2/2/14

Podemos: Una Odisea colectiva.





Daniel Albarracín

30 de Enero de 2014
Nota: Este artículo ha sido publicado en el Diario Público

 

Surge un movimiento popular con propósitos de autoorganización y cambio político.

Una buena parte de las clases populares y trabajadoras, para no perderse en la impotencia, ansían herramientas políticas creíbles que les haga sentir partícipes en términos plenos. La situación crítica que atravesamos ha abierto un espacio para la construcción de un instrumento político como es el que representa Podemos, en el complejo y amplio marco de la izquierda.

Su necesidad se extiende en toda la periferia europea. Fenómenos sociopolíticos como Podemos han surgido y seguirán emergiendo en varios países en formatos muy distintos. Si un reto es el de establecer alianzas, cuanto menos tácticas, con otras fuerzas establecidas en la izquierda, también habrá que estar atentos a tejer lazos con iniciativas internacionales afines. Enfrentarse al monstruo “austeritario” de la Unión Europea en el capitalismo global va a obligarnos a convergencias unitarias allende cualquier frontera.

Las clases dirigentes, sustentadas por el poder financiero y económico y la burocracia partitocrática a su servicio, persiguen ensanchar sus privilegios. En el Estado español, los movimientos populares de indignación y las mareas ciudadanas, representan la expresión viva de las clases populares que se resisten a la ofensiva de las élites. Las manifestaciones expresivas parece que podrían estar llegando también a su límite. Siendo necesarias no bastan por sí mismas. La fase de la toma de las plazas, de deliberación democrática y de lucha expresiva masiva ha construido un cuerpo social vivo. Este ha contribuido a cuestionar el sentido común dominante, situando en la agenda de debate interrogantes hasta hace poco impensables (y que han hecho posible victorias como la lucha de los barrenderos, Gamonal o la paralización de la privatización sanitaria en la Comunidad de Madrid, entre otras). Si bien, salvo estas notables resistencias, falta mucho para obtener avances que satisfagan aspiraciones de cambio, tales y como son las de democracia radical, que requieren una ardua ruptura de las relaciones de poder dominantes.