrevista.
Una pregunta: ¿es posible que en el apdo. 1 "Por qué se contrajo". d) se te haya colado un n° erróneo en el caso de las empresas defraudadoras?
Salud.
Acerca de poder traducir esta entrevista no hay objeción alguna. Lo que ha sido publicado es otro artículo más amplio que toma algunos apuntes de esta más larga. Esta entrevista no está publicado en otro lugar más que en este blog. Se ha circulado, con muy buena acogida, en la Plataforma por una Auditoría Ciudadana de las Deudas, en la que también he participado.
En cuanto a los datos, la fuente está mencionada. Si hay un error, no lo se, pero si se detecta, por favor, digánme cuáles son sus estimaciones. Gestha es una asociación de técnicos de haciendo muy fiable. Saludos y gracias por seguir estas reflexiones.
Efectivamente debe haber una errata ya que dices 41.582 millones localizados en 41.582 grandes empresas. Es evidente que el número de grandes empresas debe ser otro mucho menor. Saludos
Pues sí, debes llevar razón, otras cifras para periodos posteriores dan un valor muy inferior. Ahora no encuentro el dato de 2009 donde lo tomé. Será posiblemente que dupliqué la cifra al redactarlo. Lo he borrado y ahora espero que sea más coherente. Más adelante buscaré ese dato de grandes empresas que defraudan y, quizá, escriba otro artículo ;-). ¡Gracias por la corrección!.
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